MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Institute for Systems Biology (ISB), un centro de investigación sin fines de lucro de Estados Unidos, han descubierto que el microbioma intestinal, incluyendo lo que le damos de comer, es en gran medida responsable de la variación de los metabolitos sanguíneos circulantes entre las personas.
Estos conocimientos ayudarán a orientar las intervenciones diseñadas para alterar la composición del metaboloma sanguíneo humano, según publican los investigadores en la revista 'Nature Metabolism'.
"Sabemos que la variación entre personas del metaboloma sanguíneo (las pequeñas moléculas que se encuentran en el torrente sanguíneo y que pueden interactuar con todos los sistemas de nuestro cuerpo) puede decirnos mucho sobre el estado de salud y de enfermedad. Averiguar qué gobierna esta variación es un paso necesario que nos acerca a los enfoques de precisión de la atención sanitaria", explica el doctor Sean Gibbons, miembro de la facultad de la ISB y coautor del artículo.
El equipo de investigación examinó 930 metabolitos sanguíneos presentes en más de 1.500 individuos. Más del 60 por ciento de los metabolitos detectados se asociaron significativamente con la genética del huésped o con el microbioma intestinal.
"En particular, el 69 por ciento de estas asociaciones fueron impulsadas únicamente por el microbioma, mientras que el 15 por ciento fueron impulsadas únicamente por la genética y el 16 por ciento estuvieron bajo el control híbrido de la genética y el microbioma", explica el doctor Christian Diener, investigador principal de la ISB y autor principal del estudio.
Diener y el coautor principal, Chengzhen Dai, analizaron los datos metabolómicos, genómicos y del microbioma no identificados de los pacientes que dieron su consentimiento en un programa de bienestar científico para consumidores.
Descubrieron que la variación de los metabolitos sanguíneos explicada por el microbioma era en gran medida independiente de la variación explicada por el genoma, incluso para los metabolitos híbridos que estaban significativamente asociados tanto con la genética como con los microbios.
Además, algunas asociaciones metabolito-microbio sólo eran significativas en individuos con antecedentes genéticos específicos, lo que indica una interacción matizada entre el microbioma y la genética del huésped en la conformación del metaboloma sanguíneo.
Estos nuevos resultados son prometedores por un par de razones. En primer lugar, el elevado número de metabolitos específicos del microbioma sugiere que gran parte de nuestro metaboloma sanguíneo podría modificarse mediante intervenciones dietéticas, probióticas y de otros estilos de vida.
En segundo lugar, los metabolitos que están bajo un control genético más estricto podrían no responder a la modificación del estilo de vida, lo que los convertiría en objetivos de intervenciones farmacológicas dirigidas directamente a las vías del huésped.
"Un conocimiento más profundo de los factores determinantes del metaboloma sanguíneo nos proporcionará una ventana a la forma en que estos niveles de metabolitos circulantes pueden ser diseñados y optimizados para la salud --explica el doctor Andrew Magis, coautor del artículo--. Entender qué pequeñas moléculas circulantes caen predominantemente bajo el control del huésped frente al microbioma ayudará a guiar las intervenciones diseñadas para prevenir y/o tratar una serie de enfermedades".