MADRID, 2 May. (EDIZIONES) -
La curcumina es el principal principio activo de la 'Curcuma longa', la variedad más consumida de esta especia, aunque no es el único de esta planta herbácea que crece en los climas tropicales a unos 25 grados de temperatura en lugares ricos en precipitaciones como el Sudeste Asiático, Tailandia o la India.
Es una planta que no se cultiva en España y cuya introducción puede remontarse a la presencia árabe en la península como sucedió con otros muchos alimentos traídos del exterior.
La cúrcuma es uno de los principales ingredientes del curry y el que confiere su color ocre-anaranjado a esta mezcla de especias tan consumida en India para condimentar platos de arroz y carnes. El sabor picante pero suave de la especia se utiliza también para aromatizar tés y su color para teñir tejidos.
Según explican a Infosalus Jorge Moreno y Mario Pulido, investigadores de la Facultad de Farmacia y el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos José Mataix Verdú de la Universidad de Granada, los principios activos de la cúrcuma son los denominados curcuminoides: la demetoxicurcumina, la bis-demetoxicurcumina y la curcumina. Estos principios activos constituyen el 5% de la planta y el 77% del total de estos curcuminoides está constituido por la curcumina.
La curcumina se encuentra en la raíz de la planta, lo que los biólogos denominan 'rizoma'. En cada planta sus principios activos se distribuyen entre sus distintas partes pero en muchos casos suelen estar en su parte soluble.
"Las principales propiedades de la curcumina son dos, su carácter antioxidante y el antiinflamatorio que han probado su eficacia en los distintos sistemas del organismo, y a través de los cuales ejerce su acción como protector neurológico, hepático o cardíaco, en la mejoría de afecciones alérgicas, asma, antitumorales o en síndrome metabólico", comentan los investigadores.
La ventaja de la curcumina es su capacidad para neutralizar los radicales libres en los tejidos en los que actúa, consiguiendo así frenar el deterioro que estos componentes generan de forma descontrolada en el organismo humano. Además, la curcumina es capaz de modular la expresión del factor nuclear kappa Beta (NF-kB) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa) los cuales juegan un papel crucial en la inflamación, ejerciendo así su capacidad antiinflamatoria en los tejidos, efecto por el que es ampliamente utilizado por la población.
EL PROBLEMA DE LA BIODISPONIBILIDAD
El principal problema de la curcumina es que su biodisponibilidad es muy baja, su función biosaludable es buena pero existen problemas para su absorción por el organismo humano. "Su aplicación no sería directa ya que la disponibilidad es baja, sería necesario tomar de 3,5 a 12 gramos diarios, para alcanzar efectos beneficiosos, una cantidad muy elevada, pero que se corresponde con el hecho de que su biodisponibilidad es solo del 1% de la cantidad consumida", comentan Moreno y Pulido.
Así pues la investigación en la fármaco-modulación de la molécula es necesaria para que su biodisponibilidad sea superior, ya sea a través del desarrollo de nanopartículas que la trasladen a los tejidos diana que se beneficien de ella y que la protejan de una metabolización del organismo demasiado rápida o su encapsulación en liposomas para que pueda ejercer sus acciones antiinflamatorias y antioxidantes, algo que se está llevando a cabo por distintos laboratorios en la actualidad.
Los investigadores antes de su revisión de estudios sobre la curcumina y la salud publicada en la revista científica 'Molecules' (Pulido-Moran et al., 2016) ya realizaron un trabajo anterior en ratas de laboratorio sobre el valor de este principio activo de la cúrcuma a través de un extracto para contrarrestar la hepato-toxicidad en este modelo animal y comprobar sus beneficios sobre el perfil lipídico.
Los resultados fueron positivos pero aún así, la baja biodisponibilidad de la curcumina para el ser humano continúa siendo un impedimento para su estudio, junto a encontrar la financiación para proyectos como este y similares de fármaco-modulación.
"Ya existen suplementos de la curcumina en el mercado pero su efecto no es 100% constatable porque no están modificados para conseguir que su biodisponibilidad sea la suficiente, por eso el camino está en desarrollar nuevas formas farmacéuticas que permitan aumentar la biodisponibilidad y actividad para potenciar más sus efectos, al igual que sucede con otros compuestos de similar naturaleza", afirman los investigadores.
EL PODER DE LAS MOLÉCULAS NATURALES
La revisión de literatura científica de estos investigadores españoles sobre la curcumina surgió cuando buscaban moléculas de origen natural similares al hidroxitirosol, un componente del aceite de oliva en el que trabajan y que, como la curcumina, posee propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Esta molécula del aceite de oliva ha sido avalada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria por mejorar el riesgo cardiovascular en cantidades de 15 mg al día como suplemento.
En la actualidad su estudio con el hidroxitirosol se encuentra en una fase inicial de investigación clínica, como suplemento en mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. En este primer ensayo clínico de esta reconocida molécula del aceite de oliva, las dos principales variables de interés son su efecto modulador sobre la quimioterapia a nivel de estrés oxidativo y su efecto antitumoral, además de evaluar otra multitud de factores desde la remisión tumoral asociado a la quimioterapia como el mayor bienestar psicológico de las pacientes, aunque aún se dispone de pocos datos.