¿Por qué algunos sobreviven a la gripe sin problemas? Descubren un factor de riesgos que podría ser la clave

Archivo - Gripe, mocos, resfriado, enfermedad, manta
Archivo - Gripe, mocos, resfriado, enfermedad, manta - HIRAMAN/ ISTOCK - Archivo
Publicado: jueves, 14 noviembre 2024 7:47

   MADRID, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Un equipo dirigido por Taia Wang, profesora asociada de enfermedades infecciosas y de microbiología e inmunología en la Universidad de Standford (Estados Unidos) ha descubierto que la abundancia relativa de un cierto tipo de molécula de azúcar en los anticuerpos desempeña un papel enorme en si se enferma levemente en lugar enfermar gravemente a causa de una infección de gripe, tal y como se publica en 'Immunology'.

   Los anticuerpos son proteínas especializadas que el sistema inmunológico elabora para impedir que los virus y otros microbios entren en las células y se repliquen profusamente una vez dentro.

   Asimismo, han demostrado, en ratones, cómo evitar los síntomas graves de la gripe independientemente de la cepa que esté en marcha. Eso sería útil en caso de que se produjera el próximo brote de gripe a gran escala, y podría aplicarse a otras enfermedades infecciosas. Los hallazgos pueden incluso ayudar a explicar por qué las personas mayores son más susceptibles a la gripe grave y a muchas otras enfermedades, infecciosas o de otro tipo.

   En la superficie de algunas de las células inmunitarias hay un receptor, llamado CD209, que, según el estudio, puede reducir la inflamación en respuesta a una infección de gripe. Wang y sus colaboradores lograron activar ese receptor antiinflamatorio manipulando la composición de los anticuerpos. Esto no impidió que el virus entrara en las células pulmonares y hiciera copias de sí mismo dentro de las células que invade, pero no tuvo por qué hacerlo.

   Obviamente, no es bueno que los virus se repliquen furiosamente dentro de las células pulmonares, pero los casos fatales de infección por influenza suelen estar causados por una respuesta inflamatoria abrumadora a la infección, que exacerba el daño pulmonar e impide el intercambio de gases, y no por el virus solo, detalla Wang. "Hemos descubierto una nueva forma de protegernos contra la gripe grave suprimiendo la inflamación que la acompaña, independientemente de la replicación viral en curso", destaca.

   La técnica experimental para reducir la inflamación no se limita a una sola cepa de gripe. Las moléculas de anticuerpos que circulan en nuestra sangre y que los inmunólogos conocen como IgG (el acrónimo significa "inmunoglobina G") tienen forma aproximada de Y. Los cuernos de la Y están personalizados para adherirse a características superficiales específicas de patógenos particulares y, si el ajuste es lo suficientemente ceñido y une la parte correcta del patógeno invasor, evitan que ingrese a las células.

   El estudio de Wang comenzó caracterizando los anticuerpos de personas que enfermaron o no gravemente tras la infección por H1N1, un subtipo común de influenza estacional. La única diferencia significativa que observaron los científicos entre quienes enfermaron levemente y quienes fueron hospitalizados fue en la cantidad de ácido siálico en los anticuerpos de los individuos infectados. Los niveles altos se correlacionaron con síntomas leves; los anticuerpos de los pacientes más enfermos tenían menos enlaces de ácido siálico.

   Wang y sus colegas exploraron más a fondo, utilizando ratones modificados genéticamente cuyas células expresaban receptores humanos para anticuerpos. "Les dimos a los ratones anticuerpos humanos que solo se diferenciaban en su contenido de ácido siálico", cuenta Wang. Luego, los ratones recibieron lo que normalmente sería una dosis letal de cualquiera de dos subtipos muy diferentes del virus de la gripe estacional. Los anticuerpos ricos en ácido siálico, pero no los otros, protegieron a los animales de ambos tipos de gripe, evidentemente debido a una inflamación pulmonar notablemente reducida.

   "La reducción de la inflamación permitió un mejor intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Los pulmones pudieron seguir haciendo su trabajo", explica Wang. La diferencia en la abundancia de ácido siálico no tuvo efecto sobre la capacidad del virus para replicarse dentro de las células pulmonares infectadas.

   El equipo de Wang está realizando estudios longitudinales en humanos para ver si los tallos de anticuerpos enriquecidos con ácido siálico pueden predecir el riesgo de progresión de la enfermedad en pacientes con influenza. Las aplicaciones de los hallazgos podrían extenderse más allá de la gripe o las infecciones pulmonares en general, a numerosas enfermedades infecciosas e incluso a una amplia gama de afecciones inflamatorias.

   "La edad es el principal factor que diferencia a las personas cuyos anticuerpos tienen un contenido de ácido siálico alto o bajo", matiza Wang. La disminución asociada con la edad en la abundancia de ácido siálico en los anticuerpos de las personas puede explicar en parte la alta incidencia observada de inflamación crónica de bajo nivel en las personas mayores, lo que las predispone a enfermedades que van desde problemas cardíacos y accidentes cerebrovasculares hasta Alzheimer y Parkinson, cáncer y muchas otras enfermedades asociadas con el envejecimiento.