No (solo) es lo que comes, es cómo lo comes: el fallo silencioso que sabotea tu salud

Archivo - Hombre comiendo espaguetis.
Archivo - Hombre comiendo espaguetis. - RIDOFRANZ - Archivo
Actualizado: domingo, 6 abril 2025 10:25

   MADRID, 6 Abr. (EDIZIONES) -

   Nuestra vida moderna actual le pasa factura a nuestro sistema digestivo. Y no sólo el tipo de alimentación que mantenemos, que no suele ser la mejor, porque tampoco seguimos la aconsejadísima dieta mediterránea. Los principales problemas o errores que cometemos hoy en día al comer son el qué comemos, como hemos contado; el cómo lo hacemos, demasiado rápido; y todo ello sin masticar.

   Charlamos sobre este asunto con la dietista integrativa, experta en psiconeuroinmunología, microbiota y patologías digestivas, Yor d.Andonova, quien acaba de publicar con Harper Collins 'Vive más y mejor con una buena digestión', un manual en el que lamenta que esta vida moderna nos perjudica a nuestra salud en general, y a nivel digestivo en particular.

   El primer error que en su opinión cometemos al comer es el tipo de dieta que mantenemos. Subraya que nuestra dieta hoy en día se caracteriza por abusar de los procesados y de los ultraprocesados, favorecidos en parte porque echamos mano de la comida preparada de supermercados, por ejemplo, de los platos precocinados, que se meten al microondas y ya están listos para el consumo; aparte de que ingerimos con frecuencia platos llenos de aditivos, de colorantes, de aromas que afectan a nuestra microbiota; así como el consumo de azúcar.

   Sostiene, igualmente, en este sentido que "el pan ya no es lo que era, y ahora el trigo está modificado genéticamente y empieza a ser un alimento inflamatorio", al tiempo que indica que "hay verduras todo el año a base de pesticidas y de explotar las tierras", o hay carnes y pescados de peor calidad y más contaminados, y es constante en nuestro día a día el uso de procesados y de ultraprocesados.

   Por eso, aconseja primeramente llenar nuestros platos de colores, variedad de alimentos, y fibras fermentables y acompañarlos siempre de proteínas, grasas saludables, e hidratos de carbono para alimentar a nuestra microbiota.

HAY QUE MASTICAR ENTRE 20 Y 30 VECES

   Con ello, advierte esta dietista de que la manera en la que comemos puede desequilibrar nuestra digestión, y provocarnos síntomas como hinchazón abdominal, ardor, reflujo, gases, o incluso dolor de estómago. "Masticar, que es aparentemente simple y carece de importancia para la mayor parte de nosotros tiene un impacto significativo en este proceso; es el primer paso de una cadena que es como un dominó, de manera que si se cae una ficha las demás irán detrás", advierte.

   En definitiva, Yor D.Andonova recomienda masticar entre 20-30 veces, para que la comida se descomponga lo suficiente y pueda pasar a la siguiente fase del proceso digestivo. "Con cada mordisco y movimiento de la lengua se mezcla el alimento con la saliva y arrancan así su descomposición y la primera absorción de nutrientes, especialmente hidratos de carbono simples, como azúcares y harinas, mediante unas enzimas llamadas 'amilasas'", agrega.

   Aparte, incide en que al masticar lo necesario enviamos una señal a nuestro cerebro con la que le informamos de que estamos comiendo y de que tiene que ir preparando los siguientes escenarios de la digestión para que estén listos cuando llegue la comida, como, por ejemplo, la secreción de jugos gástricos. "Por eso es tan oportuno este primer paso, si tragamos deprisa y sin masticar lo suficiente, la comida llegará al estómago en trozos mucho más grandes que los que este órgano puede digerir", sostiene.

   En libro también hace hincapié en que si no se mastica lo suficiente también se comerá más de la cuenta porque nuestro cerebro no será capaz de mandar la respuesta de saciedad cuando toca, que la envía una vez que el estómago ya está a rebosar. "En consecuencia, tus digestiones serán más complicadas y largas", advierte.

   Nos saltamos el proceso mecánico, la masticación, según alerta, de manera que llegan trozos grandes al estómago y que los jugos gástricos no son posibles de digerir. "El estómago se va 'fatigando' y bajan los jugos gástricos, de la misma manera que no da tiempo de dar respuesta a la saciedad, y no está todo el sistema digestivo preparado cuando la comida llega", concluye.

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