MADRID 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Anualmente se registran unos 740.000 suicidios: eso supone una muerte en promedio cada 43 segundos, uno de los muchos hallazgos inquietantes del último y más completo análisis realizado por investigadores del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos).
El trabajo se publica en 'The Lancet Public Health'. Para llegar a estas conclusiones los investigadores realizaron un análisis profundo de los datos de la Carga Global de Enfermedades por región, país, año, edad, sexo y suicidio con armas de fuego desde 1990 hasta 2021.
Según estos datos, en las últimas tres décadas, la tasa de mortalidad global estandarizada por edad por suicidio disminuyó casi un 40%, de aproximadamente 15 muertes por cada 100.000 a 9 muertes por cada 100.000, lo que indica que la intervención y la prevención están funcionando. En el caso de las mujeres, la tasa disminuyó más del 50%, mientras que en el de los hombres disminuyó casi un 34%. A nivel regional, Asia Oriental registró la mayor disminución del 66%, y China informó la mayor disminución en la región.
Si bien el progreso es alentador, no es universal. Cuatro regiones informaron aumentos en la tasa de suicidio 1 para ambos sexos combinados durante el mismo período. América Latina central tuvo el aumento más alto con un 39%, con México a la cabeza de la lista de la región con un aumento del 123% solo para las mujeres. América Latina andina tuvo el segundo aumento más alto del 13%, y Ecuador registró el mayor aumento para ambos sexos combinados en la región.
América Latina tropical fue tercera con un aumento del 9%, y Paraguay estuvo a la cabeza de la lista de la región para ambos sexos combinados. América del Norte de altos ingresos registró un aumento del 7%, con Estados Unidos a la cabeza de la lista de la región con un aumento del 23% solo para las mujeres.
Entre las causas de muerte globales de 2021, el suicidio ocupó el puesto 21 (más alto que el VIH/SIDA) para ambos sexos combinados. A nivel regional, las tasas de mortalidad más altas1 por suicidio se registraron en Europa del Este, el sur de África subsahariana y el centro de África subsahariana. En el caso de los hombres, el suicidio fue la 19.ª causa de muerte a nivel mundial, y Europa del Este registró la tasa de mortalidad más alta. En el caso de las mujeres, el suicidio ocupó el puesto 27.º a nivel mundial, y el sur de Asia tuvo la tasa más alta para ellas.
"Si bien el progreso logrado en la disminución de las tasas de suicidio es alentador, está claro que el suicidio sigue afectando a algunos países y poblaciones más que a otros. Eliminar el estigma del suicidio y las barreras para acceder a los sistemas de apoyo de salud mental siguen siendo medidas fundamentales, en particular entre las personas con trastornos mentales y por abuso de sustancias", reflexiona el autor principal, el doctor Mohsen Naghavi, del IHME.
Estudios anteriores han demostrado que las víctimas de violencia, agresión sexual y traumas infantiles tienen un mayor riesgo de suicidio. Las investigaciones han demostrado de forma sistemática que el acceso a medios letales, como armas y pesticidas, está asociado a tasas más altas de suicidio. La evidencia previa sugiere que la pobreza y la privación social también están asociadas al suicidio.
Las últimas cifras también subrayan una diferencia entre hombres y mujeres a nivel mundial, regional y nacional. Los hombres tenían más del doble de probabilidades de morir por suicidio que las mujeres, pero las mujeres tenían un 49% más de probabilidades de intentarlo. Según los investigadores, cada minuto, cuatro hombres y seis mujeres necesitaban tratamiento hospitalario debido a intentos de suicidio. En general, la tasa de mortalidad por suicidio fue de 12,8 por 100.000 habitantes para los hombres y de 5,4 por 100.000 habitantes para las mujeres.
La incidencia de intentos de suicidio que requirieron atención médica y no resultaron en muerte fue tres veces mayor para las mujeres en comparación con los hombres. Esta diferencia fue mayor en América del Norte, donde los ingresos altos fueron de 1 de cada 30,7 intentos de suicidio con resultado de muerte para las mujeres y de 1 de cada 6,3 intentos de suicidio con resultado de muerte para los hombres.
A nivel mundial, los hombres tenían más de tres veces más probabilidades de morir por suicidio con armas de fuego que las mujeres: el 10% de los suicidios de los hombres fueron con armas de fuego, mientras que el 3% de los suicidios de las mujeres fueron con armas de fuego. Estados Unidos tuvo el mayor número de suicidios relacionados con armas de fuego del mundo: casi 22.000 o el 55% de los suicidios de hombres fueron con armas de fuego, mientras que más de 3.000 o casi el 31% de los suicidios de mujeres fueron con armas de fuego.
"Los hombres tienden a elegir métodos de suicidio más violentos y letales, como las armas de fuego, mientras que las mujeres son más propensas a elegir medios menos letales, como el envenenamiento y la sobredosis, que tienen una mayor tasa de supervivencia", señala Emily Rosenblad, segunda autora del estudio y directora del proyecto en el IHME.
Tanto los hombres como las mujeres en todo el mundo se están suicidando más tarde en la vida. En 1990, la edad media de muerte de los hombres era de 43 años y la de las mujeres de casi 42 años. En 2021, la edad media de muerte había ascendido a 47 años para los hombres y casi 47 para las mujeres. La edad media más alta fue de unos 58 años para los hombres y de 60 años para las mujeres, ambas en Asia Oriental. Por el contrario, la edad media más joven en el momento del suicidio se encontró en Oceanía, donde fue de 36 años para los hombres y de 34 años para las mujeres.
El estudio identifica los patrones y tendencias existentes para desarrollar métodos de prevención del suicidio más eficaces en todo el mundo, lo que puede ayudar a los responsables de las políticas y a los trabajadores de la salud a desarrollar estrategias y enfoques mejor personalizados para lugares y poblaciones específicas. La prevención del suicidio es más eficaz cuando las comunidades trabajan juntas a través de la concienciación, la intervención y los sistemas de apoyo.
