MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por el 'eHealth Lab', el grupo de investigación de los Estudios de Ciencias de la Salud y del eHealth Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), ha revelado que un 70 por ciento de las personas con dolor crónico ha visto empeorar la intensidad de su dolor, la frecuencia de los episodios y la interferencia del dolor en las actividades de su vida diaria.
En total, han participado en el estudio 502 pacientes, siendo un 88 por ciento de estos mujeres de entre 30 y 59 años con dolor crónico de larga duración (una media de siete años). La mayoría de los participantes (87,6%) tenía dolor en más de un punto, siendo el abdomen, las lumbares y el cuello las localizaciones más frecuentes.
Así, los participantes han contestado encuestas en línea, diseñadas según la metodología 'Initiative on Methods, Measurement, and Pain Assessment in Clinical Trials' (IMMPACT) y se ha utilizado el 'Chronic Pain Grade Questionnaire' (CPGQ) para comparar los cambios en el dolor percibidos por los pacientes a partir del inicio del confinamiento.
LA PANDEMIA EMPEORA EL DOLOR
Además, los resultados muestran que la inseguridad laboral, las preocupaciones respecto del futuro, el número de personas cohabitando en el mismo hogar, el hecho de tener a alguien cercano que ha muerto por COVID-19 o el miedo a infectarse pueden estar relacionados con un empeoramiento del dolor.
El estudio también muestra que la pandemia ha propiciado nuevos desencadenantes del dolor. Si antes el estrés y los cambios de tiempo eran los más frecuentes, durante el confinamiento, un elevado número de participantes citaron la preocupación por el futuro, los problemas de sueño, la inseguridad, los pensamientos negativos, la tristeza, la soledad, el sedentarismo y el miedo de contagiarse como causas principales.
NUEVAS MANERAS DE AFRONTAR EL DOLOR
Asimismo, la crisis sanitaria ha cambiado también la forma en que una parte importante de los pacientes gestionan su dolor. De hecho, más de la mitad (54,5%) ha modificado cómo le hace frente. "El estudio ha mostrado que, desde el inicio del estado de alarma, más de la mitad de los pacientes ha utilizado el descanso para hacer frente al dolor, y un porcentaje similar ha incrementado el consumo de medicación, y ambas cosas podrían ser contraproducentes", explica el profesor e investigador del grupo 'eHealth Lab' de la UOC, Rubén Nieto. Con todo, la pandemia también ha incorporado una nueva forma de combatir el dolor que es positiva, pues el 48,2 por ciento han incluido los estiramientos como nueva herramienta para deshacerse del dolor.
INTERVENCIONES BIOPSICOSOCIALES
"Cuando hay un problema de dolor crónico, es importante que las personas puedan aprender a vivir con él, y que puedan centrarse en conseguir sus objetivos vitales, tengan o no dolor", asegura Nieto, que añade que "eliminar por completo el dolor es difícil, pero aprender a afrontarlo y a vivir con él es posible". Para ello, pueden ser útiles las intervenciones biopsicosociales, en las que se trata el dolor "de forma global", explica el también especialista en comprensión, evaluación y tratamiento de los problemas de dolor desde un punto de vista multidimensional.
Sin embargo, la mayoría de las personas no tienen acceso a estas intervenciones, ya que hay pocos centros que ofrezcan tratamientos desde esta perspectiva, y los profesionales de la salud reciben poca formación específica en gestión del dolor, según Nieto. No obstante, a su juicio, las nuevas tecnologías se perfilan como "una herramienta útil para acercar este tipo de tratamiento a los pacientes con dolor crónico".
"Las TIC representan una oportunidad para luchar contra el dolor y mejorar el bienestar, dado que pueden facilitar el acceso a intervenciones basadas en la evidencia con un coste asequible, y pueden aumentar la autonomía y empoderar a la persona", asegura Nieto, que centra una parte de su investigación en la aplicación de las nuevas tecnologías a problemas de salud.
Para el investigador, hay que aprender de la experiencia de la pandemia en el uso de las TIC en la salud. "Las posibilidades son infinitas, desde la clásica teleconsulta, hasta soluciones basadas en inteligencia artificial, pero antes es imprescindible planificar y probarlas".
SEGUNDA PARTE DEL ESTUDIO
Liderado por Nieto, en este estudio también han participado la investigadora del grupo 'eHealth Lab' y profesora del Departamento de Psicología de la Universitat Rovira i Virgili, Beatriz Sora; la psicóloga clínica Rebeca Pardo, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad Europea de Madrid y profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid, así como los investigadores del Instituto de Investigación Sant Joan de Déu y profesionales del Parque Sanitario Sant Joan de Déu, Juan Vicente Luciano Devis y Albert Feliu Soler.
Para entender mejor la situación de las personas con dolor crónico en el entorno de pandemia, los autores de la investigación han planificado una segunda parte del estudio, en la que se harán entrevistas en profundidad a personas con dolor para conocer de primera mano su situación.