MADRID, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
La comida no sólo nutre el cuerpo sino que también afecta a su reloj biológico interno, que regula el ritmo cotidiano de muchos aspectos de la conducta humana y la biología. Un equipo de investigadores proporcionan en 'Cell Reports' nuevos conocimientos sobre cómo ajustar el reloj a través de la manipulación de la dieta puede ayudar a pacientes con diversas condiciones y que la insulina puede estar involucrada en el restablecimiento del reloj.
El reloj biológico o 'circadiano' interno juega un papel importante en las horas de sueño, los tiempos de estado de alerta y el momento de ciertos procesos fisiológicos. El reloj permite la máxima expresión de genes en el momento adecuado del día, lo que permite a los organismos adaptarse a la rotación de la tierra.
"La desincronización crónica entre los ritmos fisiológicos y ambientales no sólo disminuye el rendimiento fisiológico sino que también conlleva un riesgo significativo de diversos trastornos, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y el cáncer", dice el doctor Makoto Akashi, de la Universidad de Yamaguchi, en Japón.
El reloj circadiano implica dos vías principales: la primera, que responde a la luz, se conoce bien, pero la segunda, que responde a la alimentación, se entiende menos. A través de experimentos en células y ratones, Akashi y sus colegas encontraron, mediante el cultivo de células, que la insulina, una hormona pancreática que se secreta en respuesta a la alimentación, puede estar implicada en el restablecimiento del reloj circadiano.
"La insulina puede ayudar a que el reloj del estómago se sincronice con la hora de comer", señala. Los hallazgos de estos investigadores aportan información valiosa sobre cómo ajustar el reloj circadiano a través de la manipulación dietética.
"Por ejemplo, para el 'jet lag', la cena debe ser enriquecida con ingredientes que promueven la secreción de insulina, lo que podría conducir a un avance de fase del reloj circadiano, mientras que el desayuno tendría que ser lo contrario", aconseja el doctor Akashi.
Los resultados también sugieren que los ajustes del reloj a través de la alimentación pueden no funcionar bien en individuos con resistencia a la insulina, una característica de los pacientes con diabetes tipo 2. Además, puede haber efectos secundarios relacionados con el reloj circadiano en el tratamiento de pacientes con insulina.