MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
Hacerse la prueba de los niveles de colesterol HDL (el bueno) y LDL (el malo) forma parte del examen físico anual. Sin embargo, nuevas investigaciones están demostrando que estas pruebas estándar pueden no ser la forma más precisa de evaluar el riesgo de enfermedad cardíaca.
En cambio, los nuevos datos sugieren que el análisis de los niveles de apolipoproteína B-100 (ApoB), una proteína que transporta moléculas de grasa, incluido el colesterol LDL --el llamado "colesterol malo"-- por todo el cuerpo, puede ser un predictor de riesgo más preciso de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, que se produce cuando la placa de colesterol se acumula, se endurece y crea un estrechamiento en el interior de las arterias.
El nuevo estudio, presentado en las Sesiones Científicas Anuales 2023 del Colegio Americano de Cardiología, investigadores del Intermountain Health, en Estados Unidos, han descubierto que las pruebas de ApoB pueden ayudar a identificar a los pacientes que aún pueden estar en mayor riesgo de un evento cardiovascular, a pesar de tener niveles normales de colesterol LDL.
"Las pruebas de ApoB no indican la cantidad de colesterol que tiene un paciente, sino que miden el número de partículas que lo transportan", explica Jeffrey L. Anderson, cardiólogo de Intermountain Health e investigador principal del estudio.
"Aunque todavía no es una prueba que se pida habitualmente, hemos descubierto que se está utilizando con más frecuencia y que podría dar lugar a una forma más precisa de analizar el riesgo relacionado con las lipoproteínas que la forma en que lo hacemos ahora --añade el doctor Anderson--. Por ejemplo, algunas personas tienen niveles normales de colesterol LDL pero siguen teniendo un gran número de partículas debido a la abundancia de partículas LDL pequeñas y densas".
Los niveles de ApoB miden el número de partículas aterogénicas, y cada vez más estudios indican que el número de partículas supera a los niveles de colesterol como predictores de riesgo de enfermedad.
En el estudio retrospectivo, los investigadores de Intermountain Health examinaron las historias clínicas electrónicas de todos los pacientes desde 2010 hasta febrero de 2022 y encontraron que las pruebas de Apo B aumentaron de 29 casos en 2010 a 131 en 2021.
También descubrieron que los niveles de ApoB se correlacionaban positivamente con el colesterol LDL, pero que la relación ApoB/colesterol LDL aumentaba a medida que disminuía el colesterol LDL, lo que sugería la presencia de un número excesivo de partículas LDL pequeñas y densas aterogénicas, es decir, aquellas partículas con cantidades más pequeñas de colesterol LDL por partícula.
Una mejor evaluación del número de partículas es la razón por la que el doctor Anderson sugiere que la ApoB puede ser mejor para evaluar el riesgo, especialmente en pacientes con niveles normales de colesterol LDL, incluidos aquellos con síndrome metabólico, como diabetes o prediabetes o niveles bajos de HDL y altos de triglicéridos.
"Los datos sugieren que estas cifras de partículas aumentan el riesgo en mayor medida que los niveles de colesterol por sí solos --afirma--. La ApoB podría ayudarnos a identificar a una población de pacientes con cifras de LDL normales o incluso bajas, pero que presentan un riesgo más elevado y deben recibir un tratamiento más agresivo". Sin embargo, no espera que la ApoB eclipse pronto a las pruebas estándar de HDL y LDL.
Las pruebas de ApoB son algo más caras y aún no están tan arraigadas en el sistema sanitario, pero deberían considerarse cada vez más una herramienta valiosa para que los médicos puedan afinar el riesgo cardiovascular, sobre todo en estos grupos específicos de pacientes, señalan los investigadores.