MADRID, 2 Dic. (EDIZIONES) -
Muchas veces nombramos mal a los alimentos, y tenemos conceptos erróneos. Según el Código Alimentario Español (CAE), los embutidos se definen como 'preparados a partir de carnes autorizadas, picadas o no, sometidas o no a procesos de curación, adicionadas o no de despojos comestibles y de grasas de cerdo, productos vegetales, condimentos y especies; e introducidos en tripas naturales o artificiales.
Según destaca en una entrevista con Europa Press Infosalus la secretaria de la Junta de la Sociedad Española de Dietética y Nutrición (SEDYN), y dietista-nutricionista en el Hospital Universitario de Navarra Arantza Ruiz de las Heras el punto clave es que estén introducidas en una tripa, esto le da la característica de embutido.
Entonces, detalla esta experta, que hay cuatro tipos de embutidos:
·Embutidos de carne: chorizo, longaniza, embuchado, morcón, el salchichón y el fuet, las salchichas frescas, las tipo viena o fráncfort, así como la butifarra, o la sobrasada, entre otros.
·Embutidos de vísceras: salchichas de hígado, y las sabadeñas.
·Embutidos de sangre: la morcilla en todas sus variantes.
·Fiambres: jamón de york, mortadela, roulada, galantinas, pasta de hígado, y los chicharrones.
NO TE EQUIVOQUES CON EL JAMÓN SERRANO
Por otro lado, el jamón serrano, según precisa Arantza Ruiz de las Heras, no es un embutido, aunque está incluido dentro de los derivados cárnicos, dentro del grupo de salazones, porque la característica típica de un embutido es que están introducidos en una tripa, y el jamón serrano no lo está. "Es una pieza curada, salada, pero no introducida en una tripa", insiste.
En principio, según cuenta esta dietista-nutricionista, teniendo en cuenta la pirámide de alimentación saludable, establece que los embutidos están en el vértice, en la parte más alta de la pirámide, "y esto quiere decir, por tanto, que hay que tomarlos de manera ocasional".
Tal y como argumenta, no son especialmente recomendables porque su composición nutricional tiene mucha grasa, e incluso muchas veces grasa como tal adicionada, y precisamente no se suelen usar las partes más nobles del cerdo para hacer el embutido.
"Además, se trata de grasas saturadas, no cardiosaludables; aparte de que se añaden despojos, que tienen mucho colesterol, y sal. Entonces, en general, la composición nutricional no es buena, aporta muchas calorías, mucha grasa, aporta azúcares. Saludable no es, y está recomendado como un consumo ocasional el jamón serrano", sostiene esta experta en nutrición del Hospital Universitario de Navarra.
¿DEBEMOS CONSUMIR EMBUTIDOS?
Con todo ello, Ruíz De las Heras resalta que el consumo de embutidos debe ser "ocasional", y dentro de una dieta saludable sin ninguna patología, prohibido no hay nada, y no se recomienda un consumo ni frecuente, ni en cantidad excesiva. "Cuanto menos, mejor", incide.
Reconoce, eso sí, que hay algunos embutidos que tienen una mejor composición nutricional mejor que otros: "Cuanta menos grasa adicionada lleve, y la carne adicionada que lleve sea mejor, este productos mejor será nutricionalmente hablando. Dentro de toda la batería de embutidos, el 'jamón cocido extra', que lleva mayor cantidad de carne, lo pondría un poco mejor que algún otro embutido; pero siempre comparándolos dentro de un grupo de alimentos que no son recomendables en sí".
EL CONSUMO DE EMBUTIDOS Y EL CÁNCER
Es más, esta dietista-nutricionista del Hospital Universitario de Navarra sí recuerda que hay un informe de la OMS de 2015 que establece relaciones entre algunos alimentos y algunos tipos de cáncer, y en concreto, entre la carne procesada y algunos cánceres en adultos, especialmente el cáncer colorrectal.
Se trata del informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la OMS, acerca de la carne procesada y el cáncer colorrectal, en el que se aconsejaba a la población que moderara el consumo de conservas de carne para reducir el riesgo de cáncer. "No se pide a la población que deje de comer carnes procesadas, sino que se indica que la reducción del consumo de estos productos puede disminuir el riesgo de cáncer colorrectal", incide esta institución internacional.
"El jamón serrano se considera una carne procesada porque cumple la definición, ha tenido curado, que es uno de los requisitos de la carne procesada. ¿Esto quiere decir que si comes jamón serrano vas a tener cáncer? Pues no. La relación tampoco es así, pero sí que hay establecida una evidencia. Por lo que no es recomendable decir que el consumo de jamón serrano (y de embutido) puede ser libre", mantiene.
Así, insiste la miembro de SEDYN que el consumo debería estar limitado en frecuencia y cantidad, reservado para ocasiones especiales, y no debería realizarse todos los días, y siempre en poca cantidad.
Al mismo tiempo destaca que lo importante es mantener una alimentación variada y equilibrada, rica en frutas y en verduras, y no ceñirnos siempre a un único tipo de alimento. "Todo lo que yo hago en mi vida, mi alimentación, y mi actividad física es determinante. Dentro de un plan saludable, donde hay muchos vegetales, tomar un poco de jamón serrano no es problemático. Al final hay que comer de manera equilibrada y variada", destaca.