MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
El consumo moderado de cerveza puede aportar beneficios para la salud cardiovascular o del sistema nervioso gracias a los componentes no alcohólicos como los polifenoles o el silicio, según datos destacados durante la X Jornada científica sobre Bebidas Fermentadas y Salud celebrada en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En ese sentido, la investigadora Gemma Vilahur, del Instituto Catalán de Ciencias Cardiovasculares, ha recordado que el consumo moderado de bebidas fermentadas mejora los niveles del colesterol bueno o HDL, reduce la susceptibilidad a la agregación plaquetaria, aumenta la disolución del coágulo, reduce los marcadores de inflamación, incrementa la capacidad antioxidante y mejora la función endotelial".
Por su parte, la investigadora María Isabel Queipo-Ortuño, del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, ha recordado la interacción de los polifenoles (antioxidantes naturales) con la microbiota intestinal y sus efectos en la salud humana, ya que hay "un alto porcentaje de polifenoles no se absorbe en el intestino delgado, sino que llegan intactos al colon, donde pueden ejercer su función reguladora".
El colon es un órgano con una gran actividad de fermentación, por lo que los factores dietéticos que equilibran la microbiota cobran una especial importancia, y los productos con polifenoles como el café, el té, la cerveza, las frutas, las verduras o el chocolate jugarían un papel relevante.
Del mismo modo, el catedrático de Nutrición y Bromatología de la UCM Francisco Sánchez-Muniz, ha destacado el poder del silicio para bloquear los efectos tóxicos del aluminio, tanto a nivel intestinal como cerebral.
"Nuestra investigación señala claramente que al administrar ácido ortosilícico o cerveza se produce la recuperación parcial de las actividades antioxidantes modificadas negativamente por la intoxicación con aluminio, y cómo esa reparación atañe a la recuperación del balance mineral en el cerebro, gravemente distorsionado por la intoxicación con aluminio", ha explicado.
Por otro lado, en el encuentro se ha analizado cómo los factores ambientales, la dieta o la práctica del ejercicio físico podrían modular los mecanismos epigenéticos, en especial las nuevas oportunidades terapéuticas que emergen de la modulación de los miRNAS (una clase de pequeñas moléculas de ácido ribonucleico sintetizadas en la propia célula) por los componentes de la dieta.
En la misma línea, Alfredo Martínez, especialista en Nutrición y Bromatología de la Universidad de Navarra, ha destacado el papel de la nutrición y los hábitos alimentarios en relación con posibles interacciones entre el medio ambiente y los genes, con el fin de lograr un estado saludable.