VALNCIA, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una correcta dieta antienvejecimiento supone reducir el consumo de carnes y productos procesados, así como el consumo de azúcares añadidos, así como elevar el consumo de verduras y frutas, según ha señalado la farmacéutica y nutricionista en la Unidad de Salud Deportiva del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, Mireia Benlliure.
Al respecto, ha recordado que, un estudio de la Universidad de Glasgow desarrollado en el Institute of Cancer Sciences de esta universidad en 2016, evidencia que las dietas pobres en verduras y frutas y con un alto contenido de carne roja "elevan los niveles de fósforo en el organismo, acelerando así el proceso de envejecimiento".
Al respecto, ha señalado que en los últimos años, muchos son los productos que, respaldados por etiquetas "antiox" o "detox", "prometen resultados espectaculares en la ralentización del envejecimiento".
Sin embargo, ha señalado que las bases de una dieta sana no han variado. Así, ha recalcado que sobre todo a partir de la madurez, y en edades más avanzadas, reducir el consumo de carne y alimentos procesados para dejar paso a la ingesta cada vez mayor de frutas y verduras es la mejor fórmula para "lucir un aspecto saludable durante más tiempo".
En ese sentido, ha señalado que una dieta antienvejecimiento debe partir de "la base de una alimentación equilibrada y completa, potenciando el consumo de antioxidantes que nos ayudarán a contrarrestar el estrés oxidativo causante de la inflamación y el daño de los tejidos".
FRUTAS Y VERDURAS
En esta línea, ha apuntado que aportes extra de nutrientes antioxidantes como las vitaminas C y E, la provitamina A y los minerales zinc y selenio, que ayudan a la producción de colágeno -proteína responsable de la elasticidad de la piel previniendo su envejecimiento- estarían presentes también en esa forma de alimentación que muchas personas buscan en aras de ralentizar el envejecimiento.
Estos nutrientes se pueden encontrar en frutas frescas, como frutos rojos o cítricos, y verduras como el pimiento rojo rico en vitamina C y hojas verdes, frutos secos y semillas con alto contenido en vitamina E, minerales y omega 3, té verde (matcha) rico en antioxidantes, y cúrcuma y jengibre por sus propiedades antiinflamatorias, apunta Mireia Benlliure.
Asimismo, ha apuntado que para intentar vivir más preservando la calidad de vida se debe seguir una alimentación equilibrada y suficiente en función de la edad, así como mantener un peso saludable y con un porcentaje de grasa adecuado. Por ello, el aporte calórico de la dieta será el adecuado a nuestras necesidades de forma que a mayor edad el aporte calórico será menor ya que nuestras necesidades disminuyen.
Además, se debe tener buena flora intestinal mediante el consumo de probióticos y prebióticos a través de la alimentación, seguir una actividad física regular, introduciendo el trabajo de fuerza muscular y controlar el estrés y tener un buen descanso ya que dormir mal inhibe procesos de regeneración y favorece la acumulación de grasa, por el aumento de los niveles de cortisol. Del mismo modo, hay que tener una buena calidad de relaciones sociales.
CONSUMIR PROBIÓTICOS Y CUIDAR LA HIDRATACIÓN
Además de reducir el consumo de alimentos procesados, y priorizar las verduras y frutas y tomar proteínas y grasas de calidad, como las legumbres y semillas, existen otras dos pautas importantes en una dieta antienvejecimiento.
De un lado, "tener una buena hidratación diaria; la bebida por elección siempre será el agua y dejar que dejar las bebidas azucaradas y el alcohol para "un consumo esporádico".
De otro, potenciar el consumo de probióticos, las bacterias que se pueden encontrar en fermentos como el chucrut, el kimchi, lácteos fermentados, kéfir, y yogur natural de calidad, y prebióticos, que son el alimento para las bacterias como espárragos, alcachofas, cebollas, ricos en inulina, almidón resistente que encontramos en la patata, arroz, avena, para tener una flora intestinal lo más variada y rica posible".