MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
Experimentar una situación violenta, aunque sea una vez, con una pareja íntima o un miembro de la familia puede aumentar el riesgo de un adulto joven de sufrir un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o una hospitalización por insuficiencia cardíaca años después, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas 2022 de la Asociación Americana del Corazón.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos definen la violencia de pareja se define como el abuso o la agresión física, emocional o mental que se produce en una relación romántica por parte de un cónyuge o pareja actual o anterior. Incluye la violencia física, la violencia sexual, el acoso y la agresión psicológica, incluida la comunicación verbal o no verbal con la intención de dañar mental o emocionalmente a la pareja o de ejercer control sobre ella.
Aproximadamente 1 de cada 4 mujeres y casi 1 de cada 10 hombres del país declararon haber sufrido violencia sexual, violencia física y/o acoso por parte de su pareja durante su vida y declararon algún tipo de impacto relacionado con la violencia de pareja. Según las estadísticas actuales de los CDC, más de 43 millones de mujeres y 38 millones de hombres en Estados Unidos han sufrido agresiones psicológicas por parte de su pareja durante su vida, y las mujeres de entre 18 y 34 años suelen experimentar los mayores índices de violencia de pareja, según la National Domestic Violence Hotline.
"Cada vez hay más pruebas que relacionan la violencia de pareja, un importante trauma mental y físico, con resultados cardiovasculares adversos --explica la autora principal del estudio, Kathryn Recto, candidata al programa de doble titulación de Medicina y Salud Pública de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago (Estados Unidos)--. La mayor parte de las pruebas actuales se limitan a los autoinformes sobre la salud cardiovascular y a los análisis de un único momento, por lo que el hecho de que este estudio, que hizo un seguimiento de los participantes durante casi 30 años, haya podido detectar una asociación, es muy interesante".
El personal de investigación recopiló información sobre hospitalizaciones y procedimientos médicos ambulatorios durante los exámenes rutinarios y las citas anuales. Si había alguna hospitalización o visita ambulatoria, se solicitaban los historiales médicos y los médicos los utilizaban para revisar los eventos clínicos de ECV. Este estudio exploró si la exposición pasada a la violencia de pareja estaba posiblemente vinculada a la salud cardiovascular futura, y cómo estas asociaciones pueden manifestarse a lo largo de la vida de una persona.
Los investigadores evaluaron los datos del Estudio sobre el Desarrollo del Riesgo Arterial Coronario en Adultos Jóvenes (CARDIA), un estudio a largo plazo que comenzó en 1985, entre más de 5.000 adultos blancos y negros, de 18 a 30 años de edad en el momento de la inscripción, para examinar los factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Se pidió a los participantes en el estudio que acudieran a las citas médicas de seguimiento cada 2-5 años. Aunque el objetivo de cada visita clínica variaba, a lo largo de los 28 años de seguimiento se recopilaron datos sobre numerosos factores de riesgo relacionados con las enfermedades cardíacas, como la presión arterial, la glucosa, el colesterol, los patrones dietéticos, la composición corporal, el abuso de sustancias, las pruebas de resonancia magnética, la salud psicológica y los antecedentes familiares, así como las condiciones de salud, incluidos los problemas cardíacos, la diabetes de tipo 2 y sus complicaciones, la apnea del sueño, los resultados adversos del embarazo, los problemas renales, las enfermedades hepáticas, el cáncer, las enfermedades respiratorias, la depresión y la muerte.
Para este análisis, los investigadores examinaron los cuestionarios completados en 1987 y 1988 por más de 4.300 personas para evaluar la exposición a la violencia doméstica. En la encuesta se preguntaba con qué frecuencia, en el último año, se habían visto envueltos en una discusión violenta con las siguientes personas: con un cónyuge/amante (pareja íntima); con una familia distinta del cónyuge/amante; con otra persona conocida o con alguien desconocido. También se les preguntó si tenían un arma en casa para protegerse.
A continuación, los investigadores tabularon y revisaron las respuestas de la encuesta y analizaron modelos estadísticos para relacionar las respuestas de la encuesta con los infartos de miocardio no mortales, los accidentes cerebrovasculares no mortales, la hospitalización por insuficiencia cardíaca y la muerte relacionada con otras causas cardiovasculares entre los participantes. El análisis se ajustó en función de los factores de riesgo, como el índice de masa corporal, el tabaquismo, los trastornos nerviosos o mentales diagnosticados por un médico o enfermera, el diagnóstico de diabetes de tipo 2, etc., para examinar la relación entre la exposición a la violencia de pareja y la aparición de episodios cardiovasculares o la muerte.
El análisis de los datos reveló que las personas que informaron de al menos una exposición a la violencia de pareja en el último año al inicio del estudio también tenían un mayor consumo de alcohol (16 milímetros/día) entre los que informaron de la exposición a la violencia de pareja frente a 11 ml/día) para las que no habían estado expuestas; fumaban más (3,3 paquetes-año para las que habían sufrido violencia de pareja frente a 2,4 paquetes-año para las que no habían estado expuestas); y eran más propensas a declarar depresión (8,3% para las expuestas frente a 6,0% en las no expuestas) en la encuesta realizada al inicio del estudio.
La exposición a la violencia de pareja o a la violencia familiar se asoció con un riesgo al menos un 34% mayor de sufrir eventos cardiovasculares y con un riesgo al menos un 30% mayor de morir por cualquier causa cuando se ajustó por edad, sexo y raza. Tener más de un episodio de violencia con una pareja íntima en el último año también aumentó el riesgo de muerte por cualquier causa en un 34% tras un ajuste adicional por factores de riesgo cardiovascular. El aumento del riesgo de muerte fue del 59% entre los que declararon que el episodio violento afectó a un miembro de la familia distinto del cónyuge/amante; del 34% si el episodio afectó a otra persona conocida y del 26% si afectó a alguien desconocido.
"Los resultados sugieren que la violencia de pareja parece estar muy relacionada con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares o muerte --señala Recto--. Es imperativo que comprendamos mejor la asociación entre estos dos problemas de salud pública para que se puedan desarrollar y aplicar mejores intervenciones. Esperamos que nuestro estudio refuerce la necesidad de que los médicos realicen un cribado rutinario que evalúe la violencia de pareja, sobre todo porque las personas con antecedentes de violencia de pareja pueden necesitar un seguimiento más estrecho para detectar un mayor riesgo de eventos cardiovasculares en el futuro".
Los autores del estudio también señalan que la investigación futura debe investigar las vías bioquímicas que pueden vincular la violencia de pareja y la enfermedad cardiovascular.