MADRID 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
La carne roja no procesada y los cereales integrales pueden incluirse, o no, en una dieta saludable porque no influyen en el resultado, al igual que sucede con los lácteos ricos en grasa, según un estudio realizado en 80 países de todos los continentes habitados y publicado en el 'European Heart Journal', una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
Las dietas que hacen hincapié en frutas, verduras, lácteos (principalmente integrales), frutos secos, legumbres y pescado se relacionaron con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y muerte prematura en todas las regiones del mundo. La adición de carne roja no procesada o cereales integrales apenas influyó en los resultados.
"El doctor Andrew Mente, autor del estudio y miembro del Instituto de Investigación en Salud de la Población de la Universidad McMaster de Hamilton (Canadá), explica que "los alimentos bajos en grasa se han convertido en el centro de atención del público, la industria alimentaria y los responsables políticos, y las etiquetas nutricionales se centran en la reducción de las grasas y las grasas saturadas".
"Nuestros resultados sugieren que la prioridad debería ser aumentar los alimentos protectores, como los frutos secos (a menudo evitados por ser demasiado densos en energía), el pescado y los lácteos, en lugar de restringir los lácteos (especialmente los integrales) a cantidades muy bajas", añade.
Insiste en que estos resultados "demuestran que una dieta sana puede incluir hasta dos raciones diarias de lácteos, principalmente integrales. Esto está en consonancia con la ciencia moderna de la nutrición, que demuestra que los lácteos, especialmente los integrales, pueden proteger contra la hipertensión y el síndrome metabólico".
El estudio examinó las relaciones entre una nueva puntuación de la dieta y los resultados de salud en una población mundial. Se creó una puntuación de dieta saludable basada en seis alimentos que se han relacionado con la longevidad.
La dieta PURE incluía 2-3 raciones de fruta al día, 2-3 raciones de verdura al día, 3-4 raciones de legumbres a la semana, 7 raciones de frutos secos a la semana, 2-3 raciones de pescado a la semana y 14 raciones de productos lácteos (principalmente integrales, pero sin incluir mantequilla ni nata montada) a la semana.
Se asignó una puntuación de 1 (saludable) a la ingesta superior a la mediana del grupo y una puntuación de 0 (no saludable) a la ingesta igual o inferior a la mediana, para un total de 0 a 6. "Los participantes situados en el 50% superior de la población -un nivel alcanzable- en cada uno de los seis componentes alimentarios obtuvieron la puntuación máxima de seis en la dieta", explica el doctor Mente.
En el estudio PURE, en el que participaron 147.642 personas de la población general de 21 países, se analizó la relación entre la puntuación y la mortalidad, el infarto de miocardio, el ictus y la ECV total (incluida la ECV mortal y el infarto de miocardio no mortal, el ictus y la insuficiencia cardiaca).
Los análisis se ajustaron en función de factores que podían influir en las relaciones, como la edad, el sexo, la relación cintura-cadera, el nivel de estudios, los ingresos, la ubicación urbana o rural, la actividad física, el hábito de fumar, la diabetes, el uso de estatinas o medicamentos para la hipertensión y la ingesta total de energía.
La puntuación media de la dieta fue de 2,95. Durante una mediana de seguimiento de 9,3 años, se produjeron 15.707 muertes y 40.764 eventos cardiovasculares. En comparación con la dieta menos saludable (puntuación de 1 o menos), la dieta más saludable (puntuación de 5 o más) se relacionó con un 30% menos de riesgo de muerte, un 18% menos de probabilidad de ECV, un 14% menos de riesgo de infarto de miocardio y un 19% menos de riesgo de ictus.
Las asociaciones entre la puntuación de la dieta saludable y los resultados se confirmaron en cinco estudios independientes que incluyeron un total de 96.955 pacientes con ECV en 70 países.
"Éste ha sido, con diferencia, el estudio más diverso del mundo sobre nutrición y resultados sanitarios, y el único con representación suficiente de países de ingresos altos, medios y bajos --destaca el doctor Mente--. La conexión entre la dieta PURE y los resultados en materia de salud se encontró en personas generalmente sanas, pacientes con ECV, pacientes con diabetes y en todas las economías".
"Las asociaciones fueron más fuertes en las zonas con la dieta de peor calidad, incluyendo el sur de Asia, China y África, donde la ingesta de calorías era baja y dominada por los carbohidratos refinados. Esto sugiere que una gran proporción de muertes y ECV en adultos de todo el mundo puede deberse a la desnutrición, es decir, a una ingesta baja de energía y alimentos protectores, más que a la sobrealimentación. Esto desafía las creencias actuales", afirma el profesor Salim Yusuf, autor principal e investigador principal de PURE.
En un editorial adjunto, el doctor Dariush Mozaffarian, de la Escuela Friedman de Ciencia y Política de la Nutrición de la Universidad Tufts de Boston (EE.UU.), afirma que "los nuevos resultados de PURE, en combinación con informes anteriores, exigen una reevaluación de las implacables directrices de evitar los productos lácteos integrales".
"Investigaciones como la de Mente y sus colegas nos recuerdan el aumento continuo y devastador de las enfermedades crónicas relacionadas con la dieta en todo el mundo, y el poder de los alimentos protectores para ayudar a hacer frente a estas cargas --prosigue--. Es hora de que las directrices nacionales sobre nutrición, las innovaciones del sector privado, la política fiscal y los incentivos agrícolas de los gobiernos, las políticas de adquisición de alimentos, el etiquetado y otras prioridades normativas, y las intervenciones sanitarias basadas en los alimentos se pongan al día con la ciencia. Millones de vidas dependen de ello", concluye.