MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
3,2 millones. Ese es el número de muertes anuales a nivel mundial causadas por la falta de actividad física, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, un objetivo alcanzable, como caminar 8.000 pasos uno o dos días a la semana- unos 6,4 kilómetros-, podría reducir el riesgo de muerte en un 14,9 por ciento, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Kioto (Japón) y la Universidad de California en Los Angeles (Estados Unidos).
Los expertos recomiendan realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada, como caminar. Algunos médicos recomiendan dar 10.000 pasos al día, pero cada vez hay más estudios que indican que los objetivos de pasos deben adaptarse a la edad y al estado físico de cada persona.
Muchos estudios han utilizado la cuantificación de los pasos diarios como una métrica sencilla y fiable de la actividad física y han explorado la correlación entre el recuento de pasos diarios y diversos resultados de salud, como la demencia y las enfermedades cardiovasculares.
Este nuevo metaanálisis, publicado en la revista científica 'JAMA Network Open', ha evidenciado una asociación entre un aumento de los pasos diarios y una reducción gradual del riesgo de mortalidad. Esta asociación se mantiene hasta que se alcanza un umbral de aproximadamente 8.000 pasos diarios, a partir del cual el riesgo de mortalidad permanece constante.
En el estudio, los investigadores evaluaron la correlación entre las tasas de mortalidad de los adultos y el tiempo que dedican a la actividad física, concretamente a dar 8.000 pasos o más al día.
El estudio utilizó datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Estados Unidos, realizada en 2005 y 2006, que posteriormente se vincularon al Índice Nacional de Defunciones hasta 2019. De la muestra total de 4.372 personas de 20 años o más, 3.120 participantes poseían datos sobre el uso de un acelerómetro durante al menos cuatro días, que se utilizó para calcular su recuento de pasos diarios.
De 2005 a 2006, la encuesta solicitó a sus participantes que llevaran un acelerómetro montado en la cintura durante las horas de vigilia durante siete días. El estudio consistió en registrar el número de pasos durante intervalos de 60 segundos cada día.
Para evaluar los patrones de pasos semanales, el estudio incorporó a participantes que tuvieron un mínimo de cuatro días con al menos 10 horas de tiempo de uso, durante los cuales el acelerómetro registró recuentos de pasos. Los participantes se clasificaron en tres grupos en función de la frecuencia con la que alcanzaban un mínimo de 8.000 pasos semanales: cero días, de uno a dos días y de tres a siete días.
El número medio de pasos diarios fue de casi 8.793. El estudio reveló que, del total de participantes, 632 personas declararon dar 8.000 pasos o más en cero días a la semana, mientras que 532 dieron 8.000 pasos o más de uno a dos días a la semana.
Además, 1.937 participantes declararon dar 8.000 pasos o más entre tres y siete días a la semana. Las personas que daban 8.000 pasos o más a la semana eran más jóvenes, hombres, de etnia hispana, con seguro médico, casados y no fumadores.
Además, eran menos propensos a declarar obesidad, uso de estatinas, comorbilidades o calificar su salud de mala o regular, en comparación con los que daban menos de 8.000 pasos durante menos días a la semana.
Durante diez años de observación, se detectaron 439 muertes por diversas causas y 148 muertes atribuidas específicamente a enfermedades cardiovasculares.
Tras controlar las posibles variables de confusión, se observó que las personas que daban 8.000 pasos o más de uno a dos días por semana y de tres a siete días por semana presentaban una reducción del 14,9 y el 16,5 por ciento del riesgo de mortalidad por todas las causas a diez años, respectivamente, en comparación con las que no lo hacían.
Además, los que realizaban actividad física dando 8.000 pasos o más de uno a dos días por semana y de tres a siete días por semana presentaban una reducción del riesgo de mortalidad cardiovascular a 10 años del 8,1 y el 8,4 por ciento, respectivamente, en comparación con los que no lo hacían.
El estudio también apunta que las personas pertenecientes tanto a grupos de edad más jóvenes como de más edad presentaban un menor riesgo de mortalidad por todas las causas a lo largo de diez años cuando declaraban dar 8.000 pasos o más de uno a dos días por semana o de tres a siete días por semana, en comparación con los que no realizaban ninguna actividad física cero días por semana.
En concreto, las personas de 65 años o más tenían un 19,9 por ciento menos de probabilidades de morir si daban 8.000 pasos una o dos veces por semana, mientras que los menores de 65 años experimentaban una reducción del 7,4 por ciento en el riesgo de muerte.
Además, las que realizaban actividad física dando 10.000 pasos o más de uno a dos días por semana tenían un riesgo ajustado de muerte por todas las causas a 10 años del 8,1 por ciento. Por el contrario, los que declararon dar 10.000 pasos o más de tres a siete días a la semana tenían un riesgo menor del 7,3 por ciento, mientras que los que declararon dar 10.000 pasos cero días a la semana tenían un riesgo del 16,7 por ciento.