MADRID, 1 Mar. (EUROPA PRESS) -
La prevalencia de la enfermedad puede alcanzar al 0,5% en la población general aunque en países como Estados Unidos se estima que alcanza al 1,5%, un porcentaje que en Europa puede llegar hasta el 5% si se refiere a las personas con más de 70 años.
La gota es más común en los hombres, que la padecen en una proporción de 4 a 1 en relación a las mujeres, en las que los estrógenos parecen ejercer un efecto protector. Después de la menopausia, a partir aproximadamente de los 60 años de edad, esta distancia entre los sexos disminuye hasta llegar a una relación de 2 a 1 entre hombres y mujeres.
La causa de la gota es la acumulación de cristales de urato en las articulaciones, que reactivan continuamente el sistema inmunológico, dando lugar a la activación del tipo más común de células inmunes en la sangre, los neutrófilos. Estos períodos de reactivación inmune se conocen como bengalas y son impulsados por un complejo de proteínas llamado inflamasoma NLRP3.
Recientes trabajos del laboratorio de Vishwa Deep Dixit, profesor de Medicina Comparativa e Inmunobiología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, Estados Unidos, han demostrado que el cuerpo cetona beta-hidroxibutirato puede inhibir específicamente inflamasoma NLRP3. Las cetonas son subproductos de grasa que se descomponen en el hígado que pueden servir como combustibles metabólicos alternativos para el cerebro y el corazón durante periodos de bajo consumo de carbohidratos, como el ayuno o la dieta cetogénica.
Para probar si incrementar las cetonas protegía contra la inflamación durante un ataque de gota, una investigadora postdoctoral en el laboratorio de Dixit, Emily Goldberg, y la investigadora asociada y veterinaria clínica en Medicina Comparativa Jennifer Asher y sus colegas colaboraron para desarrollar un modelo novedoso de erupciones de gota en ratas.
Estos investigadores encontraron que alimentar a las ratas con una dieta cetogénica alta en grasa y baja en carbohidratos aumentó los niveles de beta-hidroxibutirato y protegió las ratas frente al hinchazón de las articulaciones, daño en los tejidos y la inflamación sistémica normalmente vista durante la gota.
"En los neutrófilos aislados, el beta-hidroxibutirato bloquea completamente la activación del inflamasoma NLRP3, incluso cuando se proporciona a bajas concentraciones que son fisiológicamente alcanzables mediante la modificación dietética", explica Goldberg.
Esta investigadora especula que dirigirse específicamente al inflamasoma NLRP3 para reducir la inflamación durante una bengala de gota podría mejorar los resultados de los pacientes que sufren este trastorno, pero considera que hacen falta más estudios para probar esta posibilidad.