MADRID 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
El 70 por ciento de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello sufre dolor irruptivo oncológico (DIO), según ha comentado la oncóloga médica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, Lara Iglesias Docampo, con motivo de la celebración del Día Mundial de la enfermedad.
"Existen estudios que han demostrado un aumento de la supervivencia en aquellos pacientes oncológicos que controlan mejor el dolor. Si no lo manejamos bien, puede llevar al abandono de la terapia, cambios en el peso, retrasos en el tratamiento y pérdida de oportunidades", ha dicho.
El DIO es una de las formas de dolor más difíciles de controlar en los pacientes oncológicos. Consiste en una exacerbación transitoria del dolor que aparece sobre la base de un dolor persistente estabilizado, y que se caracteriza por su elevada intensidad, rapidez de instauración (generalmente súbita) y corta duración (usualmente inferior a unos 20-30 minutos).
Los pacientes pueden presentar varios episodios a lo largo del día, 3 o 4 como media. "El área de cabeza y cuello abarca la región de la boca, la garganta, la nariz, el oído y los senos paranasales. Todas esas zonas tienen muchos vasos y muchos nervios para permitirnos hablar, respirar, tragar, así como sentir olores y sabores. Eso hace que cuando un tumor crece en ellas o precisa de una cirugía, quimio o radioterapia, duelan más que otras zonas del cuerpo. Para hacernos una idea, todos tenemos la experiencia de lo intenso que puede ser un dolor de oído, de muelas o cuando te muerdes al masticar", ha dicho la doctora.
La evidencia más reciente expone que el dolor tiene un impacto negativo en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, ya que un porcentaje significativo de ellos padece dolor antes, durante y después de completar el tratamiento. Es habitual que estas personas tengan ciertas funciones alteradas, tales como masticar, tragar, hablar, articular, oler, saborear y respirar, independientemente de la modalidad terapéutica empleada para tratar el tumor.
"Se ha demostrado que los pacientes con cáncer de cabeza y cuello padecen más dolor que pacientes con otro tipo de cáncer, pudiendo presentar tanto dolor continuo, como dolor irruptivo. El dolor irruptivo es un dolor muy intenso que crece rápidamente y dura una o dos horas, a pesar de que el paciente tome calmantes durante todo el día. Es el dolor que aparece para comer o hablar, lo que es básico para nuestros pacientes y que, por su intensidad, es muy desesperante. Además, varios estudios demuestran que este tipo de dolor se asocia a mayor impotencia funcional y más estrés psicológico", ha señalado la experta.
Asimismo, los expertos han destacado la importancia de abordar el dolor irruptivo oncológico de forma rápida y adecuada, ya que, de lo contrario, la calidad de vida puede verse significativamente deteriorada.
"Un paciente con mal control de dolor asocia un componente de tristeza y desesperanza siempre, aunque esté su tumor esté controlado. Cuando conseguimos controlarlo en las primeras 48 horas mejora su capacidad de relacionarse y hacer planes. Por lo tanto, mejora su calidad de vida tanto a nivel físico como psicológico y social", ha destacado Iglesias.
Por todo ello, ha abogado por colaborar tanto desde el área de Oncología Médica, así como desde las Unidades de Dolor y Radioterapia, ya que pueden realizar tratamientos específicos que mejoran este dolor.
"También es importante implicar a los médicos de atención primaria y cirujanos de cabeza y cuello para que identifiquen este dolor y lo traten o nos lo deriven. En definitiva, debemos crear canales rápidos para derivarnos unos a otros con el objetivo de garantizar una atención multidisciplinar ajustada a las necesidades de los pacientes", ha zanjado la especialista.