Esclerosis Múltiple
¿Qué es la esclerosis múltiple (EM)?
La esclerosis múltiple, o EM, es una enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso central. El sistema nervioso central (SNC) está constituido por el cerebro y la médula espinal, que a su vez está formado por unas células especiales llamadas neuronas.
Las neuronas son las encargadas de generar y enviar señales por todo el organismo a través de sus axones conformando las fibras nerviosas, los cuales están protegidos por una vaina aislante compuesta de mielina, como ejemplo podemos decir que esas fibras nerviosas son como un cable de teléfono, donde el axón correspondería al interior del cable y la mielina al aislante que lo recubre, de forma que cualquier alteración a ese nivel, distorsionaría la transmisión de la señal. Y son estas señales las responsables de las diferentes funciones de nuestro cuerpo como la vista, la marcha, la memoria, los sentidos, el equilibrio, etc.
La EM se define como una enfermedad autoinmune, porque el sistema inmunitario (las defensas que nos protegen de las infecciones y elementos extraños, y que se comportan como si fueran la policía de nuestro organismo), se altera, y confunde nuestro propio tejido como ajeno, atacándolo. Estos ataques dañan en este caso la mielina o aislante protector que recubre los axones, produciendo un daño que puede repararse posteriormente de forma parcheada, formando “parches” de tejido cicatricial, lesiones que reciben el nombre de “esclerosis”, y se denomina “múltiple” porque afecta a más de una parte del sistema nervioso central.
La forma clínica más frecuente es aquella que cursa con brotes o recaídas con remisión posterior. Se llama brote o recaída a la aparición de un síntoma de origen neurológico debido a una lesión del sistema nervioso central que persiste más de 24 horas.
Síntomas de la esclerosis múltiple
La EM afecta a cada persona de forma diferente, por ello no siempre es fácil de diagnosticar. Algunas personas tienen muchos síntomas, mientras que otras tienen pocos; en algunas los síntomas son leves, mientras que en otros, éstos pueden ser más graves; en algunas personas, los síntomas pueden presentarse y desaparecer, mientras que en otros casos, los síntomas pueden perdurar en el tiempo.
Debido a quela EMpuede afectar a diferentes funciones del cerebro, las personas sufren una amplia variedad de síntomas.
Los más frecuentes son:
- Síntomas motores: pérdida de fuerza, dificultad para caminar, para la coordinación, rigidez, espasmos musculares, problemas para el habla.
- Síntomas visuales: visión borrosa por un ojo, visión doble.
- Síntomas sensitivos: sensación de hormigueo, entumecimiento, acorchamiento, quemazón, tirantez de cara, tronco o extremidades.
- Síntomas genitourinarios o sexuales: urgencia e incontinencia urinaria, estreñimiento, dificultad para la erección, disminución de la lubricación vaginal.
- Síntomas mentales: alteraciones del estado de ánimo, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, cambios emocionales.
- Síntomas paroxísticos: neuralgia del trigémino (dolor en la cara repetido e intenso), episodios breves y repetidos de dificultad para hablar, inestabilidad, hormigueos o calambres.
- Fatiga: sentirse cansado, sin demasiada energía que no se correlaciona con el grado de actividad realizada es una queja frecuente.
Tratamiento de la esclerosis múltiple
Al abordar el tratamiento dela EM hay que diferenciar varios tipos:
Tratamiento de los brotes agudos.
Tratamiento para modificar la historia natural de la enfermedad.
Tratamiento sintomático.
Tratamiento Rehabilitador
El tratamiento de los brotes agudos se realiza con corticoides intravenosos (Metilprednisolona) a altas dosis durante3 a 5 días.
La EMes una enfermedad que no tiene tratamiento curativo, pero sí existen hoy en día tratamientos que nos ayudan a modificar la evolución de la enfermedad. Hay diferentes tipos como son los Inmunomoduladores, llamados así porque “no bajan las defensas”, sino que modulan la respuesta de nuestro sistema inmunitario para reducir la probabilidad de tener brotes o recaídas. Estos son los Interferones: Betaferon, Avonex, Rebif y el Acetato de glatirámeto: Copaxone, todos ellos son inyectables y únicamente cambia en función del que se trate la posología y los efectos adversos. Para los interferones los efectos adversos más frecuentes son fiebre y síndrome pseudogripal, además de poder aumentar las transaminasas o disminuir rara vez las células de la sangre. El acetato de glatirámero puede producir más reacciones cutáneas en el lugar de la inyección y algunas veces una sensación de falta de aire u opresión en el pecho pasajera, tras la inyección. Estos se consideran tratamientos de primera línea.
Otros son los tratamientos Inmunosupresores, llamados así porque “disminuyen las defensas”, de tal forma que deprime la capacidad de producir inflamación (positivo en el caso de la EM) pero también la capacidad de combatir infecciones (que resulta en un mayor riesgo de cara al paciente). Estos son considerados como tratamientos de segunda línea o en EM agresivas desde el inicio. Entre ellos se encuentra Natalizumab (Tysabri) se administra en el hospital una vez al mes por vía intravenosa. El efecto adverso más grave es el posible desarrollo de una infección del SNC por un virus llamada Leucoencefalopatía Multifocal Progresiva (afecta a menos 1% de los pacientes tratados). Otro es Fingolimod (Gilenya) se toma una capsula al día por vía oral. La primera dosis se pone en el hospital con monitorización cardíaca durante 6 horas por la posibilidad de enlentecimiento del ritmo cardíaco. Puede aumentar la frecuencia de ciertas infecciones virales y la tensión arterial.
Actualmente, la investigación de nuevos fármacos en este ámbito es muy intensa en todo el mundo.
El tratamiento sintomático se basa en el manejo de diferentes síntomas que van apareciendo a lo largo de la evolución de la enfermedad y que a veces requiere de la ayuda de otros profesionales. Estos síntomas son: la espasticidad, el dolor, la depresión, la fatiga, los trastornos urinarios y los trastornos sexuales.
Finalmente es muy importante tener en cuenta el tratamiento no farmacológico de esta enfermedad como es la rehabilitación (logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional), la alimentación (aunque no hay una alimentación específica recomendada, hay que seguir una dieta variada y rica en vitaminas), el ejercicio físico (ejercicio físico aeróbico como caminar, nadar, gimnasia de mantenimiento) y el abandono de hábitos tóxicos (tabaco y alcohol).
Causas de la esclerosis múltiple
La causa de la EM sigue siendo desconocida, no hay una única causa. Parece que están implicados varios factores:
- Factores genéticos: No es una enfermedad hereditaria, pero en algunos sujetos puede que exista una predisposición genética sin que por el momento conozcamos con exactitud los genes implicados. Estudios genealógicos han demostrado que los padres, los hermanos y hermanas y los hijos de personas con EM tienen más probabilidades de padecer EM.
- Factores ambientales: Desconocidos en la actualidad. Los más estudiados han sido los agentes infecciosos como el Virus Epstein-Barr, un virus común entre la población general. Fumar también puede ser un factor de riesgo de presentar EM. El lugar del mundo en dónde se vive también influye en la probabilidad de padecer EM. Cuanto más lejos se está del ecuador, mayor será el riesgo de desarrollar la enfermedad. Recientemente, se han relacionado niveles bajos de vitamina D con el desarrollo dela EM, lo que podría ayudar a explicar este efecto geográfico.
¿Cómo prevenir la esclerosis múltiple?
Se desconoce hasta el momento como podemos prevenir el desarrollo de esta enfermedad. Pero es importante mantener un estilo de vida saludable que nos ayude a aceptarla y sobrellevarla de la mejor manera posible en el caso de que sea diagnosticada.
Pronóstico de la esclerosis múltiple.
El pronóstico en una enfermedad crónica de estas características como es la EM es incierto.
Existen estudios que demuestran que el diagnóstico temprano y el tratamiento precoz de la enfermedad pueden ayudar a mantener firmes los síntomas dela EM, a reducir la tasa de brotes o recidivas y a retrasar la progresión de la discapacidad. Mejorando por todo ello la calidad de vida del paciente a largo plazo.