MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
Uno de cada tres escolares sufre disfunciones visuales que pueden provocar problemas en el aprendizaje y, por ende, fracaso escolar, según ha alertado el presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral, con motivo del comienzo del curso escolar.
Y es que, durante el proceso de aprendizaje los niños usan su sistema visual para transportar al cerebro la información que lee para poderla interpretar y analizar, lo que demuestra la importancia de que tenga una adecuada visión.
"En estas fechas en las que los estudiantes regresan a las aulas después de las vacaciones, resulta esencial que su visión sea perfecta, para lo cual es imprescindible que a todos los niños se les realice un examen visual completo por parte de profesionales ópticos-optometristas, especialistas sanitarios de atención primaria de la salud visual", ha comentado el experto.
La consulta al especialista puede así detectar a tiempo defectos refractivos como la miopía, hipermetropía, astigmatismos y fundamentalmente la ambliopía, u ojo vago, uno de los problemas visuales que más influyen en el retraso escolar.
LA AMBLIOPÍA AFECTA A LA LECTURA Y EL APRENDIZAJE
"Un problema de aprendizaje relacionado con la visión puede deberse a cualquier disfunción visual que repercuta en la lectura. Hay que tener en cuenta que la ambliopía incapacita al estudiante para fusionar las imágenes del ojo derecho e izquierdo y obtener una imagen única y tridimensional, por lo que esta disfunción da lugar a fatiga visual, malestar y afecta considerablemente a la eficacia de la lectura y el aprendizaje", ha explicado el presidente del Consejo General.
En concreto, el ojo vago o ambliope, que afecta sobre todo a niños menores de 7 años, presenta una agudeza visual inferior a menos de la mitad de lo considerado normal y esta baja visión mejora muy poco con el uso de lentes, por lo que, tal y como ha añadido el experto, es necesario un tratamiento específico llevado a cabo y controlado por ópticos-optometristas.
"Estos tratamientos resultan más eficaces cuanto más joven es la persona. Tiene una fase crítica tras la cual la recuperación no es posible, de ahí la importancia de su detección a tiempo", ha detallado, para subrayar la importancia de que tanto las familias como los profesores presten atención a si el niño se acerca mucho a los libros o a la televisión o si se distrae continuamente al leer y tiene una baja comprensión de lo leído.
Además, prosigue, es necesario que se valore si el menor se fatiga cuando está sometido a estímulos visuales; escribe mal; reconoce tener la visión borrosa, tanto de lejos como de cerca; entorna los ojos para mirar a lo lejos; tuerce el cuello cuando lee o hace los deberes; padece astenopía (visión borrosa, fatiga visual y dolor de cabeza) con frecuencia; presenta hiperactividad durante la clase; invierte las letras o tiene un bajo rendimiento escolar.
"En definitiva, muchos de los síntomas de deficiencias visuales pueden confundirse con síntomas que también aparecen en algunos trastornos del aprendizaje. Y algunos trastornos del aprendizaje llevan asociados problemas de visión, por lo que, siempre que un niño tenga dificultades con sus tareas escolares la primera estrategia es buscar las causas que las producen a través de la participación de maestros, psicólogos y ópticos-optometristas", ha zanjado Martínez Moral.