MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los aditivos alimentarios, ampliamente utilizados en la industria agroalimentaria, se encuentran principalmente en los productos ultraprocesados que se venden en los supermercados. La literatura científica proporciona información sobre los posibles efectos nocivos del consumo de varias de estas sustancias, que se han asociado con el desarrollo de trastornos metabólicos, inflamación crónica y desequilibrios en la microbiota intestinal.
Estudios recientes de la cohorte NutriNet-Santé también han revelado una asociación entre el consumo de algunos de estos aditivos y un mayor riesgo de diabetes tipo 2, cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Si bien ofrecen información sobre el efecto individual de cada una de estas sustancias, ningún estudio había analizado aún el posible impacto de su consumo combinado. Y esto a pesar de que los alimentos ultraprocesados suelen contener mezclas de aditivos alimentarios, cada uno con sus propiedades específicas (conservantes, potenciadores del sabor, colorantes, agentes de textura, etc.).
ADITIVOS EN EQUIPO: ASÍ ACTÚAN JUNTOS PARA DAÑAR TU SALUD
En un nuevo estudio, investigadores del Inserm, el INRAE, la Universidad Sorbonne Paris Nord, la Universidad Paris Cité y el Cnam, como parte del Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (CRESS-EREN), todas instituciones en Francia, examinaron la posible relación entre la exposición a mezclas de aditivos alimentarios de consumo habitual y la aparición de diabetes tipo 2. Sus hallazgos se publican en 'Plos Medicine'.
Las mezclas de aditivos alimentarios son un componente cotidiano de nuestra dieta, especialmente a través de los alimentos ultraprocesados. Hasta hace poco, las evaluaciones de seguridad de estos aditivos se realizaban sustancia por sustancia debido a la falta de datos sobre el efecto de su ingesta conjunta.
Para este trabajo, los investigadores analizaron los datos de salud de más de 100.000 adultos que participaron en la cohorte francesa NutriNet-Salté. Se descubrió que dos de las cinco mezclas analizadas estaban asociadas con una mayor incidencia de diabetes tipo 2, en particular una mezcla que contenía diferentes emulsionantes, como carragenanos, almidones modificados y otros aditivos (presentes en caldos, postres lácteos, grasas y salsas, etc.), y otra que contenía edulcorantes, colorantes y acidulantes (propios de las bebidas y refrescos con edulcorantes artificiales).
Para medir las consecuencias de la exposición a estas mezclas, un equipo de investigación dirigido por Mathilde Touvier, directora de investigación del Inserm y coordinadora del estudio, analizó los datos de salud de 108.643 adultos de la cohorte NutriNet-Santé durante un período de seguimiento promedio de 7,7 años. Los participantes completaron al menos dos días (hasta 15 días) de registros dietéticos en línea de todos los alimentos y bebidas consumidos y sus marcas.
Para obtener una estimación fiable de la exposición a aditivos y centrarse en aquellos con un impacto potencialmente significativo en la salud, solo se incluyeron en el modelo de mezclas los aditivos consumidos por al menos el 5% de la cohorte.
SE IDENTIFICARON CINCO MEZCLAS PRINCIPALES DE ADITIVOS
La presencia o ausencia de cada aditivo en cada alimento se determinó mediante el cruce de varias bases de datos, considerando la fecha de consumo (para incorporar cualquier reformulación a lo largo del tiempo), así como algunos análisis de laboratorio para determinar los niveles cuantitativos de aditivos en el alimento.
Se identificaron cinco mezclas principales de aditivos, que representan grupos de sustancias que se ingieren frecuentemente juntas (debido a su presencia conjunta en productos procesados industrialmente o como resultado de la co-ingestión de alimentos que a menudo se consumen juntos).
Los resultados muestran que dos de estas mezclas se asocian con una mayor incidencia de diabetes tipo 2, independientemente de la calidad nutricional de la dieta (consumo de azúcar, calorías, fibra, grasas saturadas, etc.) y de los factores sociodemográficos y de estilo de vida. No se encontraron asociaciones con las otras tres mezclas.
La primera mezcla incriminada estaba compuesta principalmente por varios emulsionantes (almidones modificados, pectina, goma guar, carragenanos, polifosfatos, goma xantana), un conservante (sorbato de potasio) y un colorante (cúrcuma). Estos aditivos se encuentran habitualmente en diversos alimentos ultraprocesados, como caldos, postres lácteos, grasas y salsas.
La otra mezcla implicada estaba compuesta principalmente por aditivos presentes en bebidas y refrescos con edulcorantes artificiales. Contenía acidulantes y reguladores de acidez (ácido cítrico, citratos de sodio, ácido fosfórico, ácido málico), colorantes (caramelo de sulfito amónico, antocianinas, extracto de pimentón), edulcorantes (acesulfamo-K, aspartamo, sucralosa), emulsionantes (goma arábiga, pectina, goma guar) y un agente de recubrimiento (cera de carnauba).
En este estudio se detectaron interacciones entre los aditivos de estas mezclas sugiriendo que algunos podrían interactuar entre sí, ya sea potenciando sus efectos (sinergia) o atenuándolos (antagonismo).
EL ESTUDIO ES OBSERVACIONAL: NO PRUEBA CAUSALIDAD
Este trabajo es el primero en estimar la exposición a mezclas de aditivos alimentarios en una amplia cohorte de la población general y en analizar su relación con la incidencia de la diabetes tipo 2. Los hallazgos sugieren que varios aditivos emblemáticos presentes en muchos productos suelen consumirse juntos y que ciertas mezclas se asocian con un mayor riesgo de padecer esta enfermedad.
Por lo tanto, estas sustancias podrían representar un factor de riesgo modificable, lo que allana el camino para estrategias de prevención de la diabetes tipo 2, explica Marie Payen de la Garanderie, estudiante de doctorado del Inserm y primera autora de esta investigación.
Se necesitan más estudios para dilucidar los mecanismos subyacentes y profundizar en la comprensión de las posibles sinergias y antagonismos entre estas sustancias. Este estudio observacional por sí solo no es suficiente para establecer una relación causal. Sin embargo, los hallazgos coinciden con trabajos experimentales in vitro recientes que sugieren posibles efectos combinados.