MADRID, 16 Ene. (EDIZIONES) -
Con el frío, sin quererlo, tendemos a confeccionar nuestros menús de una manera diferente a la que, por ejemplo, hacemos en verano. Pero no sabemos a ciencia cierta hasta qué punto esto es mejor para nuestra salud o no. Nos movemos más por las apetencias, ¿quién se come más a gusto un gazpacho con frío?,¿no es mejor un puré calentito para entrar en calor?
Charlamos en Infosalus con Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid quien señala que, en estas fechas, en la época de frío, y para que el cuerpo pueda conseguir mantener su temperatura corporal en un ambiente así es necesario un mayor aporte calórico.
"Esta regla general no es aplicable en la actualidad a la gran mayoría de la población porque, en general, no permanecemos grandes periodos de tiempo en el exterior a bajas temperaturas mientras realizamos actividad física, cómo sí lo hacían generaciones anteriores a nosotros", advierte esta experta.
Una gran parte de la población actual durante el invierno se encuentra casi todo el tiempo en interiores con temperaturas controladas, por lo que asegura que no tiene por qué haber un mayor consumo de calorías.
ES NECESARIO UN MAYOR APORTE DE VITAMINAS
Sí que la época invernal implica que nuestra dieta no descuide aquellos nutrientes que requeriremos durante esta época, según subraya: "Por ejemplo, necesitamos un aporte de vitaminas, que nos ofrecerán las verduras de invierno (características por sus colores llamativos). Todas estas verduras invernales tienen mucha riqueza en antioxidantes que no debemos olvidar en nuestra alimentación invernal".
Por otro lado, Elena Pérez Montero mantiene que, si llevamos a cabo una actividad sedentaria en una zona con calefacción, no necesitaremos aumentar la ingesta. "Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las personas tienen una ingesta calórica muy superior a lo que se recomienda normalmente", indica.
Por ello, ve importante que se utilicen más formas de preparación adaptadas a la estación, como caldos o sopas que, al estar templadas o calientes, obligan menos a nuestro aparato digestivo y ofrecen más sensación de confort a las personas que las consumen.
Preguntada esta nutricionista de Quirónsalud Madrid sobre si es cierto que con el frío quememos más calorías, remarca que si aumentamos el nivel de ejercicio en el exterior sí se pueden incrementar el número de calorías que se consumen, aunque matiza, eso sí, que el tiempo en el exterior debe ser prolongado. "La mayor parte de la población actual apenas puede pasar dos horas en el exterior, un tiempo muy corto que, aunque se permanezca a bajas temperaturas, no requieren aportaciones clóricas extras", sostiene.
Aquí menciona el caso de los deportistas, quienes realizan gran parte de su actividad en el exterior a bajas temperaturas: "Sí que se les puede adaptar la dieta, al igual que a los trabajadores que pasan muchas horas en el exterior. De todos modos, el ajuste depende más del nivel de ejercicio, que de las condiciones de frío".
CÓMO DEBE SER LA DIETA EN INVIERNO
En este sentido, ¿debemos modificar nuestra dieta hacia platos más calóricos en invierno? ¿Qué tipo de platos u opciones dentro de nuestro menú son las más adecuadas? Esta dietista-nutricionista señala a este respecto que la asociación de platos muy calóricos, como las alubias acompañadas de chorizo o de otros embutidos, estaba indicado en personas que pasaban gran parte del día al aire libre realizando actividad física, como por ejemplo puede ser el caso de los agricultores.
"Una persona que consuma una dieta equilibrada y que no requiere ganar peso, no es necesario que requiera un mayor aporte de calorías durante el invierno", prosigue la experta del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
De hecho, Elena Pérez Montero insiste en que en el invierno es recomendable el consumo de verduras de temporada, ya que nos aportarán los nutrientes necesarios para esta época, y pone algunos ejemplos como el nabo, los grelos, el brécol, la coliflor, la lombarda, las alcachofas, las coles de Bruselas, las espinacas, las acelgas, o la remolacha.