MADRID, 24 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los alimentos ricos en flavonoides, como las bayas, las manzanas, las peras y el vino, parecen tener un efecto positivo en los niveles de presión arterial, una asociación que se explica en parte por las características del microbioma intestinal, según una nueva investigación publicada en 'Hypertension', una revista de la Asociación Americana del Corazón.
"Nuestro microbioma intestinal desempeña un papel clave en el metabolismo de los flavonoides para potenciar sus efectos cardioprotectores, y este estudio aporta pruebas que sugieren que estos efectos reductores de la presión arterial pueden conseguirse con simples cambios en la dieta diaria", ha señalado el investigador principal del estudio, el doctor Aedín Cassidy, catedrático y profesor de nutrición y medicina preventiva del Instituto de Seguridad Alimentaria Mundial de la Universidad de Queen's en Belfast (Irlanda del Norte).
Los flavonoides son compuestos que se encuentran de forma natural en las frutas, las verduras y los alimentos de origen vegetal, como el té, el chocolate y el vino, y se ha demostrado en investigaciones anteriores que ofrecen una serie de beneficios para la salud del organismo. Los flavonoides son descompuestos por el microbioma intestinal del cuerpo, es decir, las bacterias que se encuentran en el tracto digestivo.
Estudios recientes han encontrado una relación entre la microbiota intestinal, los microorganismos del tracto digestivo humano, y las enfermedades cardiovasculares (ECV), que son la principal causa de muerte en todo el mundo. La microbiota intestinal varía mucho de un individuo a otro, y se ha informado de que existen diferencias en la composición de la microbiota intestinal entre las personas con y sin ECV.
Dado que cada vez hay más investigaciones que sugieren que los flavonoides pueden reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, este estudio evaluó el papel del microbioma intestinal en el proceso. Los investigadores examinaron la relación entre el consumo de alimentos ricos en flavonoides con la presión arterial y la diversidad del microbioma intestinal. El estudio también investigó cuánta variación dentro del microbioma intestinal podría explicar la asociación entre la ingesta de alimentos ricos en flavonoides y la presión arterial.
Para este estudio se reclutó a un grupo de 904 adultos de entre 25 y 82 años, el 57 por ciento hombres, del biobanco PopGen de Alemania, que incluye participantes de una red de siete biobancos del norte de Alemania. Los investigadores evaluaron la ingesta de alimentos, el microbioma intestinal y los niveles de presión arterial de los participantes, junto con otros fenotipos clínicos y moleculares, en exámenes de seguimiento periódicos.
La ingesta de alimentos ricos en flavonoides de los participantes durante el año anterior se calculó a partir de un cuestionario alimentario autodeclarado en el que se detallaba la frecuencia y la cantidad consumida de 112 alimentos. Los valores de flavonoides se asignaron a los alimentos según los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos sobre el contenido de flavonoides en los alimentos.
El microbioma intestinal de los participantes se evaluó mediante el ADN bacteriano fecal extraído de muestras de heces. Tras una noche de ayuno, se midieron los niveles de presión arterial de los participantes tres veces en intervalos de tres minutos tras un periodo inicial de descanso de cinco minutos.
Los investigadores también recogieron información sobre el estilo de vida de los participantes, como el sexo, la edad, el hábito de fumar, el uso de medicamentos y la actividad física, así como los antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria, el número de calorías diarias y la fibra consumida, y se midió la altura y el peso de cada participante para calcular el IMC (índice de masa corporal).
El análisis de la ingesta regular de flavonoides con el microbioma intestinal y los niveles de presión arterial encontró que los participantes del estudio que tenían el mayor consumo de alimentos ricos en flavonoides, incluyendo bayas, vino tinto, manzanas y peras, tenían niveles de presión arterial sistólica más bajos, así como una mayor diversidad en su microbioma intestinal que los participantes que consumían los niveles más bajos de alimentos ricos en flavonoides.
En la investigación, hasta un 15,2 por ciento de la asociación entre los alimentos ricos en flavonoides y la presión arterial sistólica podía explicarse por la diversidad encontrada en el microbioma intestinal de los participantes.
Además, comer 1,6 raciones de bayas al día (una ración equivale a 80 gramos, o 1 taza) se asoció a una reducción media de los niveles de presión arterial sistólica de 4,1 mm Hg, y alrededor del 12% de la asociación se explicó por factores del microbioma intestinal.
El consumo de 2,8 vasos (125 ml de vino por vaso) de vino tinto a la semana se vinculó con una media de 3,7 mm Hg de reducción del nivel de presión arterial sistólica, de los cuales el 15% podía explicarse por el microbioma intestinal.
"Nuestros hallazgos indican que los futuros ensayos deberían considerar a los participantes según su perfil metabólico para estudiar con mayor precisión las funciones del metabolismo y del microbioma intestinal en la regulación de los efectos de los flavonoides sobre la presión arterial. Una mejor comprensión de la gran variabilidad individual del metabolismo de los flavonoides podría explicar muy bien por qué algunas personas obtienen mayores beneficios de protección cardiovascular de los alimentos ricos en flavonoides que otras", remacha Cassidy.