El 35% de los españoles presenta dificultades de visión durante la lectura

Archivo - Mujer mayor con problemas de vista.
Archivo - Mujer mayor con problemas de vista. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / XIFOTOS - Archivo
Publicado: martes, 1 abril 2025 13:01

MADRID 1 Abr. (EUROPA PRESS) -

Hasta un 35 por ciento de los españoles ha afirmado haber tenido dificultades de visión durante el proceso de lectura en el último año, según se desprende de un estudio realizado por Clínica Baviera y presentado en el marco de la campaña 'La distancia que nos separa', cuyo objetivo es visibilizar los problemas de visión en el ámbito de la lectura, algo común en personas con presbicia, más conocida como vista cansada.

Los resultados han mostrado que la presbicia es el defecto visual más común entre la población, pues llega a afectar a un 42 por ciento; las comunidades autónomas con mayor incidencia son Asturias (49 por ciento) y Aragón (48 por ciento), mientras que Extremadura (36 por ciento), Murcia (36 por ciento), Canarias (34 por ciento) y Baleares (34 por ciento) son las que menos tienen.

Según datos de la Clínica, la vista cansada afecta a un 60 por ciento de los mayores de 40 años, y suele comenzar a aparecer a los 48 años, y es que el envejecimiento provoca que el cristalino vaya perdiendo su enfoque a distancias cercanas.

"Es importante visibilizar los problemas de visión que, como la presbicia, nos pueden impedir seguir una rutina de lectura, por eso con esta campaña buscamos concienciar de la importancia de saber que es un problema que se puede operar", ha afirmado la oftalmóloga de la Clínica Baviera Madrid, la doctora Clara Martín, quien señala que uno de los primeros síntomas de los problemas de visión asociados a la edad es la dificultad para leer, lo que puede dar lugar a un abandono de este hábito.

Otro 35 por ciento de los encuestados ha reconocido que necesita alejar el libro para poder leer, y en torno a un 53 por ciento de las personas con presbicia han notado dificultades durante la lectura en el último año, especialmente en formato papel (78 por ciento), en dispositivos electrónicos (50 por ciento) y en el trabajo o el estudio (33 por ciento).

Otras molestias derivadas de la presbicia son la fatiga visual, el enrojecimiento y la sequedad ocular, el lagrimeo o la sensación de arenilla

"Esto conlleva determinadas dificultades en actividades cotidianas, pero sobre todo a la hora de leer, por la necesidad de alejarse de los objetos para ver con nitidez", ha sostenido la doctora Martín.

Sin embargo, ha subrayado que existen diferentes técnicas quirúrgicas "muy seguras y eficaces" para tratar este defecto refractario.

"La opción más frecuente es el implante de una lente intraocular multifocal que sustituye al cristalino envejecido y hace su función de enfoque. En general, las diferentes técnicas quirúrgicas para corregir la presbicia son ambulatorias (sin ingreso), sencillas, rápidas y el tiempo de recuperación suele ser corto", ha añadido.

HACER DESCANSOS EN LA LECTURA

De cara a proteger la visión durante la lectura, la especialista ha aconsejado hacer "pequeños descansos" en los que se debe mirar a un objeto lejano, con el fin de evitar la fatiga ocular. En ese sentido, ha incidido en la "regla del 20-20-20", que consiste en descansar 20 segundos por cada 20 minutos de lectura, mirando a una distancia de 20 pies (seis metros).

Del mismo modo, ha recomendado parpadear con frecuencia e hidratar los ojos, de forma que se evite la sequedad ocular, pudiendo llegar a usar lágrimas artificiales en caso de ser necesario.

El uso de un iluminación apropiada también es importante a la hora de leer, siendo mejor usar luz natural, evitando que llegue directamente a los ojos y que haga sombras.

Mantener una distancia adecuada, de unos 40 centímetros entre los ojos y el libro, es igualmente recomendable, y el libro debe colocarse por debajo del eje visual, razón por la que es mejor no leer completamente tumbado o con el libro muy elevado.

Por último, la doctora ha instado a revisar la vista de forma periódica, especialmente a partir de los 50 años, para realizar una valoración de la salud visual y así prevenir la aparición de futuros problemas.

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