MADRID, 29 Mar. (EDIZIONES) -
Los países poco a poco están eliminando las medidas preventivas y relajando la 'vigilancia' sobre la pandemia. Por ejemplo, en España ya no hay cuarentenas de contactos estrechos y en países como Francia no es obligatorio el uso de la mascarilla más que en los centros sanitarios.
Además, desde este lunes está en marcha en nuestro país la nueva 'Estrategia de Vigilancia y Control frente a la COVID-19 tras la fase aguda de la pandemia', aprobada por el Gobierno y las comunidades autónomas la semana pasada en Zaragoza, por la que entre otros puntos se eliminan los aislamientos de los casos leves o asintomáticos de esta infección.
En una entrevista con Infosalus, la presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología Elena Vanessa Martínez considera que poco a poco hay que empezar a normalizar esta situación, "donde el virus no sea un problema", pero tampoco olvidar que se trata de un virus que puede producir "importantes complicaciones en la población vulnerable".
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), el doctor Marcos López Hoyos, sí ve lógico suprimir el uso de las mascarillas por ejemplo en exteriores donde no exista aglomeración, si bien afirma que "hay que ser muy cautos", puesto que actualmente "los niveles de incidencia todavía son muy elevados y no estamos en situación de relajarnos, ni mucho menos", teniendo en cuenta también que la población en su opinión "se ha relajado", lo que da la posibilidad de concentrar más contagios.
Aquí el virólogo José Antonio López Guerrero ve "lógico" que poco a poco se vayan relajando las medidas tras dos años de pandemia, un periodo que asegura suele ser el "término medio que las pandemias suelen durar de forma natural", como sucedió con la pandemia de gripe española o hasta que se endemnizó el virus de la gripe A, y otras pandemias anteriores: "La diferencia con la gripe española es la elaboración de la vacuna y las medidas sanitarias de ahora. Todo ello ha hecho que esta pandemia se cobrara un menor número de fallecidos que lo que hubiera ocurrido de no desarrollar la vacuna en tan poco tiempo o las condiciones sociosanitarias que tenemos ahora".
Por tanto, defiende que estamos ya en la "nueva realidad", una etapa en la que vamos a convivir con un virus que seguro cree que se hará estacional, con brotes esporádicos o estacionales de contagios.
Eso sí, este experto ve pronto para que decaigan todas las medidas frente a la infección del SARS-CoV-2 de forma completa, como han hecho países como Dinamarca. Si apunta que España debería ir prescindiendo de la mascarilla en el colegio, con los más pequeños, y hacer pedagogía para que esta no desaparezca de forma indefinida en el transporte, en los entornos hospitalarios y en las consultas médicas. "Incluso diría que hay que hacer pedagogía para que esta Semana Santa en las procesiones, aunque estemos al aire libre, las personas lleven mascarilla, incluidos los cófrades", subraya.
ENTONCES, ¿QUITAR MASCARILLAS PARA CUÁNDO?
Ahora mismo, la presidenta de la SEE considera que quitar las mascarillas en las zonas interiores no es buena opción: "¿Cuándo será el momento? No creo que sea recomendable quitarlo en todos los sitios a la vez, a lo mejor en donde el riesgo de transmisión sea más bajo. Hay que ir valorando en función de la situación epidemiológica en la que nos encontremos y ver la evolución que tenemos o qué posibles escenarios nos podemos encontrar".
Mientras, el responsable de la Unidad de Hospitalización COVID del Hospital Sant Pau, el doctor Pere Domingo, confiesa a Infosalus que no cree que sería "precipitado" suprimir actualmente el empleo de las mascarillas teniendo en cuenta que "hay modelos matemáticos" que preveen que en el caso de coberturas vacunales entre el 70-90%, como es el caso de España, es conveniente prolongar el uso de las mascarillas entre 2 y 10 semanas después de haber alcanzado esa cifra de cobertura vacunal.
"Sabemos que también las mascarillas evitan la transmisión. En el caso de los niños, los que las usaban en los colegios se registraba hasta un 25% menos de contagios. Por tanto, somos conscientes de que la eficacia de estas medidas es real y no vendría mal prolongarlo un poco más por el momento. No debemos precipitarnos en este sentido", remarca el especialista.
¿Y LA VENTILACIÓN EN INTERIORES?
Por su parte, José Antonio López Guerrero, también profesor de Microbiología de la UAM defiende que la medida preventiva más efectiva frente a la propagación de esta infección es la mascarilla y cree que sería recomendable emplearla por lo menos hasta pasada la Semana Santa, pero siempre valorando cuál es la evolución del virus. "No estamos haciendo los deberes en ninguna parte de Europa en cuanto a lo que realmente es importante, tampoco en España, como el favorecer la ventilación en los espacios en interiores, como en el ocio o en los restaurantes, así como en los emplazamientos académicos. Deberíamos ir hacia sitios con ventilación bien regulada, más allá de abrir ventanas o puertas", insiste este experto.
Y defiende la necesidad de hacer pedagogía, en este sentido, sobre la importancia del uso del cubrebocas, por ejemplo, de cara al futuro, y en aquellas personas con sintomatología de patógeno aéreo, como el típico trancazo o gripazo, o sea por este coronavirus o por otros, guarden cuarentena y mascarillas de alto poder de filtración a la hora de relacionarse con otros.
En este punto también coincide el catedrático de Inmunología Alfredo Corell quien lamenta igualmente que a pesar de que llevemos dos años de pandemia por el momento no se haya regulado la pureza del aire en interiores, con la obligatoriedad de ventilación de los espacios cerrados si la calidad de aire no fuera la adecuada. "Esto nos aseguraría que estos espacios interiores son seguros no solo frente a la COVID sino para múltiples enfermedades de contagio respiratorio", remarca.
Ve indispensable entonces, y a día de hoy, el empleo de las mascarillas en los interiores, y en los exteriores siempre que haya un cúmulo de gente, donde no se respete la distancia de seguridad, más allá de 15 minutos, y donde se estén desarrollando actividades que lleven a exhalar mucho aire como los musicales, actividades religiosas o deportivas, o bien manifestaciones, por ejemplo; aparte por supuesto del transporte público, o las instituciones sanitarias.