MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las intervenciones quirúrgicas suponen un momento delicado para cualquier paciente pero, en el caso de los niños, es mucho más complejo, tanto es así que se estima que el 20 por ciento de estos puede padecer terrores nocturnos, depresión, insomnio o micción involuntaria después de la operación, según ha explicado el doctor del Servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, Alberto Girones.
Así, para evitar los problemas fisiológicos que generan el estrés y la ansiedad postquirúrgicos, el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja ha desarrollado el Programa de Normalización Perioperatoria Infantil, basado en el cuento 'Donde habitan los héroes', para conseguir, mediante un entorno gamificado, que los niños entiendan por qué están fuera de su casa, en un entorno tan extraño para ellos como puede ser un hospital.
La narrativa del cuento se ha desarrollado con la colaboración del equipo de psicólogos infantiles del centro, liderado por Margarita Herrero de Vega. "Este material utiliza el mundo mágico y la figura de los héroes para introducir al niño en el entorno hospitalario con otros ojos. Permite que entiendan conceptos como las ayunas u otras medidas preoperatorias que le pueden resultar hostiles", ha destacado la directora de Enfermería del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, Laura Alvargonzález.
La especialista ha añadido que "el juego es el principal elemento educativo del que disponemos los seres humanos; es una actividad que antepone reglas que deben ser aceptadas por todos los participantes, creando un ambiente amigable y distendido, incluso en situaciones que pueden parecer hostiles, como el entorno hospitalario".
Para este proceso ha sido clave la formación y sensibilización del personal del hospital, ya que, en muchos casos, los profesionales no deben lidiar solo con los miedos del niño sino también de sus padres, que pueden trasladar sus temores al pequeño aumentando su fobia a la prueba o a la intervención a la que deben someterse.
"En este proceso ha participado todo el personal asistencial del hospital que trabaja con los niños, desde los profesionales médicos hasta los celadores. Estos últimos son un elemento indispensable del programa ya que suelen ser los primeros en tener contacto con el paciente en la zona preoperatoria, separándole de la familia que se queda esperando en la habitación", ha subrayado el doctor Girones.