MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
El aerosol generado por los dispositivos de vapeo perjudica la capacidad de funcionamiento de los vasos sanguíneos de forma comparable al humo de los cigarrillos tradicionales, según una investigación preliminar en ratas presentada en las Sesiones Científicas de Ciencias Cardiovasculares Básicas 2021 de la Asociación Americana del Corazón.
El vapeo, o el uso de cigarrillos electrónicos, se promueve a menudo como una alternativa menos dañina que fumar cigarrillos tradicionales. A pesar de la popularidad de estos dispositivos, los conocimientos sobre el impacto de los aerosoles de los e-cigarrillos, los productos de tabaco calentados y los nuevos dispositivos de vapeo ultrasónico sin bobina sobre la función cardiovascular son todavía limitados, señalan los autores.
"Cuando se inhala una suspensión de partículas o una niebla, ya sea de tabaco o de marihuana, ya sea de humo o de aerosol, todo tiene el mismo efecto --explica el doctor Matthew L. Springer, autor principal del estudio y profesor de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco--. Nuestra investigación refuerza los hallazgos anteriores de que el vapeo no está exento de daños, y subraya la importancia de asesorar a los pacientes sobre los riesgos del vapeo porque sí afecta a la función cardiovascular".
Los investigadores estudiaron el impacto de los aerosoles generados por una serie de dispositivos de vapeo en la función del endotelio, que es una fina membrana que recubre el interior del corazón y los vasos sanguíneos.
El endotelio es una capa de células endoteliales que producen sustancias que ayudan a controlar la coagulación de la sangre, los niveles de presión arterial y la función inmunitaria y ayudan a mantener los vasos sanguíneos sanos. La reducción de la función endotelial suele preceder al desarrollo de la aterosclerosis, la acumulación de material graso en las arterias, y suele ser un factor de predicción de un accidente cerebrovascular o un ataque cardíaco.
En este estudio, se midió mediante ultrasonidos un proceso conocido como dilatación mediada por flujo (DMF), un indicador de la función endotelial y de la salud general de los vasos sanguíneos. La DMF se midió en las ratas antes y después de la exposición a los aerosoles de
propilenglicol (PG), glicerina vegetal (VG), propilenglicol y glicerina vegetal (PGVG), cápsulas de sal de nicotina al 5% de tres sabores diferentes (tabaco de Virginia, mango y mentol), un cigarrillo electrónico con nicotina libre (un producto de vapeo de la generación anterior), un producto de tabaco "sin calor", y un dispositivo de vapeo ultrasónico sin bobina.
El humo de los cigarrillos y el aire limpio fueron los controles del estudio. Los investigadores pretendían determinar si los aerosoles de los distintos productos de vapeo -independientemente del sabor, la cantidad de nicotina o el método de administración- disminuían la función de los vasos sanguíneos.
Realizaron una comparación cara a cara en 11 grupos de ratas con ocho ratas en cada grupo, exponiendo a las ratas a los nueve productos de vapeo, así como a los controles de cigarrillos combustibles y aire limpio. Las ratas fueron expuestas a los productos durante una sesión que consistía en 10 ciclos de inhalación de 5 segundos cada 30 segundos durante un periodo de cinco minutos. Para medir la DMF, se midió la arteria femoral, una gran arteria del muslo, con un micro-ultrasonido.
El estudio descubrió que, tras una sola sesión de cinco minutos de exposición, la función endotelial de las ratas se vio afectada de forma aguda por los aerosoles de todos los productos de vapeo. La dilatación de los vasos cayó entre un 40% y un 67% en todos los grupos, excepto en las ratas expuestas al aire limpio.
Este deterioro de los vasos sanguíneos en los productos de vapeo era comparable al deterioro causado por los cigarrillos tradicionales (67%).
Los investigadores también recogieron sangre de las ratas para medir la concentración de nicotina.
Descubrieron que la concentración de nicotina en sangre era 8,7 veces mayor en las ratas expuestas al producto de tabaco calentado (una media de 61,4 ng/ml) que en las ratas expuestas al dispositivo de vapeo ultrasónico (una media de 7,0 ng/ml) y 7,3 veces mayor que la de la generación anterior de cigarrillos electrónicos (una media de 8,4 ng/ml).
"No nos sorprendió ver los resultados de los productos de tabaco calentados y de los cigarrillos electrónicos de la generación anterior, pero sí nos sorprendió descubrir que el nuevo dispositivo de vaporización ultrasónica también afectaba a la dilatación mediada por el flujo", reconoce la autora principal del estudio, la doctora Poonam Rao, becaria postdoctoral del Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaco de la Universidad de California en San Francisco.
"Este nuevo dispositivo ultrasónico no tiene bobina de calentamiento, por lo que teóricamente debería ser más seguro que los cigarrillos electrónicos --añade--. Sin embargo, incluso sin el intenso calentamiento de la sustancia nicotínica, este aerosol perjudicó la función vascular como todos los demás productos".
Aunque estos resultados proceden de un experimento con animales, son aplicables a los seres humanos. "El enfoque que utilizamos para estudiar la función vascular en las ratas se parece mucho a lo que ocurre en los humanos. Se trata de un equivalente en roedores de una medida clínica habitual en humanos en la arteria braquial, el principal vaso sanguíneo del brazo (superior) --apunta Springer--. Se sabe que los cigarrillos electrónicos pueden perjudicar la función vascular en los seres humanos. Si la niebla o el aerosol que inhalan las ratas tiene este efecto adverso, es probable que también ocurra en los humanos".