MADRID 15 Ene. (EUROPA PRESS) -
Como ver una película extranjera mal doblada, los niños con trastornos del espectro autista (TEA) tienen problemas para integrar simultáneamente la información de sus ojos y de sus oídos, según concluye un estudio del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Estados Unidos, publicado este martes en 'The Journal of Neuroscience'.
El trabajo, dirigido por Mark Wallace, director del Instituto del Cerebro de Vanderbilt, es el primero en mostrar la relación y sugiere fuertemente que los déficits en los bloques de construcción sensoriales para el lenguaje y la comunicación en última instancia pueden obstaculizar las habilidades sociales y de comunicación en los niños con autismo.
"Hay una enorme cantidad de esfuerzo y energía volcados en el tratamiento de niños con autismo, pero prácticamente nada de ello se basa en una sólida base empírica ligada a la función sensorial", señala Wallace. "Si podemos solucionar este déficit en la función sensorial temprana, entonces, tal vez, podamos ver beneficios en el lenguaje y la comunicación y las interacciones sociales", baraja este experto.
A su juicio, los resultados de la investigación podrían tener aplicaciones mucho más amplias debido a que el funcionamiento sensorial también cambia en discapacidades del desarrollo como la dislexia y la esquizofrenia. En el estudio, científicos de Vanderbilt compararon 32 niños con desarrollo típico de entre 6 y 18 años de edad con 32 niños de alto funcionamiento con autismo, haciendo coincidir los grupos en prácticamente todas las formas posibles, incluyendo el cociente intelecutal (IQ, en sus siglas en inglés).
Los participantes en el estudio trabajaron a través de una batería de tareas diferentes. Los investigadores usaron diferentes tipos de estímulos visuales, como destellos simples y sonidos; estímulos ambientales más complejos, como un martillo golpeando un clavo, y estímulos del habla y se pidió a los participantes que dijeran si los acontecimientos visuales y auditivos ocurrieron al mismo tiempo.
El estudio encontró que los niños con autismo tienen un agrandamiento en un área conocida como la ventana de la unión temporal (ACT, en sus siglas en inglés), es decir, el cerebro presenta problemas para asociar los acontecimientos visuales y auditivos que suceden dentro de un cierto periodo de tiempo.
"Los niños con autismo tienen dificultades para procesar la entrada simultánea por los canales de audio y visuales. Es decir, que se encuentran con problemas para integrar la información simultánea de sus ojos y sus oídos", resume el coautor Stephen Camarata, profesor de Ciencias de la Audición y del Habla. "Es como si estuvieran viendo una película extranjera que está mal doblada, las señales auditivas y visuales no coinciden en sus cerebros", pone como ejemplo.
En una segunda parte del estudio, los científicos encontraron que los niños con autismo también muestran debilidades en cómo de fuertes estaban "consolidados" o asociados los estímulos del lenguaje audiovisual. "Una de las imágenes clásicas de los niños con autismo es que tienen sus manos sobre sus oídos. Una de las razones puede ser que estén tratando de compensar sus cambios en la función sensorial atendiendo únicamente a un sentido, lo que puede ser una estrategia para minimizar la confusión entre los sentidos", apunta Wallace.