MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que cada año uno de cada cuatro fallecimientos que se registran en el mundo, unos 12,6 millones, pueden atribuirse a ambientes no saludables, según las últimas estimaciones realizadas con datos de 2012.
Entre los factores de riesgo ambientales destacan la contaminación del aire, el agua o la tierra, la exposición a productos químicos, el cambio climático o la radiación ultravioleta, que son determinantes en más de un centenar de enfermedades y lesiones.
La segunda edición de su informe 'Prevenir la enfermedad a través de entornos saludables' publicado por este organismo de Naciones Unidas hace una década revela que las enfermedades no transmisibles son en su mayoría atribuibles a la contaminación atmosférica (incluida la exposición al humo del tabaco), causaron unas 8,2 millones de muertes.
Dentro de este grupo se engloban patologías como las enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares o ictus, el cáncer o las enfermedades respiratorias crónicas, y representan dos tercios de las muertes causadas por un entorno no saludable.
Al mismo tiempo, hay muertes causadas por enfermedades infecciosas, como la diarrea y la malaria, que a menudo también están relacionadas con la mala calidad del agua o la gestión de residuos, que sin embargo han disminuido como consecuencia de un mayor acceso al agua potable y a instalaciones de saneamiento, a la vacunación, mosquiteras, insecticidas o medicamentos.
UN AMBIENTE SANO DERIVA EN UNA POBLACIÓN SANA
"Un medio ambiente sano sustenta a una población sana", ha defendido Margaret Chan, directora general de la OMS, que invita a los países a tomar medidas para garantizar que sus ciudadanos "vivan y trabajen en entornos saludables" y evitar que "muchos de ellos caigan enfermos o fallezcan demasiado jóvenes".
El informe también hace hincapié en las medidas que los gobiernos nacionales pueden poner en marcha para revertir el incremento de las enfermedades y muertes relacionadas con factores ambientales, como un menor uso de combustibles sólidos o apostar por energías o tecnologías con un bajo nivel de emisiones de carbono.
"Hay una necesidad urgente de invertir en estrategias para reducir los riesgos ambientales en nuestras ciudades, hogares y lugares de trabajo", ha añadido la española María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales para la Salud.
¿QUIÉNES SON LOS MÁS AFECTADOS?
En cuanto al perfil de las personas más vulnerables a los entornos no saludables, la OMS recuerda en su informe que las principales víctimas son los niños y las personas mayores, en especial los menores de 5 años y los adultos de 50 a 75 años, ya que en esas franjas de edad se registran cada año 1,7 y 4,9 millones de fallecimientos que "podrían evitarse con una mejor gestión de su entorno".
Las infecciones de las vías respiratorias inferiores y las enfermedades diarreicas son las que causan un mayor impacto en los menores de 5 años, mientras que las personas de más edad se ven más afectadas por enfermedades no transmisibles.
Asimismo, a nivel regional el informe señala que los países de ingresos bajos y medios de Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental son los que tienen una mayor carga de enfermedades relacionadas con entornos no saludables, unos 7,3 millones de muertes (3,8 y 3,5 respectivamente), la mayoría asociadas a la contaminación del aire, tanto interior como exterior.
A ellas habría que sumar los 2,2 millones de muertes en África, 1,4 en Europa, unas 854.000 en la región del Mediterráneo Oriental y 847.000 en el continente americano.