MADRID, 31 Oct. (INFOSALUS) -
Una de las primeras cosas que millones de personas hacen al levantarse es tomar un café. Por placer o necesidad este hábito se ha convertido en una rutina que mueve grandes cantidades económicas y que tiene repercusiones sobre cómo es la calidad de nuestro sueño durante la noche.
La cafeína es una sustancia natural presente en los granos de café, así como en el té y el cacao, y su capacidad para ayudarnos a mantenernos despiertos es bien conocida. Sin embargo, los mecanismos por los que estos efectos se producen o sus repercusiones sobre nuestro reloj interno no son tan conocidos.
A continuación, Jessica Garner, médico de familia y bloguera de la plataforma británica de información sobre salud 'Patient', apunta los siguientes datos sobre esta estrecha relación entre cafeína y sueño:
1. La cafeína frena la sensación de somnolencia: esto sucede porque la cafeína puede imitar el funcionamiento de un químico cerebral llamado adenosina. Por norma general las moléculas de adenosina se unen con receptores específicos, lo que produce modorra e induce al sueño. La cafeína puede bloquear los receptores de la adenosina y evitar la sensación de modorra para que nos mantengamos en alerta y despiertos.
2. La cafeína ha demostrado que acelera la realización de ciertas tareas, sobre todo cuando estamos cansados: sin embargo, los efectos de esta ventaja se desvanecen si tomas café de forma frecuente ya que se establece con rapidez la tolerancia a la cafeína.
3. Los efectos de la cafeína comienzan tras 30 a 40 minutos después de tomar el café: pero pueden durar hasta unas 6 horas.
4. Aunque la cafeína puede ser útil para mantenernos despiertos existe también un reverso negativo: los estudios han mostrado que después de beber café nuestro sueño se acorta y se altera más. Los investigadores también han descubierto que la tasa entre sueño profundo y sueño ligero se trastorna, no sólo nuestro sueño se acorta y es más intermitente sino que también es de una menor calidad.
5. Estos efectos se sienten de forma más intensa en la mediana edad que en la veintena: esto podría explicar por qué una vez que las personas llegan a los 30 años parecen dejar de beber café después de la cena.
6. Algunas personas son más susceptibles a los efectos de la cafeína que otras: las personas que no suelen tomar bebidas con cafeína notarán más sus efectos. De forma reciente se ha identificado un gen que hace a ciertos individuos más sensibles a estos efectos de la cafeína.
7. Un estudio reciente muestra que la cafeína puede resincronizar nuestro reloj interno hasta en 40 minutos: tomar café en la tarde-noche retrasaría así la hora a la que el sueño debería de llegar de la misma forma que la hora a la que nos levantaríamos a la mañana siguiente. Los resultados de la investigación, dirigida por la Universidad de Colorado Boulder en Estados Unidos y el Laboratorio de Biología Molecular de Cambridge en Reino Unido, podrían ser útiles en un futuro para manejar alteraciones como el 'jet lag' y otros trastornos del sueño.