Los antidepresivos pueden proteger contra las infecciones y la sepsis
MADRID 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación del Instituto Salk (Estados Unidos) sugiere que los antidepresivos, además de para mejorar la salud mental, podrían ser útiles para proteger contra infecciones gravesy sepsis. En concreto, han descubierto cómo los medicamentos pueden regular el sistema inmunológico y defenderse de las enfermedades infecciosas. Estos conocimientos podrían conducir a una nueva generación de tratamientos que salven vidas y mejoren la preparación mundial para futuras pandemias.
El estudio de Salk, publicado en 'Science Advances', surge a raíz de los recientes hallazgos de que los usuarios de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como el Prozac, presentaban infecciones por COVID-19 menos graves y tenían menos probabilidades de desarrollar una COVID prolongada. Otro estudio descubrió que el Prozac (también conocido como fluoxetina) era eficaz para proteger a los ratones contra la sepsis, una enfermedad potencialmente mortal en la que el sistema inmunitario del cuerpo reacciona de forma exagerada a una infección y puede provocar una insuficiencia multiorgánica o incluso la muerte.
Al identificar un mecanismo para explicar los sorprendentes efectos de refuerzo de las defensas de la fluoxetina, los investigadores de Salk han acercado la fluoxetina y posiblemente otros ISRS a las pruebas clínicas para su uso contra infecciones y trastornos inmunitarios.
"Al tratar una infección, la estrategia de tratamiento óptima sería aquella que mata las bacterias o virus y al mismo tiempo protege nuestros tejidos y órganos", comenta la profesora Janelle Ayres , titular de la Cátedra Legacy del Instituto Salk e investigadora del Instituto Médico Howard Hughes.
"La mayoría de los medicamentos que tenemos en nuestra caja de herramientas matan patógenos, pero nos entusiasmó descubrir que la fluoxetina también puede proteger los tejidos y órganos. Esencialmente, se trata de jugar a la ofensiva y a la defensiva, lo cual es ideal y especialmente emocionante de ver en un medicamento que ya sabemos que es seguro para usar en humanos".
Si bien nuestro sistema inmunológico hace todo lo posible para protegernos contra las infecciones, a veces puede reaccionar de forma exagerada. En el caso de la sepsis, la respuesta inflamatoria se descontrola tanto que comienza a dañar los tejidos y órganos de la propia persona hasta el punto de que fallan. Esta misma reacción exagerada también es característica de la enfermedad grave por COVID-19.
Una solución obvia sería, presumiblemente, suprimir la respuesta inflamatoria, pero hacerlo puede hacer que los pacientes sean más vulnerables a la infección inicial y más susceptibles a otras nuevas. El momento de la administración también es fundamental, ya que los fármacos inmunosupresores deben administrarse antes de que se produzca daño tisular.
En cambio, un tratamiento ideal sería, en primer lugar, controlar de forma proactiva la intensidad y la duración de la respuesta inmune para prevenir cualquier daño corporal. En segundo lugar, eliminar la infección que pone en riesgo al cuerpo desde el principio.
Para entender qué pueden hacer los ISRS en este contexto, los investigadores estudiaron ratones con infecciones bacterianas y los dividieron en dos categorías: unos tratados previamente con fluoxetina y otros no. Lo más emocionante fue que vieron que los ratones tratados previamente con fluoxetina estaban protegidos de la sepsis, el daño multiorgánico y la muerte. A continuación, el equipo puso en marcha una serie de experimentos de seguimiento para comprender estos efectos.
En primer lugar, midieron la cantidad de bacterias en cada población de ratones ocho horas después de la infección. Los ratones tratados con fluoxetina tenían menos bacterias en esta etapa, lo que significa que la infección era menos grave. Los hallazgos demostraron que la fluoxetina tenía propiedades antimicrobianas, lo que le permitía limitar el crecimiento bacteriano.
A continuación, los investigadores midieron los niveles de diferentes moléculas inflamatorias en cada grupo. Observaron más IL-10 antiinflamatoria en sus poblaciones pretratadas y dedujeron que la IL-10 previno la hipertrigliceridemia inducida por sepsis, una afección en la que la sangre contiene demasiados triglicéridos grasos. Esto permitió que el corazón mantuviera el estado metabólico adecuado, protegiendo a los ratones de la morbilidad y la mortalidad inducidas por la infección.
El equipo desvinculó esta protección dependiente de IL-10 contra el daño y la muerte de múltiples órganos de su descubrimiento anterior de los efectos antimicrobianos de la fluoxetina, revelando a su vez el potencial de doble propósito del fármaco para matar patógenos y para aliviar el daño inducido por infecciones al cuerpo.
Para entender cómo la influencia de la fluoxetina en los niveles de serotonina podría contribuir a estos efectos, los investigadores también analizaron dos nuevas poblaciones de ratones: ambas fueron tratadas previamente con fluoxetina, pero una tenía serotonina circulante, mientras que la otra no. La serotonina circulante es un pequeño mensajero químico que viaja por el cerebro y el cuerpo para regular cosas como el estado de ánimo, el sueño y el dolor, y es el objetivo principal de los efectos de la fluoxetina en la salud mental. Descubrieron que los resultados positivos de la fluoxetina en la salud no estaban relacionados en absoluto con la serotonina circulante: independientemente de si los ratones tenían serotonina en circulación, experimentaron los mismos beneficios de defensa contra las infecciones gracias a la fluoxetina.
"Fue algo realmente inesperado, pero también muy emocionante", relata el primer autor del estudio, Robert Gallant, ex investigador de posgrado en el laboratorio de Ayres. "Saber que la fluoxetina puede regular la respuesta inmunitaria, proteger al organismo de las infecciones y tener un efecto antimicrobiano (todo ello totalmente independiente de la serotonina circulante) es un gran paso hacia el desarrollo de nuevas soluciones para las infecciones y enfermedades potencialmente mortales. También demuestra cuánto más hay que aprender sobre los ISRS".
Ayres y Gallant afirman que su próximo paso es explorar regímenes de dosificación de fluoxetina adecuados para personas sépticas. También están ansiosos por ver si otros ISRS pueden tener los mismos efectos.