MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, liderados por la doctora Dolores Corella, ha coordinado un estudio internacional en el que se ha demostrado que la ingesta de leche y sus derivados no se asocia con un incremento del riesgo cardiovascular en poblaciones mediterráneas y americanas.
En Estados Unidos, este estudio ha estado dirigido por el doctor José María Ordovás del Human Nutrition Research Center on Aging en Boston con la colaboración de la doctora Caren Smith del mismo centro. Y es que, hasta el momento, distintos estudios habían obtenido resultados contradictorios respecto de la posible asociación de la leche y sus derivados con el riesgo cardiovascular.
La principal novedad del estudio, que acaba de publicar la revista 'Nature', radica en la utilización, además de cuestionarios personales, del análisis de un biomarcador del consumo de leche, lo que proporciona un dato más objetivo para medir la ingesta.
"El uso en los estudios epidemiológicos de los biomarcadores nutricionales pueden proporcionar una herramienta de estimación objetiva del consumo alimentario y actualmente se está intensificando la investigación para encontrar nuevos biomarcadores de ingesta de distintos alimentos", ha explicado Corella.
En concreto, prosigue, los biomarcadores genéticos de la ingesta de alimentos que se están analizando son polimorfismos de nucleótido único (SNPs) que, a través de distintos mecanismos, determinan la ingesta de alimentos y se emplean como indicadores del alimento consumido. Los estudios en los que se emplean estos biomarcadores se denominan 'Estudios de randomización mendeliana' y se están incorporando a la investigación nutricional para disminuir sesgos.
Ahora bien, otros trabajos recientes realizados en la misma línea, como por ejemplo uno realizado en la población danesa, han usado como biomarcador del consumo de leche el polimorfismo MCM6-rs4988235, si bien, aunque se asocia "muy bien" con el de leche en poblaciones del norte de Europa, "no funciona bien" en poblaciones de otros orígenes.
Por ello, ha sido necesario profundizar en la búsqueda de "mejores" biomarcadores para otras poblaciones como, por ejemplo, la mediterránea. Así, en esta nueva investigación, los científicos han descrito por primera vez que un polimorfismo en el gen MCM6 (MCM6-rs3754686 SNP), que ya había sido identificado como un marcador de la tolerancia a la lactosa, se asocia fuertemente con el consumo de leche en población europea-mediterránea y en población tanto blanca como afroamericana e hispana de EEUU.
DIFERENCIAS EN HOMBRES Y MUJERES
"Hemos demostrado por primera vez una asociación entre el MCM6-rs3754686 SNP y la ingesta de lácteos, específicamente leche, en todas las poblaciones analizadas. Además, en el estudio 'PREDIMED' realizado en más de 7.000 personas, este nuevo biomarcador se asociaba significativamente con el consumo de lácteos cada año investigador, durante un periodo de cinco años", ha explicado la investigadora.
Asimismo, los resultados han mostrado algunas diferencias entre sexos, siendo aún mayor el efecto de la asociación entre este marcador genético y la ingesta de leche en mujeres. En este sentido, la presencia del alelo T del mismo se ha relacionado con un consumo aún mayor de lácteos en mujeres, quedando por determinar si ello responde a un mecanismo biológico o, si bien, refleja una mejor respuesta en los cuestionarios.
Por otra parte, en el marco de este trabajo se han analizado los datos de más de 20.000 pacientes de varias cohortes europeas y de Estados Unidos: Boston Puerto Rican Health Study (BPRHS), Genetics of Lipid Lowering Drugs and Diet Network (GOLDN), Prevención con Dieta Mediterránea (PREDIMED) y Women Health Initiative Study (WHI).
Al analizar la asociación de la presencia de este marcador genético (como medida más objetiva) y, por tanto, de un mayor consumo de lácteos, con la incidencia de los factores de riesgo cardiovascular, los expertos no encontraron ninguna relación significativa.
Es decir, el consumo de leche (medido a través de este biomarcador) no está asociado con un incremento de los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa para los que estudios previos habían dado resultados contradictorios. Además, al analizar el consumo de leche directamente tampoco se encontró ninguna asociación.