MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) ha arrojado pistas sobre por qué ciertas partes del cerebro son especialmente vulnerables a los daños del Alzheimer.
Se trata del gen APOE, el mayor factor de riesgo genético de la enfermedad de Alzheimer. Las partes del cerebro en las que el APOE es más activo son las zonas que sufren más daños, según sus hallazgos, publicados en la revista científica 'Science Translational Medicine'.
La pérdida de memoria suele ser el primer signo de la enfermedad de Alzheimer, seguido de confusión y dificultad para pensar. Estos síntomas reflejan el patrón típico de deterioro de los tejidos cerebrales. Los grupos de proteínas tóxicas se concentran primero en los lóbulos temporales del cerebro (el área de la memoria) antes de extenderse a partes del cerebro importantes para el pensamiento y la planificación.
Los resultados de esta nueva investigación ayudan a explicar por qué los síntomas de la enfermedad de Alzheimer varían a veces, y destacan un aspecto poco estudiado de la enfermedad de Alzheimer que sugiere que mecanismos biológicos aún no descubiertos pueden desempeñar un papel importante en la enfermedad.
"Hay algunas formas raras y atípicas de Alzheimer en las que las personas desarrollan primero problemas de lenguaje o de visión en lugar de problemas de memoria. Cuando se escanea su cerebro, se ven daños en las áreas del lenguaje o de la vista, y no tanto en las de la memoria". Las personas con Alzheimer atípico suelen ser excluidas de los estudios de investigación porque es más fácil estudiar un grupo en el que todos tienen el mismo conjunto de síntomas. Pero esta heterogeneidad nos indica que hay cosas que todavía no entendemos sobre cómo y por qué el Alzheimer se desarrolla de la forma en que lo hace. Hay una razón por la que ciertas áreas del cerebro se dañan y otras no, y todavía no la conocemos. Cada misterio que descubrimos con esta enfermedad nos acerca a lo que necesitamos para abordarla", ha comentado el autor principal del estudio, Brian A. Gordon.
La enfermedad de Alzheimer comienza con una proteína cerebral conocida como beta amiloide. Esta proteína comienza a acumularse en placas dos décadas o más antes de que las personas muestren los primeros signos de problemas neurológicos. Tras años de acumulación de amiloide, comienzan a formarse ovillos de tau, otra proteína cerebral. Poco después, los tejidos de las zonas afectadas comienzan a marchitarse y morir, y se produce el deterioro cognitivo.
Para entender por qué el daño cerebral del Alzheimer se produce donde lo hace, Gordon y sus colegas estudiaron a 350 personas que se ofrecieron como voluntarios para estudios de memoria y envejecimiento. Los participantes se sometieron a escáneres cerebrales para que los investigadores pudieran medir la cantidad y la ubicación de las placas amiloides y los ovillos de tau, así como los volúmenes de diversas zonas del cerebro.
Los investigadores compararon los patrones de aglomeración de proteínas y daño tisular en los voluntarios con los patrones de expresión génica de APOE y otros genes asociados a la enfermedad de Alzheimer, tal y como se representa en el Atlas Allen del Cerebro Humano, un mapa detallado de la expresión génica en el cerebro humano.
"Había una estrecha coincidencia entre los lugares en los que se observa una alta expresión de APOE y los lugares en los que se observan los ovillos de tau y el daño tisular. Y no sólo el APOE. Si se observan, por ejemplo, los 20 principales genes asociados a la enfermedad de Alzheimer, todos se expresan en los lóbulos temporales con patrones similares. Hay algo fundamentalmente diferente en estas regiones que las hace vulnerables al daño cerebral del Alzheimer, y esa diferencia probablemente se cuece desde el nacimiento y está influenciada por la genética de la persona", ha resaltado Gordon.
Todo el mundo es portador de alguna versión del gen APOE, pero las personas portadoras de la variante APOE4 tienen hasta 12 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que la población general, y a una edad más temprana.
Los investigadores del Alzheimer saben desde hace tiempo que APOE4 aumenta la acumulación de beta amiloide en el cerebro de las personas. Al estudiar ratones que desarrollan ovillos de tau pero no placas de amiloide, los investigadores demostraron que la APOE4 también aumenta el daño debido a la tau, incluso sin presencia de amiloide.
Para evaluar el efecto de la variante de alto riesgo de APOE en el daño cerebral relacionado con tau en las personas, los investigadores clasificaron a cada participante como portador de la variante de alto riesgo o no, y analizaron los grupos de proteínas y la atrofia en sus cerebros.
"Los portadores de APOE4 son más propensos a empezar a acumular amiloide, lo que les pone en el camino del Alzheimer. Luego, por la misma cantidad de amiloide obtienen más ovillos de tau, lo que lleva a más atrofia. Es un doble golpe para el cerebro", ha señalado Gordon.
En futuros trabajos, Gordon y sus colegas planean explorar cómo se relacionan los patrones de expresión genética con los patrones de daño de tau en personas con Alzheimer atípico.
"Cuando vemos a alguien que presenta problemas de visión, ¿existe una firma genética específica que se corresponda con las áreas dañadas en el cerebro? Queremos saber por qué algunas personas tienen estos patrones alterados y qué significa sobre cómo se desarrolla la enfermedad de Alzheimer y cómo puede tratarse", ha remachado el investigador.