MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una dieta cetogénica modificada, alta en grasas y baja en carbohidratos, podría ser útil para las personas con tumores cerebrales, según un nuevo estudio publicado en la edición online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
El pequeño estudio descubrió que la dieta era segura y factible para personas con tumores cerebrales llamados astrocitomas que habían completado la radioterapia y la quimioterapia. La dieta produjo cambios en el metabolismo del cuerpo y del cerebro.
El estudio no se diseñó para determinar si la dieta podía frenar el crecimiento del tumor o mejorar la supervivencia, precisan los investigadores.
"No hay muchos tratamientos eficaces para este tipo de tumores cerebrales, y las tasas de supervivencia son bajas, por lo que cualquier nuevo avance es muy bienvenido", destaca el autor del estudio Roy E. Strowd, de la Escuela de Medicina Wake Forest, en Estados Unidos, y miembro de la Academia Americana de Neurología.
"Estas células cancerosas dependen de la glucosa, o del azúcar, para dividirse y crecer. Como la dieta cetogénica es baja en azúcar, el cuerpo cambia lo que utiliza como energía: en lugar de carbohidratos, utiliza lo que se llama cetonas --explica--. Las células cerebrales normales pueden sobrevivir con cetonas, pero la teoría es que las células cancerosas no pueden utilizar las cetonas para obtener energía".
En el estudio participaron 25 personas con astrocitomas. Siguieron un tipo de dieta cetogénica, la dieta Atkins modificada con ayuno intermitente, durante ocho semanas. La dieta incluye alimentos como tocino, huevos, crema de leche, mantequilla, verduras de hoja verde y pescado.
Los participantes se reunieron con un dietista al inicio del estudio y luego cada dos semanas. Cinco días a la semana seguían la dieta Atkins modificada, que combina la restricción de carbohidratos con altas cantidades de grasas. Dos días a la semana ayunaban, comiendo hasta el 20% de la cantidad de calorías diarias recomendadas.
El objetivo principal del estudio era ver si las personas eran capaces de seguir la dieta sin efectos secundarios graves. Un total de 21 personas completaron el estudio, y el 48% siguió la dieta completamente, según sus registros de alimentos. Pero los análisis de orina mostraron que el 80% de las personas alcanzaron el nivel en el que su cuerpo utilizaba principalmente grasas y proteínas como combustible, en lugar de carbohidratos.
La dieta fue bien tolerada. Dos personas tuvieron efectos secundarios graves durante el estudio: uno no estaba relacionado con la dieta y otro posiblemente sí.
Al final del estudio, se observaron cambios en el metabolismo del cuerpo y del cerebro. Los niveles de hemoglobina A1c, los niveles de insulina y la masa corporal grasa disminuyeron. La masa corporal magra aumentó. Los escáneres cerebrales especializados que detectan cambios en los metabolitos del cerebro mostraron un aumento de las concentraciones de cetonas y cambios metabólicos en el tumor.
"Por supuesto, se necesitan más estudios para determinar si esta dieta puede prevenir el crecimiento de los tumores cerebrales y ayudar a las personas a vivir más tiempo, pero estos resultados muestran que la dieta puede ser segura para las personas con tumores cerebrales y producir con éxito cambios en el metabolismo del cuerpo y del cerebro", apunta Strowd.