MADRID 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un 20 por ciento de los adultos españoles padece de ojo seco, cuyos síntomas van desde un ligero malestar ocular hasta enrojecimiento persistente, sensación de quemazón, dolor e incluso alteraciones visuales, y tan solo un tercio de ellos se encuentran diagnosticados, según recoge un estudio realizado por PrevEOS y publicado en la revista 'The Ocular Surface', siendo el "primero" en ofrecer "datos objetivos" de esta patología.
Estos datos se relacionan con el aumento de la exposición a las pantallas digitales y a otros factores de riesgo como la diabetes, el glaucoma o la blefaritis; la falta de lágrimas y de una adecuada hidratación del ojo puede deberse tanto a su falta de producción como a una excesiva evaporación de estas, y es que el uso de dispositivos electrónicos implica fijar la vista por largos períodos de tiempo, lo que lleva a una reducción del parpadeo y una menor lubricación de la superficie ocular.
"Estamos ante el primer estudio que analiza la frecuencia de la enfermedad de ojo seco en toda España, a nivel poblacional y aplicando criterios de diagnóstico que permiten comparar los resultados obtenidos. Son datos de gran interés para profesionales de la salud, como oftalmólogos, epidemiólogos y médicos de Atención Primaria, entre otros; pero también para la población general, que muchas veces no es consciente de la patología ni de que puede ser abordada con un enfoque terapéutico adecuado", ha afirmado el profesor José Manuel Benítez del Castillo, catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense y del Hospital Clínico San Carlos y la Clínica Rementería (Madrid), líder de este trabajo.
El especialista ha señalado que esta enfermedad, a pesar de su "indudable importancia clínica", no recibe la atención adecuada, destacando que una persona que sufre de ojo seco grave tiene la "misma mala calidad de vida" que un paciente con angina de pecho grave.
"Generalmente, son pacientes incomprendidos por los propios médicos, al tiempo que esta enfermedad no es valorada como importante por parte de las autoridades sanitarias", ha apuntado Del Castillo, actual presidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) y de la Sociedad Española de Superficie Ocular (SESOC).
PREVALENCIA DE ENTRE UN 16,6% Y UN 22,5 %
La investigación, apoyada por Laboratorios Théa y que ha tenido en cuenta a 3.019 personas, ha mostrado que la prevalencia del ojo seco en España se sitúa entre un 16,6 por ciento (aplicando los criterios del Woman's Health Study, WHS) y un 22,5% por ciento (según los parámetros del el Beijing Eye Study, BES); en este último caso, si se añaden síntomas referidos como la fatiga visual, que obliga a cerrar los ojos, o la visión fluctuante al leer, conducir o utilizar un ordenador, el dato global de prevalencia aumentaría hasta un 33 por ciento.
Los datos también han confirmado que la frecuencia de la enfermedad es mayor en mujeres que en hombres, siendo la prevalencia de 21,3 por ciento frente a un 10,9 por ciento, respectivamente (según WHS), o de un 24,6 por ciento frente a un 20,2 por ciento, respectivamente (según el BES).
Esta mayor prevalencia en mujeres puede tener su origen, según explica Del Castillo, "en razones hormonales, con trabajos específicos que refieren prevalencia de hasta el 68 por ciento en mujeres posmenopáusicas"; sin embargo, ha descartado la relación entre el ojo seco con la terapia hormonal sustitutiva, recordando que sí se ha evidenciado una asociación directa con el uso de cosméticos, cuyos compuestos pueden producir ojo seco y a través de blefaritis.
Al aplicar ambos criterios también se ha podido comprobar un aumento de la prevalencia a partir de los 40 años, si bien entre los jóvenes de 18 a 30 años tienen una prevalencia del 30 por ciento, habiendo recibido un diagnóstico tan solo el 5,7 por ciento.
Aunque los datos solo tienen en cuenta a los adultos, el experto ha subrayado que en las consultas se ven cada vez más casos de niños de entre 12 y 15 años que comienzan a tener sintomatología de ojo seco por uso excesivo de pantallas.
La encuesta también evidencia que un 12,3 por ciento afirma haber sido diagnosticado por un médico, contrastando con la mayor prevalencia encontrada en este estudio.
"Este dato plantea una clara necesidad de aumentar la atención hacia esta enfermedad, con una mayor y más eficaz prevención, diagnóstico y tratamiento de ésta, más aún en los jóvenes, en los cuales se registra una elevada utilización de pantallas y dispositivos móviles y, con ello, una reducción del parpadeo y correcta lubricación lagrimal de la superficie ocular", ha afirmado Del Castillo.
MÁS DIAGNÓSTICOS EN CASOS DE MENOS HORAS DE PANTALLA
Un dato que muestra la encuesta, y que puede resultar contradictorio, es que se ha encontrado más diagnóstico de ojo seco en personas con menor uso de pantallas, mientras que aquellos con un uso superior de seis horas diarias tienen un menor diagnóstico
El doctor ha explicado que, aunque "los resultados pueden parecer paradójicos", tienen una explicación "lógica", y es que "cuando el paciente tiene ojo muy seco y está muy afectado, usa menos la pantalla; es decir, como ya es consciente de que mirar la pantalla le va a producir sequedad ocular, porque parpadea menos, tiende a utilizar menos los dispositivos".
Respecto a los factores de riesgo, Del Castillo ha manifestado que en casos de diabetes se produce una polineuropatía periférica que puede afectar a la córnea, con alteración de esta y menor inervación, lo que determina una menor sensibilidad y una menor producción de lágrimas.
En el caso de las cirugías oculares, "todas, sin excepción, 'secan' la superficie ocular, factor a tener en cuenta en modo preventivo, y en especial en aquellos pacientes que han sido sometidos a sucesivas operaciones de distintas patologías (retina, catarata, glaucoma, etcétera)".
Respecto a la medicación del glaucoma, Del Castillo ha detallado que "muchos de los fármacos que se emplean habitualmente para tratar esta enfermedad cuentan con principios activos que pueden secar el ojo, y más aún si incorporan conservantes (como el cloruro de benzalconio), lo que determina una mayor tasa de ojo seco en pacientes tratados durante años de su glaucoma que en otros sin glaucoma de la misma edad".
A ello se une una peor evolución y tratamiento del glaucoma en presencia de ojo seco, "ya que el paciente muestra una menor adhesión y cumplimiento terapéuticos al ser la propia instilación de las gotas muy molesta por razón de su sequedad ocular".