No te sientas culpable por comer azúcar, ¡échale la culpa a tus genes!

Archivo - Hombre obeso oliendo un bollo - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / YAROSLAV ASTAKHOV

   MADRID, 13 Nov. (EDIZIONES) -

   Una nueva investigación ha descubierto que las personas con un defecto genético en su capacidad para digerir la sacarosa comen menos pasteles, dulces y chocolate, lo que podría ser la clave para ayudar a la población en general a comer menos azúcar. El estudio internacional, publicado en 'Gastroenterology', muestra que las variaciones genéticas en el gen de la sacarasa-isomaltasa (SI) están asociadas con la ingesta y preferencia de alimentos ricos en sacarosa.

    Los científicos descubrieron que los ratones que carecen del gen SI tienen una ingesta y preferencia más bajas por la sacarosa dietética, que se desarrolla rápidamente y está asociada con cambios en la regulación de las hormonas del apetito. Esto se confirmó en grandes cohortes de población que muestran que las personas con defectos genéticos en la digestión de la sacarosa comen menos pasteles, bollería, dulces y chocolate y les gustan menos los alimentos a medida que aumenta su contenido de sacarosa.

   El estudio fue dirigido por Peter Aldiss, actualmente líder de grupo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), junto con la profesora adjunta Mette K. Andersen, del Centro de Investigación Metabólica Básica de la Fundación Novo Nordisk en Copenhague y el profesor Mauro D'Amato de CIC bioGUNE en España y la Universidad LUM en Italia. También participan científicos internacionales de Copenhague, Groenlandia, Italia y España como parte del 'grupo de trabajo sobre sacarasa-isomaltasa'.

   El doctor Aldiss afirma: "El exceso de calorías provenientes del azúcar es un factor que contribuye a la obesidad y la diabetes tipo 2. En el Reino Unido, consumimos entre el 9 y el 12% de nuestra ingesta alimentaria a partir de azúcares libres, como la sacarosa, y el 79% de la población consume hasta tres tentempiés azucarados al día.

    Al mismo tiempo, los defectos genéticos en la digestión de la sacarosa se han asociado con el síndrome del intestino irritable, un trastorno funcional común que afecta hasta al 10 % de la población. Ahora, nuestro estudio sugiere que la variación genética en nuestra capacidad para digerir la sacarosa de la dieta puede afectar no solo la cantidad de sacarosa que consumimos, sino también el grado en que nos gustan los alimentos azucarados".

   El equipo de expertos comenzó investigando los hábitos alimentarios de ratones que carecían del gen SI. En este estudio, los ratones desarrollaron una rápida reducción de la ingesta de sacarosa y de su preferencia. Esto se confirmó en dos grandes cohortes poblacionales que incluían a 6.000 individuos en Groenlandia y 134.766 en el Biobanco del Reino Unido.

   El equipo adoptó un enfoque nutrigenético para comprender cómo la variación genética en el gen SI afecta la ingesta y la preferencia de sacarosa en los seres humanos. Sorprendentemente, las personas con una incapacidad total para digerir la sacarosa dietética en Groenlandia consumían significativamente menos alimentos ricos en sacarosa, mientras que las personas con un gen SI defectuoso y parcialmente funcional en el Reino Unido, preferían menos los alimentos ricos en sacarosa.

   "Estos hallazgos sugieren que la variación genética en nuestra capacidad para digerir la sacarosa de la dieta puede influir en nuestra ingesta y preferencia por alimentos ricos en sacarosa, al tiempo que abre la posibilidad de apuntar a SI para reducir selectivamente la ingesta de sacarosa a nivel de población", cuenta el doctor Aldiss.

   "En el futuro, comprender cómo los defectos en el gen SI actúan para reducir la ingesta y la preferencia de sacarosa en la dieta facilitará el desarrollo de nuevas terapias para ayudar a frenar la ingesta de sacarosa en toda la población y mejorar la salud digestiva y metabólica", añade.

Leer más acerca de: