Comer verduras no protege del riesgo cardiovasculares

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Publicado: lunes, 21 febrero 2022 8:07

MADRID 21 Feb. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Departamento Nuffield de Salud de la Población de las Universidades de Oxford y Bristol (Reino Unido) y la Universidad China de Hong Kong no han encontrado pruebas de que una dieta rica en verduras reducir también el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), según publican en la revista 'Frontiers in Nutrition'.

Que el consumo de verduras pueda reducir el riesgo de ECV podría parecer a primera vista plausible, ya que sus ingredientes, como los carotenoides y el alfa-tocoferol, tienen propiedades que podrían proteger contra la ECV. Pero hasta ahora, las pruebas de estudios anteriores sobre el efecto general del consumo de verduras en la ECV han sido inconsistentes.

Ahora, los nuevos resultados de este potente estudio a gran escala muestran que es poco probable que un mayor consumo de verduras cocinadas o sin cocinar afecte al riesgo de ECV. También explican cómo los factores de confusión podrían haber explicado los resultados positivos espurios anteriores.

"El Biobanco del Reino Unido es un estudio prospectivo a gran escala sobre el modo en que la genética y el entorno contribuyen al desarrollo de las enfermedades más comunes y potencialmente mortales. En este caso, aprovechamos el gran tamaño de su muestra, el seguimiento a largo plazo y la información detallada sobre los factores sociales y de estilo de vida, para evaluar de forma fiable la asociación de la ingesta de verduras con el riesgo de padecer posteriormente una ECV", explica la profesora Naomi Allen, jefa científica del Biobanco del Reino Unido y coautora del estudio.

El Biobanco del Reino Unido realiza un seguimiento de la salud de medio millón de adultos en el Reino Unido mediante la vinculación con sus registros sanitarios. Al inscribirse en 2006-2010, estos voluntarios fueron entrevistados sobre su dieta, estilo de vida, historial médico y reproductivo y otros factores.

Los investigadores utilizaron las respuestas en el momento de la inscripción de 399.586 participantes (de los cuales el 4,5% acabaron desarrollando una ECV) a preguntas sobre su consumo medio diario de verduras crudas frente a las cocinadas.

Analizaron la asociación con el riesgo de hospitalización o muerte por infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o ECV grave. Controlaron una amplia gama de posibles factores de confusión, como el nivel socioeconómico, la actividad física y otros factores dietéticos.

Los investigadores también evaluaron el posible papel de los "factores de confusión residuales", es decir, si los factores adicionales desconocidos o la medición inexacta de los factores conocidos podrían dar lugar a una asociación estadística espuria entre el riesgo de ECV y el consumo de verduras.

La ingesta media diaria de verduras totales, verduras crudas y verduras cocinadas fue de 5,0, 2,3 y 2,8 cucharadas colmadas por persona. El riesgo de morir por una ECV era aproximadamente un 15% menor para los que consumían más verduras en comparación con los que consumían menos.

Sin embargo, este efecto aparente se debilitó sustancialmente cuando se tuvieron en cuenta posibles factores de confusión socioeconómicos, nutricionales y relacionados con la salud y los medicamentos. El control de estos factores redujo el poder estadístico de predicción de la ingesta de verduras sobre la ECV en más de un 80%, lo que sugiere que medidas más precisas de estos factores de confusión habrían explicado por completo cualquier efecto residual de la ingesta de verduras.

El doctor Qi Feng, investigador del Departamento Nuffield de Salud de la Población de la Universidad de Oxford, y autor principal del estudio, reconoce que su amplio estudio no encontró pruebas de un efecto protector de la ingesta de verduras en la aparición de ECV.

"En cambio --prosigue--, nuestros análisis muestran que el efecto aparentemente protector de la ingesta de verduras contra el riesgo de ECV es muy probable que se deba al sesgo de factores de confusión residuales, relacionados con las diferencias en la situación socioeconómica y el estilo de vida".

Los investigadores sugieren que en futuros estudios se evalúe más a fondo si determinados tipos de verduras o su método de preparación podrían afectar al riesgo de ECV.

El doctor Ben Lacey, profesor asociado del departamento en la Universidad de Oxford y coautor del estudio, resalta que "se trata de un estudio importante con implicaciones para comprender las causas dietéticas de la ECV y la carga de ECV que normalmente se atribuye a la baja ingesta de verduras".

"Sin embargo, seguir una dieta equilibrada y mantener un peso saludable sigue siendo una parte importante para mantener una buena salud y reducir el riesgo de padecer enfermedades importantes, incluidos algunos cánceres --advierte--. Se recomienda ampliamente el consumo diario de al menos cinco raciones de una variedad de frutas y verduras".

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