MADRID 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
La prevención del ictus depende, en gran parte, del estilo de vida, "ya que se estima que hasta un 90 por ciento de los ictus se pueden evitar siguiendo una serie de hábitos más saludables", indica el experto médico de Cinfa, Julio Maset, con motivo del Día Mundial del Ictus, que se celebra el 29 de octubre.
"Los desencadenantes más frecuentes están vinculados a hipertensión, colesterol alto, obesidad, sedentarismo, tabaquismo o consumo habitual de drogas y alcohol", explica Julio Maset. Además, el ritmo vital actual, "marcado por situaciones de estrés y con altas cargas laborales, también está relacionado con una mayor propensión a sufrir ictus".
Asimismo, asegura que el daño cerebral depende del tiempo que dura ese trastorno, por tanto, contando además con nuevas medidas terapéuticas, es clave saber identificar los síntomas para acudir cuanto antes al hospital. "La rapidez mejora significativamente el pronóstico".
Tras un ictus, una de las secuelas más frecuentes es la espasticidad o rigidez de la musculatura. Según fuentes médicas, ésta afecta a un 40 por ciento de los pacientes de Accidente Cerebrovascular (ACV) y requiere un tratamiento específico que pasa por rehabilitación médica. Además, Julio Maset señala también otras consecuencias habituales "como el dolor neuropático, la hemiplejia (parálisis de la mitad del cuerpo) y otros daños cerebrales".
En concreto, el ictus es la primera causa de discapacidad por Daño Cerebral Adquirido (DCA), casi ocho de cada diez casos de DCA fueron originados por un accidente cerebrovascular. Desde la Asociación de Daño Cerebral de Navarra (ADACEN), se encargan de la terapia y tratamiento de las personas que han pasado por un ictus.
Leyre Tirado y Alicia Urriza, neuropsicólogas del centro, precisan que su trabajo comienza con pacientes crónicos, cuando ya "ha finalizado el primer tirón de rehabilitación intensiva y su salud está estable". En ese momento, expresan, "se trabaja para poder avanzar todo lo posible, aunque en esta fase la recuperación va a ser más lenta".
Por este motivo, se centran en "reajustar la vida, en asimilar cómo es esa nueva situación tras un ictus, los retos a los que se van a enfrentar, y cómo plantearse su nuevo modelo de vida y adaptarse emocionalmente a esa realidad". En el ámbito más terapéutico, se enfocan en la parte cognitiva, el razonamiento, la memoria o el pensamiento.
CLAVES PARA PREVENIR Y DETECTAR EL ICTUS
Por otro lado, Cinfa ofrece algunos consejos para prevenirlo y detectarlo, entre los que destaca llevar una dieta sana y equilibrada, variada en verduras, proteínas e hidratos de carbono, sin olvidar la fruta.
También es importante controlar el peso y realizar ejercicio de manera regular, caminar al menos, 30 minutos diarios y usar más las escaleras y menos los ascensores.
Por otro lado, también insisten en la importancia de dormir, al menos, ocho horas diarias, pues de esta manera, se incrementa la calidad de tu descanso y el sistema cardiovascular se mantiene en condiciones óptimas.
Asimismo, aseguran que es esencial vigilar la tensión arterial y los niveles de colesterol para reducir el riesgo de aparición de enfermedades y a adoptar medidas en caso de necesitarlo. También es beneficioso evitar el estrés, no fumar ni consumir alcohol.
Mantener activo el cerebro también es relevante, aprender sobre nuevas materias, debatir, leer mucho, innovar en las tareas cotidianas, cualquier pequeño desafío mantendrá activo al cerebro y lo hará más resistente al paso de los años.
Algunos de los síntomas que alertan de que alguien está sufriendo un infarto cerebral so la pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna parte del cuerpo. La persona es incapaz de levantar los brazos o sostener un objeto con el brazo de la mitad débil de su cuerpo. Es habitual la "boca torcida" que impide sonreír con normalidad o causa caída de un lado de la boca.
Otro síntoma es la alteración repentina de la visión, pérdida de la visión de un ojo, visión doble o incapacidad para ver objetos situados en los laterales del campo visual. La dificultad, de aparición brusca, para hablar o para entender, también puede ser indicativo de que se está sufriendo un ictus.
La sensación de vértigo o desequilibrio, que puede llevar al afectado a caerse, o un dolor de cabeza muy intenso que se inicia bruscamente, y un hormigueo en un lado del cuerpo también pueden dar la voz de alarma.
Por último, recuerdan que ante estas señales, es fundamental intervenir con rapidez y llamar al número 112, incluso en caso de duda, y describir con precisión estos signos para que el servicio de urgencias active el protocolo existente para casos de ictus.