MADRID 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
En España, el ictus es la segunda causa de muerte, primera entre las mujeres, y afecta cada año a unas 130.000 personas, sin embargo un 63,5 por ciento de la población no es capaz de nombrar espontáneamente ningún síntoma de la enfermedad y menos de un 50 por ciento llamaría a los servicios de emergencias o acudiría al hospital, concluye un estudio realizado en Zaragoza que, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), puede ser extrapolable al resto de España.
"Recordar un solo síntoma de ictus es una urgencia", el coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN, el doctor Jaime Gállego Culleré, quien ha participado en la LXV Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN), donde se han presentado esta investigación.
Otros datos llamativos son que un 30 por ciento de los entrevistados desconocen el término ictus y, entre los síntomas más citados, solo un 13 por ciento apunta a la pérdida de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo, únicamente un 9 por ciento señala la dificultad para hablar y un escaso 5,4 por ciento sufrir alteraciones visuales.
En cuanto a cómo se debe actuar, sólo un 23 por ciento llamaría a los servicios de emergencias y un porcentaje similar acudiría al hospital, mientras que un 33 por ciento avisarían al médico del centro de salud.
"Ante la primera sospecha es necesario llamar inmediatamente al 112 o al 061 y acudir rápidamente al neurólogo, aunque los síntomas -pérdida repentina de visión, alteración del lenguaje, pérdida súbita de fuerza o sensibilidad...- desaparezcan a los pocos minutos", advierte este médico.
Diferentes estudios muestran que si el paciente es atendido en las primeras horas, la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave se reduce a la mitad. Actualmente, en España tras un ictus unos 80.000 fallecen o padecen una discapacidad.
Durante el encuentro se presentó otro estudio, realizado en Extremadura y, concretamente, entre estudiantes del primer ciclo de Medicina de la Universidad, que señala que el 29,9 por ciento de los entrevistados no tenía un conocimiento básico de la enfermedad y hasta un 12,7 por ciento no supo nombrar ni un solo síntoma de alarma de ictus y el 30,4 por ciento sólo supo uno; siendo los más mencionados la pérdida de fuerza y los trastornos confusionales.
Además, menos de un 50% pudo nombrar más de dos factores de riesgo; siendo la hipertensión el más citado. Los estilos de vida nocivos enumerados con más frecuencia fueron el tabaquismo y la vida sedentaria. El 66,8 por ciento no supo o desconocía si existen unidades de ictus para el tratamiento de estos pacientes.
"Puesto que estos dos estudios fueron realizados antes de la campaña 'Para vencer el ictus todos contamos, detectarlo a tiempo es vital' que pusimos en marcha en octubre de este año, confiamos en que actualmente estas cifras hayan mejorado", ha afirmado Gállego Culleré, para quien "seguir realizando campañas educativas en este ámbito sigue siendo una necesidad".
Los principales síntomas de un ictus, que ayudan a poder actuar con rapidez, son la pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo; el trastorno repentino de la sensibilidad, sensación de "acorchamiento u hormigueo" de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo; la pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos; la alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien nos escucha; el dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente; y la sensación de vértigo, desequilibrio si se acompaña de cualquier síntoma anterior.