MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores estadounidenses han analizado, gracias a la financiación del Programa de Biomarcadores de la NIH, cómo la enfermedad de Parkinson altera la actividad cerebral con el paso del tiempo, lo que podría ser una nueva herramienta para probar medicamentos enfocados a aliviar los síntomas y reducir la velocidad en la que esta enfermedad daña el cerebro.
"Si conocemos que en esta patología la actividad en una región específica del cerebro está disminuyendo a lo largo del año, se pueden comenzar a evaluar agentes terapéuticos para ver si se puede frenar esta reducción", ha aseverado el autor principal, David Vaillancourt, cuya investigación ha sido publicada en la revista 'Neurology'.
Y es que, hasta ahora, los ensayos clínicos sobre el Parkinson han dependido de la observación de si una terapia mejora los síntomas de los pacientes, pero han mostrado poco acerca de cómo el tratamiento afecta a la neurodegeneración progresiva subyacente. Como resultado, mientras que hay tratamientos que mejoran los síntomas, se vuelven menos eficaces a medida que avanza la neurodegeneración.
En este sentido, el nuevo estudio podría remediar este problema proporcionando a los investigadores objetivos medibles, llamados biomarcadores, para evaluar si un medicamento reduce, o incluso detiene, la progresión de la enfermedad en el cerebro.
RESONANCIA MAGNÉTICA FUNCIONAL
En concreto, los investigadores han utilizado la resonancia magnética funcional para medir la actividad en un conjunto de áreas del cerebro predeterminados en personas sanas, pacientes con Párkinson y enfermos con dos formas de 'parkinsonismo atípico': sistemas de atrofia multisistémica y parálisis supranuclear progresiva (PSP).
Los investigadores seleccionaron las regiones del cerebro encargadas del movimiento y el equilibrado y analizaron la fuerza de agarre. En este sentido, comprobaron que en las personas sanas no había cambios en su actividad neuronal al año de comenzar el estudio, mientras que en los pacientes con Parkinson se redujo la respuesta en dos regiones del cerebro, el putamen y la corteza motora primaria.
El equipo espera ahora usar sus biomarcadores recién descubiertos, además de uno que había identificado previamente, para probar si un medicamento experimental conocido para mejorar los síntomas del Parkinson también retrasa la progresión de los cambios en el cerebro.
"Estos marcadores permiten evaluar terapias modificadoras de la enfermedad, porque sabemos que el grupo de control no cambia más de un año, pero los grupos de pacientes sí. Podemos ver si una terapéutica evita que el cambio se produzca, y si lo hace, nos mostraría que puede tener un efecto modificador de la enfermedad", han zanjado.