MADRID, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
El consumo a largo plazo de altas dosis de extracto de té verde puede proporcionar cierta protección contra el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y la diabetes de tipo 2, pero también puede crear daños en el hígado en una pequeña minoría de la población, según un nuevo estudio de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos.
La investigación, publicada en 'The Journal of Dietary Supplements', advierte de que dos variantes genéticas que predicen parte del riesgo. "Aprender a predecir quién sufrirá daños en el hígado es potencialmente importante porque cada vez hay más pruebas de que el extracto de té verde en dosis altas puede tener importantes beneficios para la salud de quienes pueden tomarlo con seguridad", afirma Hamed Samavat, autor principal del estudio y profesor adjunto de Ciencias de la Nutrición en la Escuela de Profesiones de la Salud de Rutgers.
A partir de los datos del Ensayo del Té Verde de Minnesota, un amplio estudio sobre el efecto del té verde en el cáncer de mama, el equipo de investigación estudió si las personas con determinadas variaciones genéticas eran más propensas que otras a mostrar signos de estrés hepático tras un año de ingesta de 843 miligramos diarios del antioxidante predominante en el té verde, una catequina llamada galato de epigalocatequina (EGCG).
Los investigadores, dirigidos por Laura Acosta, entonces estudiante de doctorado, ahora licenciada, seleccionaron dos variaciones genéticas en cuestión porque cada una controla la síntesis de una enzima que descompone la EGCG. Seleccionaron el ensayo del té verde de Minnesota porque era un estudio amplio y bien diseñado de una población única. El ensayo, de un año de duración y controlado con placebo, incluyó a más de 1.000 mujeres posmenopáusicas y recogió datos a los 3, 6, 9 y 12 meses.
Un análisis realizado por los investigadores demostró que los primeros signos de daño hepático eran algo más frecuentes de lo normal en las mujeres con una variación del genotipo de la catecol-O-metiltransferasa (COMT) y fuertemente predichos por una variación del genotipo de la uridina 5'-difosfo-glucuronosiltransferasa 1A4 (UGT1A4).
Por término medio, los participantes con el genotipo UGT1A4 de alto riesgo vieron cómo la enzima que indica el estrés hepático aumentaba casi un 80 por ciento después de nueve meses de consumir el suplemento de té verde, mientras que aquellos con genotipos de bajo riesgo vieron cómo la misma enzima aumentaba un 30 por ciento.
"Todavía estamos muy lejos de poder predecir quién puede tomar con seguridad altas dosis de extracto de té verde", dice Samavat, quien señala que el riesgo de toxicidad hepática solo se asocia con altos niveles de suplementos de té verde y no con el consumo de té verde o incluso con la toma de dosis más bajas de extracto de té verde. "Las variaciones en este único genotipo no explican completamente las variaciones en los cambios de las enzimas hepáticas entre los participantes del estudio. La explicación completa probablemente incluye una serie de variaciones genéticas diferentes y probablemente una serie de factores no genéticos", expresa.
"Aun así, creemos que hemos identificado una pieza importante del rompecabezas y hemos dado un paso hacia la predicción de quién puede disfrutar con seguridad de los beneficios para la salud que proporciona el extracto de té verde en dosis altas", finaliza Samavat