MADRID, 24 Mar. (EDIZIONES) -
Nuestras madres eran unas sabias cuando nos cronometraban el tiempo en la playa después de comer para poder meternos en el agua. Si bien en general es desaconsejable una actividad física intensa o los cambios bruscos justo después de comer, el realizar una actividad suave como puede ser el caminar a ritmo de paseo no es para nada desaconsejado.
"De hecho, parece que puede agilizar el proceso, ya que el corazón bombea más sangre y facilita que esta llegue al intestino para estimularlo. De todos modos, lo recomendable es que cualquier actividad se realice de forma muy paulatina para que nuestro cuerpo se acostumbre poco a poco", aclara en una entrevista con Infosalus el especialista y referente en aparato digestivo el doctor Diego Sánchez Muñoz, director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo.
En concreto, explica que el proceso de la digestión de los alimentos es "muy complejo", e intervienen muchos factores, tanto de la persona (por ejemplo, la edad, medicación, enfermedades, etc.), como de la cantidad y de la calidad de la comida ingerida.
Así, dice que la digestión empieza en la boca, con la masticación y la salivación que preparan al bolo alimenticio para caer al estómago, donde pasa un tiempo variable (en general entre 30 minutos y 2 horas) mezclándose con el ácido y con los jugos gástricos.
Posteriormente, señala que es en el intestino delgado donde tiene el proceso de la digestión en sí, ya que es donde se absorben los nutrientes que necesitamos para nuestro funcionamiento, y se desechan los que no necesitamos.
"Estos pasan al colon, donde se llenan de agua y forman las heces. De esta forma, hay alimentos cuya digestión es más rápida, como las frutas y las verduras en general, y otros, como las carnes rojas, cuyo proceso de digestión es más laborioso y puede tardar muchas horas en finalizar. También hay que tener en cuenta que existen personas que tienen una digestión más rápida y otras más lenta, igual que existen situaciones clínicas en las que la digestión se enlentece o se agiliza", precisa el experto en aparato digestivo.
QUÉ ES LO QUE MEJOR LE VIENE A LA DIGESTIÓN
Además, a juicio del doctor Diego Sánchez Muñoz, sin duda, lo que más le favorece a la digestión es la ingesta de una alimentación sana, y en cantidades adecuadas: "Muchas veces, las digestiones pesadas e interminables ocurren porque se ha ingerido más de lo debido (muchas veces inevitable), o porque nos hemos tomado no solo varios platos y postre, sino que después brindamos con alcohol y con más de una copa".
Este experto defiende que nuestro aparato digestivo es "muy sensible" a estos cambios bruscos, y lo que más le favorece es una regularidad en todos los sentidos. "Esto no quita para que haya momentos en los que los excesos son inevitables, pero hay que pensar siempre en la moderación. A veces un segundo de placer son muchas horas de lamento posterior", advierte el director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo.
¿Y QUÉ ES CONTRAPRODUCENTE PARA NUESTRA DIGESTIÓN?
En cambio, el doctor recuerda que cualquier cambio brusco en nuestro cuerpo va a hacer que toda la atención de nuestros órganos nobles, que son el cerebro y el corazón fundamentalmente, se orienten a ello. "El proceso de digestión no es rápido, y tiene que ser llevado a cabo de forma precisa y coordinada. Esto requiere unas órdenes cerebrales concretas y un aporte de sangre adecuado para que la digestión se lleve a cabo correctamente", indica.
Por eso, subraya que puede ser fácil el pensar que si hacemos un deporte brusco o se nos presenta un cambio de temperatura corporal intenso de forma repentina, como al meternos en el agua, la atención del cerebro y el bombeo de sangre del corazón van a ir dirigidos a estos procesos, que son los que van a requerir mayor aporte en ese momento, con lo cual la digestión se va a ver alterada.
"Es lo que vulgarmente se llama 'corte de digestión', en el que pueden aparecer síntomas como mareos, náuseas, vómitos, y en caso más graves, pérdida de conciencia. Si esto ocurre dentro del agua, las consecuencias pueden ser nefastas. Por ello, siempre las recomendaciones son evitar ejercicios bruscos o zambullirnos súbitamente en el agua justo después de comer, si bien no está prohibido hacerlos lentamente para que nuestro cuerpo se adapte poco a poco", agrega.
CONSEJOS PARA CUIDAR NUESTRA DIGESTIÓN
En última instancia, el especialista en Aparato Digestivo lanza una serie de consejos para cuidar de nuestra digestión, unas recomendaciones que, según subraya, son las mismas que para cualquier otra situación: "En general, alimentarnos bien, en cantidades adecuadas y con una dieta sana, agradable y variada, con abundancia de productos frescos. También la hidratación correcta es muy importante, y muchas veces no le damos a la ingesta de agua y de líquidos el lugar que necesita. Es básico tener una vida activa, haciendo deporte moderado que mantenga una actividad de alerta necesaria para el arranque de todos los procesos orgánicos, por supuesto el de la digestión también".
"La hinchazón abdominal, los temidos gases, la saciedad precoz, los cambios en el hábito intestinal, etc, de forma mantenida hacen saltar las alertas y pensar que puede haber algún problema. Para ello, los especialistas en Aparato Digestivo sabemos detectar estos problemas y evaluar la necesidad de realizar algunas pruebas complementarias e instaurar algún tipo de tratamiento o dieta enfocado a la mejora de estos síntomas", resalta.
En opinión del director médico de IDI-Instituto Digestivo, la clave, como siempre, está en la moderación: "He comentado anteriormente que llevar una alimentación sana, hacer ejercicio moderado, y evitar tóxicos son los pilares para que nuestro aparato digestivo funcione correctamente. Tenemos la gran suerte de contar con una dieta muy rica, como es la dieta mediterránea, que cumple todos los criterios de variedad, de aporte de nutrientes y de sabor, para ser elegida como la reina de las formas de comer, y la tenemos a mano en nuestro día a día".
También el doctor Diego Sánchez Muñoz reseña que tenemos un "clima envidiable" que invita a salir al aire libre y a practicar ejercicio moderado, e incluirlo en nuestra rutina diaria. "Muchas veces, solo con esto, mejora nuestra calidad de vida y evita consultas al médico y tratamientos. Ahora bien, por supuesto hay que buscar el equilibrio y el disfrute ocasional de otros placeres culinarios que, si bien no debería ser nuestro continuo, si llevamos una vida sana podemos disfrutar de esos excesos ocasionalmente", valora.