El amor por la naturaleza ¿se hereda?

Archivo - Abrazar árboles, naturaleza
Archivo - Abrazar árboles, naturaleza - GIDL/ ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 4 febrero 2022 8:03

MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS) -

El aprecio de una persona por la naturaleza y su tendencia a visitar espacios naturales son características heredables, según un estudio a gran escala sobre gemelos del Reino Unido dirigido por Chia-chen Chang, de la Universidad Nacional de Singapur, publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS Biology'.

Los investigadores encuestaron a 1.153 parejas de gemelos del registro TwinsUK sobre su experiencia con la naturaleza, pidiéndoles que calificaran su familiaridad con la naturaleza y su deseo de estar en ella, y la frecuencia con que visitaban espacios naturales como parques públicos y jardines privados.

Descubrieron que los gemelos idénticos (monocigóticos), que comparten casi el 100% de sus genes, eran más parecidos entre sí en su orientación hacia la naturaleza y la frecuencia con la que la visitaban, en comparación con los gemelos fraternos (dicigóticos), que comparten alrededor del 50% de su material genético.

La heredabilidad osciló entre el 46% para la orientación hacia la naturaleza y el 34% para la frecuencia de las visitas al jardín, lo que sugiere una influencia moderada de la genética sobre la forma en que las personas experimentan la naturaleza. Sin embargo, los factores ambientales explican más de la mitad de las diferencias entre individuos.

Las personas que vivían en entornos urbanos tendían a tener menos experiencias en la naturaleza, debido, por ejemplo, al acceso limitado a los jardines, lo que pone de manifiesto la importancia de la disponibilidad en la configuración de los comportamientos de búsqueda de la naturaleza.

La heredabilidad también disminuyó con la edad, lo que sugiere que la genética puede ser menos influyente a medida que las personas envejecen y experimentan un conjunto único de condiciones ambientales.

Se ha comprobado que pasar tiempo en espacios naturales mejora el bienestar mental, pero cada persona experimenta y se beneficia de la naturaleza de forma diferente.

Este estudio aporta las primeras pruebas de la existencia de un componente genético tanto en nuestra predisposición hacia la naturaleza como en nuestra tendencia a visitar espacios naturales.

Los autores afirman que las personas orientadas a la naturaleza pueden buscarla de forma activa, incluso si ello implica desplazarse desde su casa, pero es necesaria una planificación urbana diversa para facilitar el acceso a los espacios naturales -y los beneficios que ofrecen- a todos.

"Pasar tiempo en la naturaleza está relacionado con una mejor salud y bienestar --añade Chang--. Un estudio de gemelos muestra que el deseo de una persona de estar en la naturaleza y la frecuencia con que lo experimenta están influidos tanto por los genes como por las experiencias personales".