MADRID, 16 Feb. (EDIZIONES) -
"Muy probablemente, la importancia que le damos a la comida sea la razón principal por la que no dejan de aparecer bulos relacionados con la alimentación. A fin de cuentas, alimentarse no deja de ser un acto voluntario sobre el cual los adultos tenemos un gran poder de decisión, lo que nos hace muy sensibles a corrientes de opinión o informaciones más o menos convincentes, aunque tengan ningún respaldo científico detrás".
Ésta es una de las principales quejas que nos transmite en una entrevista con Europa Press Infosalus Miguel Herrero, doctor en Ciencia y tecnología de los alimentos e investigador científico en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) del CSIC-UAM, así como autor de 'Los bulos de la nutrición' (CSIC-Catarata).
Considera igualmente que les damos credibilidad a los bulos sobre alimentación también porque "tendemos a buscar información que confirme nuestras creencias ya existentes por lo que cualquier lectura que las refuerce es vista como cierta, a pesar de que haya datos que la contradigan, y que sean más abrumadores".
CUIDADO CON LAS REDES SOCIALES
Por otro lado, advierte este experto que, si además esa información viene de personas de nuestra confianza, como personajes célebres, 'influencers', o incluso familiares, obviamente le concedemos una credibilidad mayor.
"Tradicionalmente esto pasaba de boca en boca y no había tantos medios para desmentirlos. La alimentación despierta mucho interés porque nos alimentamos de forma voluntaria todos los días y varias veces, y siempre hay un acto de elegir la comida, ver qué comer y qué no, y nadie se quiere perjudicar comiendo, o quieres mejorar tu salud comiendo. Asimismo, con las redes sociales al final es más fácil que estos bulos se extiendan. Pero ocurre en cualquier campo el tema de los bulos. Somos muy permeables y muy fácilmente engañables hoy en día", mantiene.
TODO LO QUE SE DICE DE LA LECHE Y QUE NO ES CIERTO
Así con todo, este investigador del CSIC destaca que uno de los principales bulos que rondan están relacionados con la leche, como el decir que está contaminada (que no lo está); o eque no hace falta para los adultos porque los animales no beben leche.
Pero, en su opinión, uno de los bulos más extendidos sobre la leche es que ésta se corta si se toma un zumo de naranja después, "un contrasentido porque el estómago es un medio muy ácido y cuando la leche entra en el estómago se va a cortar igual, se tome o no el zumo de naranja, y esto no es malo para la salud".
¿EL AGUA ENGORDA?
Asimismo, este doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos subraya que el agua, como tal, tiene un "aporte calórico nulo", es decir que "no engorda"; "por tanto, el agua que se consuma no va a aportar calorías ni a engordar antes, durante, o después de las comidas", un bulo que en su opinión no tiene ninguna base científica. Es más, valida la idea de que el consumo de agua durante las comidas sí podría aportar saciedad y podría hacer que incluso comiéramos menos.
Sobre el agua con gas, ahora tan de moda, mantiene que en realidad no es otra cosa que agua con dióxido de carbono disuelto en una proporción determinada. "No hay evidencia científica suficiente que implique que el agua, por el hecho de tener gas, sea mejor que su homóloga sin él. Los posibles beneficios de un agua mineral en particular vendrían a estar más relacionados con su composición en minerales que con la presencia de gas", agrega.
OJO CON LAS DIETAS
A su vez, Miguel Herrero alerta sobre las famosas dietas 'détox', dado que "pueden hacer daño a la salud" al no contar con una base científica, y por las que se deja de tomar una dieta equilibrada, como las basadas en batidos verdes, por ejemplo.
Recuerda este experto que las dietas que excluyen componentes son inadecuadas para obtener una alimentación equilibrada, o el hecho de que algunas dietas que funcionan a corto-medio-plazo, como la cetogénica, pueden implicar riesgos colaterales para la salud.
"Aunque hay algunos indicios que podrían indicar que el ayuno intermitente puede ser positivo para la salud, la evidencia científica actual no es suficientemente fuerte para poderlo afirmar", agrega este tecnólogo de los alimentos. De hecho, insiste en que "el efecto positivo sobre la salud sólo se obtiene a largo plazo, por lo que hay que generar hábitos saludables que se sostengan en el tiempo".
LA FRUTA SI TE LA TOMAS AL FINAL DE LA COMIDA FERMENTA
Y una afirmación nada más lejos de la realidad, señala este especialista, quien remarca que "la fruta es buena en todos los momentos" y no hay problema por comerla de postre. "Su valor nutricional es el mismo si se come al inicio de la comida que al final. Se mezcla igual en estómago si la comes al principio de la comida que si la comes al final", insiste, subrayando que la fruta es muy sana y no engorda ni fermenta por comerse de postre.
"En cuanto al hecho de que engorda, dice que lo hace en la medida de las calorías que tenga, como cualquier otro alimento, y tendrá el mismo aporte calórico sea cuando sea su consumo", avisa este doctor en ciencia y tecnología de los alimentos.
LA MIGA DE PAN NO ES LO QUE MÁS ENGORDA
Pero sin duda, otro de los bulos más populares en nuestra sociedad es que la miga del pan engorda más que la corteza, ¡y nada más lejos de la realidad! Cuenta Miguel Herrero que si lo pensamos bien, el pan se hace todo con la misma masa, sólo que la corteza es lo que más se seca por la temperatura del horno, quedándose dura.
"Al comparar la composición química de la corteza y de la masa de pan ésta es la misma pero la corteza tiene menos cantidad de agua porque está más seca, por lo que a igualdad de peso la miga engorda menos porque no tiene ningún valor calórico; y pasa lo mismo con el pan tostado que piensan que engorda menos que el pan normal, precisamente porque no tiene agua y está concentrado, pero al revés", sostiene este experto.
EL ACEITE DE GIRASOL NO ES TAN MALO PARA LA SALUD
A su vez, le preguntamos por la idea de que el aceite de girasol es malo para la salud, y que responde en su nuevo libro, señalando en esta ocasión este experto que "el aceite de girasol no es malo, especialmente el que venden ahora con la etiqueta de 'alto oleico', "una buena opción para la fritura, más que el aceite de girasol normal", y con una composición de ácidos grasos muy óptima e incluso buena para cocinar; si bien remarca que el aceite de oliva virgen extra o 'aove' es mucho más saludable.
"El AOVE es, sin duda, la opción más saludable con un impacto positivo en la salud. Hay muchos estudios detrás que avalan el que sea un componente esencial de la dieta mediterránea. Entonces, no es que aceite de girasol sea malo, pero el de oliva es más saludable, pero tiene el precio que tiene, y hay personas que recurren al de girasol y no es mala elección, pero manteniendo siempre la idea de que el aove es el ideal", sentencia este investigador científico en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación.