También conocido por tinitus, su denominación inglesa, el acúfeno consiste en la percepción de un ruido en el interior de la cabeza que genera el organismo en ausencia de un sonido exterior. Es probable que alguna vez los hayas padecido o los llegues a padecer ya que es un trastorno que aparece en la mitad de la población en algún momento de su vida.
Según explica a Infosalus Carlos de Paula Vernetta, especialista de Otorrinolaringología en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, el 50% de la población en algún momento de su vida ha tenido un acúfeno, de ellos el 10% tiene un ruido persistente las 24 horas del día y para un 2% a un 3% de estas personas supone un problema que altera su calidad de vida.
Determinar la intensidad del acúfeno reviste complejidad y para ello se emplean cuestionarios específicos y también pruebas de resonancia magnética funcional mediante las que se localizan las áreas de actividad cerebral implicadas y su repercusión en el paciente.
El especialista señala que el fuerte componente emocional lleva a la necesidad de la participación de un psicólogo o psiquiatra en el tratamiento y apunta a factores como el estrés y el estado de ánimo, junto al ejercicio, que intervienen en la intensificación del trastorno.
Encontrar el origen
La mitad de los acúfenos son producidos por una lesión del oído, por ruido ambiental intenso y mantenido o por un ruido súbito como una explosión, señala De Paula. Es por ello muy común en cazadores, quienes frecuentan discotecas y en adolescentes que elevan demasiado el volumen de sus auriculares.
En el resto de los casos intervienen una medicación que afecte al oído como la quimioterapia o a la química cerebral como los antidepresivos; alguna patología de las cervicales o de las estructuras asociadas a la mandíbula y la dentadura; o trastornos vascular como malformaciones o hipertensión.
Los acúfenos asociados a alguna patología son más fáciles de diagnosticar y por tanto controlables. Así, es más común el trastorno en pacientes mayores en los que existen factores vasculares y pérdidas auditivas y que presentan un mejor pronóstico.
Los casos más complejos son aquellos en los que existe una audición normal y no se detectan factores de riesgo evidentes. Para descartar las causas orgánicas como la existencia de un tumor, una hemorragia o una anomalía vascular se realiza una resonancia magnética cerebral.
Neutralizar el acúfeno
Se considera que tras 6 meses el acúfeno se vuelve crónico y que ha dado lugar a circuitos cerebrales que lo mantienen en el tiempo. Su tratamiento depende del grado de molestia o repercusión en el día a día del paciente.
En el tratamiento intervienen terapias cognitivo-conductuales que ayudan a quienes lo sufren a habituarse al ruido y a dejar de estar pendientes de él. Se evita que el ruido se convierta en una obsesión para el paciente y aporte estrés a su vida. En cuanto a los medicamentos, su objetivo es compensar o neutralizar la hiperactivación cerebral que ocasiona el acúfeno.
Cuando el origen del acúfeno no puede eliminarse se emplea el sonido como tratamiento. Se proporciona otro ruido al paciente de mayor intensidad que el acúfeno que escucha a través de audífonos o aparatos que emiten un sonido blanco similar al del mar que evitan la percepción del acúfeno a lo largo de las horas del día y que consiguen que la actividad cerebral asociada al ruido se frene llegada la noche.
Por último, De Paula Vernetta señala que la terapia más eficaz demostrada hasta la fecha es el implante coclear que se realiza en casos muy seleccionados. La utilidad de esta técnica se descubrió cuando el implante en pacientes sordos de ambos oídos mostró que los acúfenos desaparecían.
Cuidar de nuestros oídos
Hay que consultar al médico de cabecera cuando se produzcan acúfenos de manera continuada y si el ruido se prolonga más de 3 meses hay que acudir al otorrinolaringólogo, señala De Paula Vernetta, miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF).
El facultativo advierte además que adolescentes y quienes emplean auriculares para escuchar música no deben utilizarlos más allá de la mitad de potencia del aparato porque pueden ser lesivos para los oídos.
En el caso de los trabajadores que realicen su función en ambientes de alta contaminación acústica se hace imprescindible emplear protección para los oídos ya que a medio o largo plazo se pueden producir pérdidas auditivas y acúfenos.
Sobre el uso de fármacos, De Paula Vernetta señala que no hay que obsesionarse ya que la mayoría de ellos son hospitalarios.