MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La activación de los receptores del sabor amargo, que se encuentran en las vías respiratorias, abre las vías pulmonares, por lo que son un objetivo potencial para tratar el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
En relación con este aspecto, investigadores de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por sus siglas en inglés) informan en el 'Journal of Medicinal Chemistry' de que han diseñado un compuesto potente y selectivo que podría abrir el camino a las terapias de activación de los receptores del sabor amargo.
Entre los 25 tipos diferentes de receptores del sabor amargo, el subtipo TAS2R14 es uno de los más ampliamente distribuidos en los tejidos fuera de la boca. Los científicos desconocen la estructura del receptor y no han identificado el compuesto concreto del organismo que lo activa. Sin embargo, se sabe que algunos compuestos sintéticos, como el ácido flufenámico, un antiinflamatorio no esteroideo (AINE), se unen a los TAS2R14 y los activan. Pero estos compuestos no son muy potentes y no tienen características estructurales similares.
No obstante, los investigadores utilizaron el ácido flufenámico como punto de partida para diseñar y sintetizar análogos con propiedades mejoradas. A continuación, el equipo quiso ampliar ese trabajo para desarrollar un conjunto de compuestos de TAS2R14 aún mejores.
Basándose en sus hallazgos anteriores de que ciertos tipos de estructuras mejoraban la potencia, los investigadores hicieron varias variaciones nuevas y probaron estos compuestos en un ensayo celular que mide la activación del receptor. Este enfoque reveló que la sustitución de un anillo de fenilo por una 2-aminopirimidina y de un grupo de ácido carboxílico por un tetrazol era una estrategia prometedora.
Uno de los nuevos compuestos era seis veces más potente que el ácido flufenámico, lo que significa que se necesitaba menos cantidad del compuesto para producir una respuesta similar a la del AINE. Este compuesto también era muy selectivo para el TAS2R14 en comparación con los receptores gustativos no amargos, lo que podría minimizar los efectos secundarios. Según los investigadores, los nuevos compuestos ayudarán a esclarecer la estructura, el mecanismo y la función fisiológica de los receptores del sabor amargo y guiarán el desarrollo de fármacos dirigidos a ellos.