MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha descubierto que comer aperitivos con almidón con alto contenido de patata blanca u otros almidones después de cualquier comida se asocia con un aumento de al menos un 50% del riesgo de mortalidad y un aumento del 44-57% del riesgo de muerte relacionada con la enfermedad cardiovascular (ECV).
Por el contrario, comer frutas, verduras o lácteos en determinadas comidas se asocia a un menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, cáncer o cualquier causa, según publican en el 'Journal of the American Heart Association', una revista de acceso abierto de la Asociación Americana del Corazón.
"La gente se preocupa cada vez más por lo que come y por el momento en que lo hace --afirma la doctora Ying Li, autora principal del estudio y profesora del departamento de nutrición e higiene alimentaria de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Médica de Harbin (China)--. Nuestro equipo trató de comprender mejor los efectos que tienen los distintos alimentos cuando se consumen en determinadas comidas".
Li y sus colegas analizaron los resultados de 21.503 participantes en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de 2003 a 2014 en Estados Unidos para evaluar los patrones dietéticos en todas las comidas. Entre la población del estudio, el 51% de los participantes eran mujeres y todos los participantes tenían 30 años o más al inicio del estudio.
Para determinar los resultados de los pacientes, los investigadores utilizaron el Índice Nacional de Defunciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. para anotar los participantes que murieron hasta el 31 de diciembre de 2015, debido a ECV, cáncer o cualquier causa.
Los investigadores clasificaron los patrones dietéticos de los participantes analizando qué tipos de alimentos consumían en las diferentes comidas.
Para las comidas principales, se identificaron tres patrones dietéticos principales para la comida de la mañana: El desayuno occidental, el desayuno con almidón y el desayuno con fruta; el almuerzo occidental, el almuerzo con verduras y el almuerzo con frutas, que se identificaron como los principales patrones dietéticos para la comida del mediodía; y la cena occidental, la cena de verduras y la cena de frutas, que se identificaron como los principales patrones dietéticos para la comida de la noche.
En cuanto a los tentempiés, se identificaron los tentempiés de cereales, los tentempiés de fécula, los tentempiés de fruta y los tentempiés de productos lácteos como los principales patrones de tentempié entre comidas.
Además, se analizó a los participantes que no se ajustaban a patrones alimentarios específicos como grupo de referencia, y los investigadores observaron que el patrón dietético occidental tiene mayores proporciones de grasa y proteína, lo que es similar a muchas comidas norteamericanas.
Los participantes del grupo de comidas occidentales fueron los que consumieron más porciones de cereales refinados, grasas sólidas, queso, azúcares añadidos y carne curada. Los participantes en el grupo de almuerzo basado en frutas consumieron la mayor cantidad de porciones de cereales integrales, frutas, yogur y frutos secos.
Los participantes del grupo de la cena a base de verduras consumieron la mayor cantidad de raciones de verduras oscuras, verduras rojas y naranjas, tomates, otras verduras y legumbres. Los participantes que consumieron aperitivos con almidón fueron los que más raciones consumieron de patatas blancas.
Según concluyen, comer un almuerzo occidental (que suele contener granos refinados, queso y carne curada) se asoció con un 44% más de riesgo de muerte por ECV, mientras comer una comida a base de fruta se asoció con un riesgo de muerte por ECV reducido en un 34% y el consumo de una cena a base de verduras se asoció a una reducción del 23% y del 31% en la mortalidad por ECV y por todas las causas, respectivamente.
El consumo de un tentempié con alto contenido en almidón después de cualquier comida se asoció a un aumento del 50-52% del riesgo de mortalidad por todas las causas y a un aumento del 44-57% del riesgo de mortalidad por ECV.
"Nuestros resultados revelaron que la cantidad y el momento de la ingesta de varios tipos de alimentos son igualmente críticos para mantener una salud óptima -explica Li--. Las futuras directrices de nutrición y estrategias de intervención podrían integrar los tiempos de consumo óptimos de los alimentos a lo largo del día".
