MADRID, 23 Feb. (EUROPA PRESS) -
La dieta de los niños españoles es elevada en grasas saturadas, pero deficitaria con respecto a las recomendaciones internacionales de ácidos grasos esenciales y poliinsaturados como los omega-3, especialmente de ácido docosahexaenoico (DHA), que forma parte de las células del cerebro y de la retina y es esencial para el desarrollo cognitivo y visual; según un trabajo publicado en 'Nutrients', desarrollado en el marco del 'Estudio Nutricional en Población Infantil Española (EsNuPI), llevado a cabo por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de la Nutrición (FINUT).
Sin embargo, los autores de la investigación observaron que los niños consumidores de leches infantiles enriquecidas presentaron un perfil más saludable de consumo de grasas, con ingestas más cercanas a las recomendaciones de grasas totales, ácidos grasos saturados, ácidos grasos esenciales y ácidos grasos poliinsaturados y, concretamente, ingestas 4,5 veces superiores de omega-3 DHA.
Concretamente, las leches infantiles enriquecidas son leches de continuación, crecimiento, enriquecidas o fortificadas con algún nutriente para adaptarse a las necesidades nutricionales específicas de un grupo concreto de la población, como pueden ser los lactantes, los niños de corta edad (1-3 años), los niños en edad preescolar o los niños en edad escolar (6 años).
Según se desprende del Estudio EsNuPI, estas leches enriquecidas, que normalmente contienen menos grasas saturadas y están enriquecidas con ácidos grasos poliinsaturados de la serie omega-3, principalmente eicosapentaenoico (EPA) y DHA , como las denominadas fórmulas de crecimiento, suponen una oportunidad para mejorar el perfil del consumo de grasa de los niños.
"Una ingesta de grasa adecuada en la alimentación infantil es fundamental para asegurar un buen aporte de energía, así como un correcto crecimiento físico y el desarrollo de órganos esenciales como el cerebro", explica la coordinadora de la Unidad de Nutrición Pediátrica del Complejo Hospitalario de la Universidad de Santiago de Compostela y una de las autoras del trabajo, Rosaura Leis.
Tal y como ha explicado esta experta, el consumo de grasas debe suponer el 20-35 por ciento de la ingesta energética total, "atendiendo siempre a las ingestas mínimas recomendadas de ácidos grasos esenciales y ácidos grasos poliinsaturados, como los omega-3 y los omega-6, y moderando las grasas saturadas".
Precisamente, el estudio EsNuPI analiza la ingesta habitual de grasas en la población infantil española no vegana, comparando una muestra de referencia representativa con otra de niños consumidores de leches infantiles enriquecidas. Con estos datos se evaluó el cumplimiento de las recomendaciones nutricionales internacionales y se observó que 4 de cada 10 niños españoles de 1 a 10 años presentan ingestas de grasa total y ácidos grasos saturados superiores a lo recomendado.
Sin embargo, la muestra de niños consumidores de leches infantiles enriquecidas (cuyo perfil graso está modificado) presenta una mejor adecuación a las recomendaciones dadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONU-FAO). En este sentido, lo recomendado como saludable es que la ingesta de grasas saturadas no supere el 8 por ciento de ingesta energética total, y este porcentaje se sitúa en el 13 por ciento en la población infantil general y en el 12 por ciento en el grupo de los niños consumidores de leches infantiles enriquecidas.
Por otro lado, los niños que consumen leches infantiles enriquecidas también alcanzan en mayor medida las recomendaciones de grasas saludables. De hecho, este grupo presenta una ingesta mayor de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, como el omega-3 DHA, aunque ambas cohortes necesitan mejorar las ingestas para todos los grupos de edad de 1 a 10 años.
Así, el porcentaje de niños que cumplen las recomendaciones de grasas poliinsaturadas se sitúa en el 21,5 por ciento en el caso de los consumidores de leches infantiles enriquecidas, y en el 11,2 por ciento en el grupo de población infantil general. "Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de una mejor educación nutricional, tanto en los niños como en sus padres, con el objetivo de promocionar hábitos dietéticos más saludables", explica la doctora Leis.
PRINCIPALES FUENTES ALIMENTARIAS DE GRASA EN LA DIETA DE LOS NIÑOS
Las tres fuentes principales de grasa total en la dieta de los niños fueron la leche y los productos lácteos, los aceites y las grasas y las carnes y los productos cárnicos. En la población general infantil, en los tres grupos de edad analizados por el Estudio EsNuPI, la fuente principal de DHA son los pescados y mariscos, seguido de la carne y productos cárnicos y de la leche y los productos lácteos.
En cuanto a los niños consumidores de leches infantiles enriquecidas, la leche y los productos lácteos aparecen en primer lugar como fuente de DHA, seguido de los pescados y mariscos y las carnes y productos cárnicos. "La principal fuente de DHA en la dieta son los pescados azules, pero en muchos casos a los padres les resulta difícil introducir estos alimentos en la dieta de los niños con la frecuencia que sería necesaria para alcanzar las ingestas diarias recomendadas", afirma la doctora Leis.
"Así, el Estudio EsNuPI muestra que utilizar alimentos fortificados y enriquecidos como los lácteos, tan presentes e importantes en la dieta de los niños, es una estrategia útil y eficaz para ayudar a alcanzar las ingestas adecuadas", concluye la experta.