MADRID, 14 Oct. (EDIZIONES) -
Uno de cada diez niños padece alergias alimentarias en los países desarrollados, según la Organización Mundial de la Alergia, y su prevalencia ha ido en aumento en los últimos años. Cualquier alimento puede dar alergia, si bien los que más reacciones alérgicas graves provocan son: la leche, los huevos, los frutos secos y las frutas, así como algunas verduras, pescados, o mariscos.
Entre sus causas, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología, y Asma Pediátrica (SEICAP) apunta a factores de riesgo nutricionales, pero también genéticos, de forma que niños con alergias alimentarias pueden presentar una mayor predisposición a tener otras enfermedades alérgicas, como el asma.
PRINCIPALES SÍNTOMAS: A LOS MINUTOS DE INGERIR EL ALIMENTO
"La alergia alimentaria es una emergencia que suele manifestarse durante los primeros minutos posteriores al contacto o a la ingesta del alimento responsable. Los síntomas suelen ser la aparición repentina de picor, de urticaria, hinchazón de la cara, de los labios, de la lengua, o de la garganta, que podrían acompañarse por una dificultad para respirar, sensación de mareo y bajada de tensión. También es común que se produzcan vómitos o diarrea", describe esta sociedad científica.
Es más, alerta la SEICAP de que una reacción alérgica severa puede desencadenar en una anafilaxia, siendo precisamente los alimentos la causa más común de anafilaxia en menores, adolescentes y jóvenes.
En este sentido, Laura Álvarez, médica pediatra de Atención Primaria y especializada en nutrición infantil ve fundamental que los niños, sus familiares y cuidadores aprendan a manejar las alergias alimentarias, a reconocer sus síntomas, y sepan responder ante una crisis anafiláctica con el manejo de los autoinyectores de adrenalina/epinefrina, según advierte en una entrevista con Infosalus.
Acaba de publicar 'Preparados, listos, ¡ñam!' (Espasa, Planeta), un libro centrado en la alimentación infantil y en el que dedica una serie de apartados a las alergias alimentarias, un tema de preocupación entre las familias a la hora de introducir la alimentación complementaria.
Cuenta que, dentro de las reacciones de hipersensibilidad que pueden producirse, hay dos tipos:
1. REACCIONES NO INMUNOLÓGICAS: Aquí se encontrarían las intolerancias, siendo la más conocida la intolerancia a la lactosa, por un déficit de la actividad de la enzima lactasa.
2. REACCIONES INMUNOLÓGICAS (ALERGIAS):
Alergia IgE mediada: el cuerpo produce anticuerpos tras ingerir el alimento; es cuando por ejemplo nos comemos un cacahuete y se hinchan los labios y aparecen habones por todo el cuerpo; es la más grave, y puede desencadenar en anafilaxia, si hay síntomas respiratorios, cardiovasculares o digestivos, si se dan todos desencadena anafilaxia.
Alergias no mediadas por IgE: antes se les llamaba intolerancia pero ahora también se les llaman alergias; la clínica es que el niño tenga hebras de sangre en la caca, o vómitos y molestias digestivas, así como sintomatología cutánea como una dermatitis mal controlada; una de las más frecuentes es la alergia a las proteínas de leche de vaca.
LAS ALERGIAS PUEDEN APARECER EN CUALQUIER MOMENTO
Ahora bien, esta pediatra remarca que para ser alérgico a un alimento debemos tener más de un contacto con este, por lo que podemos hacernos alérgicos en cualquier momento de la vida, incluso con alimentos que antes hemos tolerado a la perfección durante años.
"A veces, las manifestaciones aparecen tras el primer contacto aparente, pero no hay que olvidar que previsiblemente ha habido una sensibilización previa a través de la placenta, de la leche materna, o mediante alimentos procesados que llevan muchos ingredientes que pueden pasar desapercibidos. Pero también intervienen mecanismos de reactividad cruzada (entre alimentos con componentes parecidos e incluso entre alimentos y pólenes)", indica la doctora Álvarez.
INTRODUCCIÓN DE ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Antes se animaba a los padres a retrasar de los alimentos más alergénicos pero ahora no. Sobre los 6 meses llega el momento en el que se indica el inicio de la alimentación complementaria y, según su consejo, lo ideal es introducirlos de uno en uno, durante el día, y esperando al menos tres días para introducir otro alimento nuevo y observar la tolerancia. Según explica, aunque las reacciones tipo IgE son inmediatas, las de tipo no IgE pueden tardar más de 24 horas, entre 48 y 72 horas después.
Recuerda esta pediatra experta en nutrición infantil que sí hay alergias que pueden ser temporales y, subraya, que de hecho muchos niños que son alérgicos al huevo a la proteína de leche de vaca terminan tolerándolo al cabo de unos años, simplemente evitando el alérgeno, pero en otras ocasiones acudiendo al alergólogo con pequeñas exposiciones.
"Hay muchas alergias que con el tiempo se acaban resolviendo, otras son para toda la vida, como al marisco o a los frutos secos, más de niño mayor", precisa. Al mismo tiempo, enumera que la alergia a la proteína de la leche de vaca es la más frecuente, después cita que es muy alergénico el huevo durante los primeros años de vida, después el pescado, ciertas legumbres como la soja o las lentejas; al marisco, frutas rosáceas (especialmente el melocotón, la ciruela, el paraguayo, la fresa, las cerezas), frutos secos (cacahuete, nueces, avellanas...), y las alergias también se dan con el gluten, señala.