TOLEDO, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
El servicio de Farmacia del Área Integrada de Talavera de la Reina (Toledo) ha advertido de las complicaciones que se pueden presentar con el calor, especialmente en relación con las medicamentos. Los factores que favorecen las alteraciones en la adaptación térmica son: la edad, las enfermedades crónicas y el uso de medicamentos.
Las principales complicaciones ante las altas temperaturas son el síndrome de agotamiento-deshidratación, que aparece por la pérdida de electrolitos a través del sudor, y el golpe de calor que se debe a una alteración de la termorregulación, ha informado el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam).
Es por esto que son especialmente vulnerables los ancianos, lactantes y niños, personas con afecciones crónicas que requieran medicamentos, personas dependientes y aisladas socialmente. De ahí que estos grupos deben extremar las precauciones.
Las personas mayores son particularmente vulnerables a causa del deterioro de su capacidad de sentir sed, por el deterioro del metabolismo hídrico y la disminución de regular la temperatura corporal mediante la transpiración.
RECOMENDACIONES A LOS SANITARIOS
En este sentido, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ofrece recomendaciones a los sanitarios en el cuidado de enfermos, principalmente de enfermedades crónicas, durante la época estival.
Aunque no se ha establecido una relación causal entre el consumo de medicamentos y la aparición de un golpe de calor, sí pueden agravar este síndrome de agotamiento-deshidratación.
Entre los medicamentos que pueden agravar el golpe de calor se encuentran aquellos fármacos que provocan alteraciones en la hidratación y/o trastornos electrolíticos (principalmente los diuréticos); los que pueden afectar a la función renal (antiinflamatorios y algunos antihipertensivos) y medicamentos cuyo perfil farmacocinético puede ser afectado por la deshidratación (antiarritmicos y algunos antidiabéticos orales).
También los que pueden alterar la termorregulación central o periférica (antidepresivos, antiparkinsonianos y broncodilatadores); aquellos que pueden inducir una hipertermia (neurolépticos y antidepresivos) y por último, los que pueden agravar indirectamente los efectos del calor (antianginosos).
De este modo, la adaptación de un tratamiento debe considerarse de forma individualizada. Para ello el personal sanitario debe hacer una revisión de todos los medicamentos que utiliza el paciente haciendo un balance de los posibles riesgos frente a los beneficios.
Para mayor información sobre el buen uso de medicamentos en épocas de calor, se puede consultar la página web de la (AEMPS) 'http://www.aemps.gob.es/'.