Por qué es mejor comer grasas insaturadas que grasas saturadas o grasas trans

Alimentos, comida, aceite, nueces, pescado
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Actualizado: miércoles, 6 julio 2016 9:18

   MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

    La grasa es un componente fundamental de la dieta, aporta la energía necesaria para desarrollar las actividades propias del organismo y las derivadas de la actividad física. Si se consume en exceso se produce un aporte de energía demasiado elevado que, si no se gasta, se acumula conduciendo a la obesidad y favoreciendo la aparición de enfermedades como las cardiovasculares.

   Entre los alimentos con grasa están los aceites vegetales y grasas animales. Además, no se puede olvidar que algunos alimentos se elaboran con grasas: bollería industrial, chocolates, patatas fritas, aperitivos salados y que deben consumirse de forma ocasional y no a diario.

   En los últimos años, ha habido una gran confusión en la comunidad biomédica y el público en general cerca de los efectos de determinados tipos de grasa en la dieta. Un nuevo estudio viene a resolver las dudas sobre los beneficios o las consecuencias de su abuso.

   En un amplio seguimiento de la población de estudio durante más de tres décadas, investigadores de Escuela T.H. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, encontraron que un mayor consumo de grasas saturadas y trans estaba vinculado con una mayor mortalidad en comparación con el mismo número de calorías de carbohidratos.

   Lo más importante de esta investigación es que la sustitución de grasas saturadas por grasas insaturadas confiere beneficios sustanciales para la salud y que el consumo de cantidades más altas de grasas no saturadas se asocia con una menor mortalidad.

   Este estudio, que se publica en la edición digital de este martes de 'JAMA Internal Medicine', proporciona más apoyo a las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2015-2020, que hacen hincapié en los tipos de grasa que es preferible consumir en lugar de la cantidad total de grasa en la dieta.

   El trabajo sugiere que la sustitución de grasas saturadas como la mantequilla, la manteca de cerdo y la grasa en la carne roja por grasas no saturadas de los alimentos de origen vegetal, como el aceite de oliva, el aceite de canola y el aceite de soja, puede conferir beneficios sustanciales para la salud y debe seguir siendo un mensaje clave en las recomendaciones dietéticas.

   "Este estudio documenta los beneficios importantes de las grasas no saturadas, especialmente cuando se sustituyen las grasas saturadas y trans", señala el autor principal del estudio, Dong Wang, estudiante de doctorado en los departamentos de nutrición y Epidemiología en la Escuela Chan de Harvard.

   La investigación incluyó a 126.233 participantes de dos grandes estudios a largo plazo -'Estudio de Salud de Enfermeras' y 'Estudio de Seguimiento de los Profesionales Sanitarios', que respondieron a preguntas de la encuesta cada 2-4 años sobre su dieta, estilo de vida y salud hasta 32 años. Durante el seguimiento, se documentaron 33.304 muertes.

   Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard y del Hospital Brigham y de la Mujer, también en Estados Unidos, examinaron la relación entre los tipos de grasas en las dietas de los participantes y la mortalidad general entre el grupo durante el periodo de estudio, así como las muertes por enfermedad cardiovascular (ECV), cáncer, enfermedad neurodegenerativa y patologías respiratorias.

   Los diferentes tipos de grasas en la dieta tenían distintas asociaciones con la mortalidad, hallaron los investigadores. Las grasas trans tenían el efecto adverso más significativo en la salud: cada ingesta de un 2 por ciento más elevada de grasas trans se vinculó con una probabilidad del 16 por ciento mayor de muerte prematura durante el periodo de estudio.

A MÁS GRASAS SATURADAS, MÁS RIESGO DE MORTALIDAD

   Un mayor consumo de grasas saturadas también se relacionó con un mayor riesgo de mortalidad. Cuando se compara con el mismo número de calorías de hidratos de carbono, cada aumento del 5 por ciento en el consumo de grasas saturadas se relacionó con un riesgo más alto del 8 por ciento de mortalidad global.

   Por el contrario, la ingesta de altas cantidades de grasas insaturadas --tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas-- se asoció con entre un 11 y un 19 por ciento menor de mortalidad general en comparación con el mismo número de calorías de carbohidratos. Entre las grasas poliinsaturadas, los ácidos omega-6, que se encuentran en la mayoría de los aceites vegetales, y los ácidos grasos omega-3, que están presentes en el pescado y los aceites de soja y canola, se asociaron con un menor riesgo de muerte prematura.

   Los efectos sobre la salud de determinados tipos de grasas dependían de por qué se fueron sustituyendo, revelan los autores. Por ejemplo, las personas que sustituyen las grasas saturadas por grasas insaturadas --especialmente las grasas poliinsaturadas-- tenían un riesgo significativamente menor de muerte en general durante el tiempo de estudio, así como un menor riesgo de muerte por patologías cardiovasculares, cáncer, enfermedades neurodegenerativas y enfermedades respiratorias, en comparación con los que mantienen un consumo elevado de grasas saturadas.

   Los resultados para las enfermedades cardiovasculares son consistentes con muchas investigaciones anteriores que muestran que el colesterol total y el colesterol LDL ("malo") se reduce cuando las grasas saturadas reemplazan a las grasas trans o saturadas.

   Las personas que sustituyen las grasas saturadas con carbohidratos tenían sólo un poco menor riesgo de mortalidad. Además, la sustitución de la grasa total con los hidratos de carbono se asoció con una mortalidad ligeramente superior. Esto no es sorprendente, según los autores, porque los carbohidratos en la dieta estadounidense tienden a ser almidón y azúcar refinada sobre todo, que tienen una influencia similar en el riesgo de mortalidad que las grasas saturadas.

   "Nuestro estudio muestra la importancia de eliminar la grasa trans y sustituir las grasas saturadas por insaturadas, incluyendo los ácidos grasos poliinsaturados omega-6 y omega-3. En la práctica, esto se puede conseguir mediante la sustitución de grasas de origen animal por una variedad de aceites vegetales líquidos", aconseja el coautor principal Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología de la Facultad de Salud Pública Chan de Harvard y profesor de Medicina en Harvard.