MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
La mayoría de trabajadores realiza una jornada laboral continua, lo que implica permanecer entre seis y ocho horas continuas en el puesto de trabajo. Esta situación trae como consecuencia levantarse muy temprano, realizar el almuerzo muy tarde y cenar pronto para acostarse a una hora que nos permita dormir las 8 horas que necesitamos para garantizar un descanso óptimo.
Ya en 2012, el 49 por ciento de la población española que trabajaba en el sector privado y el 79 por ciento en el público lo hacía en jornada intensiva, según un estudio elaborado por la Universidad de Zaragoza.
Muchas personas, sin embargo, desconocen la rutina alimentaria adecuada para afrontar el día a día en el trabajo, lo que propicia una alimentación poco recomendable. Por ello, el servicio especializado en asesoramiento nutricional Super Premium Diet ha ofrecido a Infosalus las seis claves para adaptarnos mejor a un horario de jornada continua.
CLAVES ALIMENTICIAS
1.- El desayuno es obligatorio. En el caso de las personas que trabajan tantas horas seguidas, esta recomendación es esencial. Los expertos dan dos opciones saludables para empezar bien el día:
Si hay tiempo, podemos preparar dos tostadas de pan integral o de semillas acompañas de aceite de oliva, con tomate natural y queso fresco. Además, podemos añadir una infusión o café y una pieza de fruta para complementar el desayuno.
Si te levantas con el tiempo justo, toma un bol de avena, leche o bebida vegetal con fruta y frutos secos.
2.- Toma varias cosas a media mañana. Si la jornada supera las 6 o 7 horas continuadas, es recomendable hacer dos tentempiés para evitar llegar con exceso de hambre al almuerzo y comer de forma compulsiva.
Sobre las 10.30 horas, puedes consumir algo de lácteos como un yogur o queso fresco con una pieza de fruta. Haz un nuevo descanso para tomar algo entre las 13.00 y las 13.30 horas para dar protagonismo a las verduras y hortalizas. Puedes tomar un sándwich integral o una pieza de pan integral con hummus y rodajas de tomate.
3.- Almuerzo. Cuando se come más tarde de la hora convencional, aproximadamente sobre las 16.00, es buena idea apostar por un plato único equilibrado y saludable que contenga vegetales y proteínas procedentes del pescado, legumbres y carne magra.
4.- Hay que merendar. Si vamos a merendar hay que hacerlo de forma ligera con una infusión y un albaricoque o dos cerezas. También podemos optar por tomar una sola fruta como el melón, la sandía o la papaya, o un batido a base de piña, melocotón, hielo picado y menta.
Todas estas propuestas son ricas en agua, minerales, antioxidantes y vitaminas. En concreto, la vitamina A y los carotenoides resultan especialmente interesantes ya que contribuyen al buen estado de piel y ojos, órganos que se ven más afectados en verano por las radiaciones solares.
5.- Cena ligera. Como madrugamos más y necesitamos mantener las 8 horas de descanso nocturno, lo ideal es realizar la cena en torno a las 9 de la noche para que nos haga la digestión antes de acostarnos. "Un ejemplo es un picadillo de tomate, pepino y queso fresco con hierbabuena; una ensalada de rúcula y canónigos con mango, taquitos de pavo y almendras troceadas; o bien un salteado de calabacín y cebolla con tofu aromatizado con nuez moscada y albahaca", explica la directora técnica del Grupo NC Salud, Marta Gámez.
6.- Hidratación y deporte. Para tener un buen estado de salud debemos ingerir dos litros de líquidos diarios y practicar regularmente ejercicio físico. "Con media hora diaria realizando un esfuerzo moderado, como puede ser andar, pasear en bici o nadar, estaremos contribuyendo a que nuestro estilo de vida sea más saludable", concluye.